Una semana para la salida a la venta de lo nuevo de Anímic. Buena noticia para encarar con ánimo la vuelta a la rutina, una rutina de la que por cierto huyen con un disco trepidante, repleto de varios picos emocionales y con un final para el recuerdo, en el que seguramente es su mejor disco hasta la fecha. Por RUBÉN IZQUIERDO

Dentro de exactamente una semana saldrá a la venta lo nuevo de Anímic. Su lanzamiento está confirmado por BCore para el próximo 9 de Septiembre, aunque desde hace unos días puede disfrutarse en streaming tanto en Bandcamp como en Spotify.

No deja de ser curiosa la imagen, convertida ya en icono, que los miembros de Anímic han utilizado para el art-work de su esperadísimo retorno. El esqueleto de un elefante copa la escena, aunque hay muy poco de crepuscular, al menos en espíritu, en su excelente Hannibal. Y es que esta nueva entrega de los de Collbató supone, tal vez, la entrada en una nueva etapa creativa y artística de la banda, con ligeros cambios en el reparto de instrumentos tras la marcha de Roger Palacín, y un sonido que se sabe espléndido, seguramente el mejor de los desplegados hasta el momento sin que ello desmerezca a su discografía anterior.

Ya hemos comentado en varias ocasiones lo mucho que nos gusta Anímic, así que omitiremos comentar todo lo bueno que fue Hannah, su último trabajo, y esa innata capacidad suya para generar magia, ya sea tanto en su propia música como banda como en las diferentes aventuras musicales en las que se han enfrascado hasta la fecha.

Así que, decíamos, seguramente sea innecesario volver a reincidir en lo obvio: estamos ante uno de los grandes lanzamientos del curso a nivel estatal y quizá convenga simplemente disfrutar de este trabajo, con el que firman su retorno, una vuelta hipnótica desde su art-work, con el que nos ponen en el estado de ánimo preciso para hacer camino. Lo hacemos con un trabajo que se va a los 9 temas, editado de nuevo por BCore y Les Petites Coses -este verano noticia también por su estupendo ciclo de conciertos– y grabado en Collbató, territorio Anímic desde los inicios de su carrera y con grabación y mezclas de Jordi Mora.

Hay en el disco, preestrenado hace unos días en Mondosonoro, hechuras de banda madurada, una suerte de alquimia musical que les redefine como artesanos -las derivaciones surgidas en The others son simplemente magistrales- que les impulsa a un nuevo nivel, estirando aún más el campo de crecimiento de una banda que sigue complicándonos aquello de buscar su techo.

El esqueleto, de frente

El esqueleto, de frente

Entrados en materia, tras la ya conocida Horse’s mane y la citada The others -ambas con protagonismo vocal de Louise Joanne Sansom- Hannibal devuelve el protagonismo vocal a Ferran Palau, manteniéndose el dualismo marca de la casa presente ya en sus anteriores discos, en el que él canta en catalán y ella en inglés. La fórmula mantiene su vigencia, ayudada por los nuevos matices musicales de la propuesta, que alcanzan las dos vías, en una atmósfera más densa -hay ecos de Portishead, con los que compartieron escenario no hace tanto- y oscura que en los discos anteriores.

Rei blanc, el otro tema que teníamos controlado, llega justo antes de Wooden gun, donde asaltan de nuevo esos nuevos matices musicales insinuados en otros tracks del disco, definitivamente más oscuro (para bien) en En el crani i la serp, otro de esos raros momentos en los que logran conjungar cierta atmósfera inquietante con una gran belleza lírica, también sonora, que hace de este su disco más sensorial.

Y es que las sensaciones juegan un rol importante en Hannibal, poniendo de relieve su excelente momento creativo, abarcable también a su sonido como banda… algo que ya insinuaron en aquel inolvidable final de concierto del Primavera Sound 2012, cuando se marcaron una improvisación de aúpa que ya señalamos entonces como el posible advenimiento de algo grande. Y ese algo ya está aquí.

Skeletons, la más diferente a nivel estilístico, marca la recta final de un álbum al que hay que abrazar desde su mismo comienzo. De ahí hasta Shoot’em up, tema conclusivo y oscuro, guinda perfecta para redondear un álbum que acaba arriba, muy arriba, y eso es decir mucho si nos atendemos a las alturas adonde nos habían llevado más.

¿Será esta la obra maestra definitiva de Anímic o estamos tan sólo ante el comienzo de una nueva etapa áun mejor que la anterior? Es probable que todavía sea pronto para saberlo, por ahora nos queda disfrutar de este viaje especial, doloroso a ratos, sentido siempre. Y congraciarnos, claro, por poder vivir este aquí y ahora: quizá en un futuro nos sintamos afortunados de ser coetáneos de algo así. Convivir con la belleza suele serlo.

Hannibal, lo nuevo de Anímic

Hannibal, lo nuevo de Anímic