¿Cómo se presenta a un genio que lleva tres décadas de carrera a sus espaldas, qué ha sido objeto de un sonado documental y que, además, es leyenda viva de la música norteamericana actual? El intento, claro, resulta baldío. Basta con anunciar su nombre para garantizar el interés y para hacer de la cita de mañana en la Sala Bikini uno  de los grandes acontecimientos del mes. Podríamos escribir mucho sobre él y no diríamos más lo que aquí anunciado. Mañana en la Sala Bikini toca un genio. Eso es lo que cuenta. Por RUBÉN IZQUIERDO

  • Daniel Johnston actuará mañana en la Sala Bikini, magnífica ocasión para ver uno de los nombres clave de la cultura pop norteamericana en cualquiera de sus vertientes
  • Esperit! y The Missing Leech abrirán para él en una jornada de marcado carácter underground, una de las grandes citas del presente mes de abril

Icónico sapo de Daniel Johnston

Daniel Johnston es un genio, decíamos, un genio enfermo -hace años fue diagnosticado como maníaco depresivo, y esos picos emocionales han marcado su carrera a lo largo de todos estos años- convertido en figura de culto a golpe de disco, destellos iluminados de goce absoluto con los claroscuros de la esquizofrenia al otro lado de la balanza. Revelado desde entonces como un outsider, su carrera aparece jalonada por éxitos repartidos a lo largo de tres décadas de música doliente, un cuarto de siglo bañado de existencialismo casi épico, desengaños amorosos no correspondidos. Punzamiento y dolor, casi siempre agonía.

Adorado e idolatrado por nombres mayúsculos como Kurt Cobain o Yo La Tengo, dispone su arte en cualquiera de las manifestaciones en las que se representa destellos de esa genialidad que forma parte por derecho propio de la cultura pop made in USA. De Yo La Tengo a Matt Groening, de ellos a Tom Waits y así hasta un carrusel de artistas que se han rendido al efecto Johnston, compuesto de piezas atemporales reveladas como objetos de culto en parte por la manera en la que han sido presentadas.

Tras las precarias -en ocasiones muy precarias- grabaciones que Johnston ha ido realizando para dar forma a su obra discográfica se esconde un artista mayúsculo que hizo de Austin el origen de su (particularísimo) microuniverso para expanderse sin remisión a partir de ahí, cuando su obra se contagió del fenómeno boca oreja y los cassettes que grababa de manera artesanal empezaron a propagarse sin remedio-

A ese fenómeno contribuyó, es de sobras conocido, Kurt Cobain. El líder de Nirvana realizó varias actuaciones con una camiseta en honor a Johston. «Hi. How are you?«, podía leerse, una sola frase para cambiar la vida de Johnston, cuya popularidad subió como la espuma tras la entrada de Cobain en su ilustre club de admiradores.

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Con la fama a cuestas a su pesar, Johnston siguió editando su obra repartiéndola en sellos minoritarios y ajeno a las grandes multinacionales, hasta el estreno de The Devil and Daniel Johnston. Decir que el documental cambió su vida sería quizá caer en el tremendismo, pero aquella obra popularizó su obra, claro está, y nos permitió conocer más de cerca algunos de los recovecos del laberinto emocional que la integra -el documental, según ha comentado él mismo en varias entrevistas, es de su agrado y figura entre su copiosa colección de dvds-. Los miedos y obsesiones de un genio bipolar con dibujos y canciones de marcado corte infantil trufando un fluir creativo que no ha dejado de producir pequeñas genialidades desde entonces.

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La carrera de Johnston ha sido siempre tutelada por su padre, Bill Johnston, que se ha convertido en los años en algo más que su mentor y progenitor. Su padre ha sido de hecho quien ha administrado al genio, le ha dado estabilidad y le ha permitido el poder dedicarse en exclusiva a su obra, a los discos y exposiciones con los que ha alimentado su mito, muy vinculado al fantasma Casper, a quien dedicó una canción y varios dibujos. Metáfora dulce de sus demonios internos, Johnston ha sabido, como aquel, ponerle una sonrisa donde se dislumbra la tormenta. Si el arte puede tener como meta la redención personal y la superación de las adversidades, tienen en Daniel Johnston un ejemplo genial, tocado con el áurea de los pequeños milagros.

En Barcelona, con Esperit! y The Missing Leech
La visita a Barcelona del genio de Austin se verá acompañada por dos propuestas locales de lo más interesante. Esperit! seguirá presentado su particular propuesta musical, editada por Bankrobber a finales del año pasado y que tiene en el estreno de su último videoclip, Ruhednu nerhu, su novedad más reciente. Dirigido por Telma Llos, en el videoclip Esperit! homenaje al cada vez más emergente Montseny con imágenes psicodélicas en formato VHS. Éste no será el último concierto importante que Esperit! abrirá en próximas fechas, y auq ese encargará de hacer lo propio en el de Tortoise. Presente como The Missing Leach en el underground neoyorquino,  el último trabajo de Mau Boada, en el que aparece como hombre-orquesta, se ajusta a la perfección para abrir boca de cara al concierto de Johnson.

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Con Esperit! tocará el rey del antifolk catalán. The Missing Leech es el proyecto más personal de un creador hiperactivo, que acumula más de 200 conciertos en apenas tres años y que completa su trayectoria profesional con una presencia constante a lo largo de varios discos. Principal abanderado del antifolk local, Maurici Ribera puede presumir de haber tocado en el Sidewalk Café, templod el género en el que se abrieron paso en su momento nombres mayúsculos como Jeffrey Lewis. Mañana tendremos una nueva oportunidad de engancharnos a su talento.

Gira de Daniel Johnston, fechas:

  • 18/04/12 La Casa Encendida, Madrid
  • 19/04/12 Sala Bikini, Barcelona
  • 20/04/12 El Loco, Valencia
  • 21/04/12 Laboratorio de las Artes,  Valladolid