Esta es la historia de dos hermanas irlandesas afincadas en Londres que tocaban punk hasta que buscaron nuevas texturas en su sonido, se dejaron llevar por la armonía vital del minuto 2:54, donde todo converge, y decidieron trascender. Recientemente editadas por Fat Possum, nos dan motivos para creer con su LP de debut. Pocos avales funcionar mejor que 2:54. Por RUBÉN IZQUIERDO

  • Las hermanas Thurlow forjaron sus directos con The Vulgarians, la formación previa que tuvieron antes de 2:54
  • Con la guitarra siempre protagonista, el nombre proviene de un instante de magia presente en un celebrado tema de los Melvins
  • Editado por Fat Possum, 2:54, el disco, se convierte en la evolución natural de su celebérrimo debut

[youtube id=»VGH7bKlABIc» width=»600″ height=»350″]

Juro que no estaba previsto ni es casualidad, pero éste artículo empezó a escribirse a las 2:54 de ayer, fruto de una noche de insomnio (maldito calor). Y como quiera que hace días, tal vez semanas, que teníamos en el tintero hablar de 2:54, disco homónimo, y de debut, de las hermanas Thurlow la coincidencia invita a ello. Hablemos, pues, de las hermanas Thurlow y su historia de cuento, la de dos hermanas que se reúnen en el garaje de su casa para tocar hasta que Internet les saca del anonimato.

Hannah y Colette Thurlow provienen del punk, una buena base para sortear el hype e iniciar la senda con suficientes alforjas en el zurrón de provisiones. Tocaron juntas en The Vulgarians antes de construirse como 2:54, un proceso de cambio que incluyó la composición de varios temas en su casa de Londres, antes de fichar por Fat Possum Records ya con el proyecto consolidado. Se ha hablado mucho, y quizá convenga volver a recurrir a ello, que el nombre del dueto es deudor de un tema de The Melvins, A history of bad men, algo que de entrada insufla carácter.

Su origen garajero -el respeto a la guitarra es referencial-, la alusión inevitable a los Melvins, sus antecedentes directos en el mundo del punk… todo converge para acabar topándonos ante un buen álbum, elegante en sus formas, con las hermanas irlandesas afincadas en Londres sacando adelante un disco que termina por convertirse en una de las sorpresas más gratas del verano, gracias a temas como Revolving o Easy Undervocer, pinceladas de una grandeza que no siempre implosiona con la misma fuerza, aunque cuando lo hace se revela conmovedor, algo que sucede con la primera escucha de Sugar, una bocanada de aire fresco todavía más envolvente en la oníricamente oscura Scarlet, uno de esos temas que ya de por sí solos justifica un disco de debut.

[youtube id=»1AidvJnT-JE» width=»600″ height=»350″]

Pero volvamos a las 2:54. No las de la manecilla del reloj, sinó las de A history of bad men. Es en ese momento cuando el tema se torna «doomy» y «dreamy«, un momento definido por las hermanas Thurlow como armonioso, suficiente para bautizar así su proyecto, una declaración de principios que brinda por su bagaje musical, anticipando cierto acercamiento al ruido, pilares construidos en torno a influencias como Boris o Bad Brains, formando una amalgama de sonidos que va del shoegaze al grunge, sin olvidar el punk vulgariano del que proceden.

En su música, el peso de la guitarra resulta capital. Una guitarra que han ido puliendo desde sus orígenes, cuando los temas grabados en su habitación empezaron a funcionar gracias a Internet. De ahí a 2:54 pasando por la seminal experiencia de The Vulgarians, donde pulieron su directo y terminaron de afilar esa esencia punk constituida ya como legado a lo que resta por venir.

2:54, el disco, funciona así como una notable carta de presentación, que confirma todo lo intuido en el Scarlet EP con el que se asomaron en 2011, trufando una curva ascendente que no han detenido desde entonces, girando con The Maccabees y tejiendo un disco que se siente cómodo sonando oscuro (Circuitry) y punzante (Ride y su arranque).

[youtube id=»F9blpg5NknU» width=»600″ height=»350″]