Cuando en Shook Down decidimos preparar este especial Resumen 2012 creímos importante contar con la opinión de un productor, y Cristian Pallejà encabaja de lleno en el espíritu del Especial, en tanto que a su faceta de productor se unía su participación directa en uno de los mejores discos de la temporada, el excelente Un Altre Temps de Fred i Son. Con él cerramos el primer bloque del Resumen, antes de la publicación de las tres entrevistas especiales que aparecerán la próxima semana. Entretantos, nos quedamos con las reflexiones sobre la actualidad musical escritas por CRISTIAN PALLEJÀ para SHOOK DOWN

Creo que en 2012 la música, tanto como músico como melómano, es el perfecto negativo de la estafa mayúscula que estamos viviendo a diario y una vía de escape a la vez que una crónica de la decepcionante realidad que nos rodea

Bustamante y Fred i Son, en su inolvidable concierto en el Faraday // R. Izquierdo

Tengo un amigo que dice que no le gusta la música, sólo algunos “temas” (utilizo esta palabra porque le estoy citando; yo siempre he preferido decir “canciones”). Aunque la frase es una broma, ya que su “algunos temas” se refiere a varios miles. A mí, 2012 me ha servido para darme cuenta una vez más de que cada vez estoy más lejos de esa afirmación. Y es que creo que nunca me había gustado tanto la música como ahora. Así en general y  vivida tanto “desde dentro” como “desde fuera”.

Desde dentro” me quedo con todo lo que he vivido en el estudio y en directo con los grupos con los que he tenido la suerte de trabajar. Poder presenciar las mil maneras diferentes que hay de llegar a la canción y participar en ese proceso, siempre marcado por la ilusión y los nervios. Ver cómo salen discos como Espectros, Contra Los Amores Perdidos, Soft Gems, Primeras Marcas, Rierols, Gabriel y Vencerás… Me quedo también con la salida de Un Altre Temps de Fred i Son y del orgullo casi paterno (y materno) con el que lo escuchamos Xavi, Eli, Xesc y yo. Y me quedo especialmente con el concierto que compartimos en el Faraday con el gran Juli Bustamante.

Aquella fue una de esas raras ocasiones en las que todo lo que puede salir mal sale bien y todo lo que puede salir bien sale mejor. Tener la oportunidad de tocar canciones tan importantes para nosotros como Avions, Cambrers o Cargo de mí junto a Juli mientras anochece frente a la playa de Vilanova es ya algo bastante impagable. Pero verle a nuestro lado tras apenas un ensayo conjunto, cantando las canciones que egoístamente habíamos elegido de toda su discografía y haciendo participar al público con la espontaneidad de un Jonathan Richman mediterráneo fue una experiencia que nos dejó a todo el grupo caminando unos centímetros por encima del suelo durante días.

Desde fuera” todo se reduce a descubrir, redescubrir y volver a abrir los ojos como platos escuchando los discos de siempre. Volviendo a lo que decía al principio, hacía tiempo que la actualidad musical no me parecía tan interesante. Seguramente es una visión poco fiable, ya que tengo tendencia a la epifanía, pero a día de hoy es lo que creo.  Posiblemente el disco que más he escuchado este año sea el Flamingo de Sean Nicholas Savage, que vendría a representar todo lo que le puedo pedir a un disco de pop.  También he pasado por épocas de obsesión con Sun Araw, Shackleton, Bryan Ferry, mi inmersión anual en la música jamaicana (cada cierto tiempo entro en la fase en la que sería capaz de vender todos los discos que no provengan o tengan algo que ver con la isla), Shirley Collins, las 4 canciones del 10” de Granit, Rhythm & Sound, Fleetwood Mac, Drexciya o Fairport Convention.

En cualquier caso, teniendo en cuenta las facilidades que existen actualmente para acceder a casi cualquier disco y muy al contrario de lo que pensaba hace no mucho tiempo, más allá de juicios externos a la pura música (sí, hay gente enriqueciéndose a costa del trabajo de artistas que viven en la miseria; sí, las tiendas de discos se han convertido lamentablemente para muchos casi en  tiendas de antigüedades), la pasión y ansias de alimentarnos de nuevos sonidos pueden llegar a niveles tan altos como nos permitan nuestras ganas de buscar. Así como los estilos y estéticas se van diluyendo en una especie de sueño o pesadilla postmoderna. A mí todo esto me parece apasionante y me hace vivir en un estado de ilusión constante por lo que tenga que venir y por lo que ya ha pasado y aún tengo que conocer.

Creo que en 2012 la música, tanto como músico como melómano, es el perfecto negativo de la estafa mayúscula que estamos viviendo a diario y una vía de escape a la vez que una crónica de la decepcionante realidad que nos rodea.