La formación madrileña Bien Por Will están presentado estos días su nuevo trabajo, un Círculo Victoria (Autoeditado, 2016) que hace las veces de dsico de debut, tras cinco años de carrera después de estrenarse con Premio de Consolación en 2011. La salida del disco se une a la llegada de Antonio a la batería, lo que sirve para abrir nueva etapa vital en la formación, cristalizada en estas diez canciones de pop/rock de influencias anglosajonas, grabadas en 2015 con Santi García en los estudios Ultramarinos Costa Brava.

La formación lleva ya cinco años trabajando juntos, un camino que les ha servido para “crecer poco a poco”, definiendo “un estilo y componiendo nuevas canciones juntos hasta empezar a concretar grabaciones y conciertos”. El grupo, por cierto, toma su nombre de un capítulo de El Príncipe de Bel Air, en el que Will iba al casino de Las Vegas, “donde literalmente arrasaba”. Años después, aclara el integrante del grupo Javier Torres, “estaba en el Sonorama con un grupo de amigos, y lo convertimos en una especie de grito de guerra. Para entonces la banda estaba en plena fase de cambio así que adoptamos la frase como nombre propio».

Cerrando el círculo

La entrada a la batería ha servido para acabar de perfilar la identidad musical de Bien Por Will. “Teníamos un sonido muy definido, pero Antonio nos aportó algo más, nos dio una energía brutal y pasamos de estar en un momento interno muy flojo a tener planes de grabación y conciertos sin parar, por lo que puede decirse que en este último año nuestra situación ha cambiado de manera potencial».

A la hora de hablar de su sonido, Pedro considera que el grupo busca sobre todo trabajar “las melodías y las letras. Nos gustan las dinámicas y buscar cambios de identidad, lo que nos lleva a tocar pop con energía y rabia”. A ello se le suma la aportación de Santi García en la producción, cuyo trabajo se deja sentir. “Fuimos al estudio con todo bastante cerrado pero es evidente que Santi siempre aporta, y además lo hace con una seguridad y certeza brutal. Aporta a nivel técnico (guitarras, pedales, amplis) como en el enriquecimiento de la canción, y lo hizo sin entrar en temas de composición ni estructura”.

Como curiosidad, Javier nos cuenta que la canción “más desnuda” era “La chica de la tele”. “Le dimos varias vueltas a posibles arreglos, pero terminamos dejándola tal cual estaba: Acústica y voz en una sola toma”.

Escucha el disco aquí: