El pasado mes de Febrero veía la luz el segundo disco de The Birkins, el proyecto liderado por Daniel Machín y Cristina Santana, con Alby Ramírez y Sergio Miró completando el cuarteto. Su pop colorista, unido a los guiños hacia la chanson francesa marca de la casa les ha abierto camino a través de El Genio Equivocado, sello responsable de la edición de dos dos LP’s. Una entrevista de RUBÉN IZQUIERDO

Procedentes de Canarias, y tras un notable primer disco trufado de colaboraciones (Robert Manning, Rami Jaffee, Dayna Kurtz), vuelven al primer plano de la actualidad tras alcanzar una gran repercusión con su experimento poptimista, aventura surgida de una idea original de Chedey Reyes, «en la que se solicitó a cualquiera que quisiera participar que mandara imágenes en exteriores en las que aparecieran pompas de jabón». Con Châteux En Espagne están de vuelta, ocasión perfecta para hablar con ellos acerca de sus próximos proyectos.

Imagen promocional de The Birkins

Imagen promocional de The Birkins

Châteaux es vuestro segundo álbum en El Genio después del debut en 2011. ¿En qué puntos creéis que la banda ha evolucionado más desde que salió el primer LP?
Hemos intentado mejorar en muchos aspectos, y al decir ‘intentar’ lo hacemos de la manera más humilde pensando que aún vamos en camino de conseguirlo. Creo que ahora nuestro sonido es mas potente, quizá le dedicamos más tiempo a buscar el sonido preciso… ¡no tienes más que preguntarle a Alby cuántos cambios ha hecho en sus pedaleras para poder transportar todo lo que necesita! Por otro lado, el directo también ha mejorado, ahora nos sentimos más cómodos y con menos miedos a ciertas inseguridades que teníamos al principio.

En cierto modo este es un álbum de confirmación. ¿Varió el proceso de creación respecto al primero?
Fue muy diferente. Para empezar, nos sentamos a trabajar en estas canciones sabiendo que iban a ser grabadas y que en teoría habría un público al otro lado –mayor o menor- dispuesto a poner la oreja para escucharlas. Eso cambia la dinámica, ya que las canciones del debut nacieron en el local cuando no teníamos otro afán ni otra motivación que el hecho de disfrutar tocando música. Teníamos un plan respecto de hacia dónde queríamos llevar las canciones, y también sabíamos qué huecos podíamos dejar por rellenar para meterles mano cuando llegásemos al estudio, ya que también estábamos familiarizados con el proceso de grabación con Paco Loco.

Lo que sí que parece claro es que el sonido ha madurado. ¿Más allá del proceso creativo en donde creéis que se nota más esa evolución?
Sobre todo hemos madurado como grupo. Antes hacíamos la cosas de forma más individual y ahora funcionamos como una máquina bien engrasada donde cada uno necesita del otro para que marche ese engranaje.

Siempre me ha gustado mucho la alternanza entre Cristina y Daniel. ¿Trabajáis el intercambio vocal también en los ensayos o fijáis ya las pautas en la composición?
Cuando creamos, ocurre de todo. Muchas veces surge por casualidad, otras por la tesitura de voz y otras veces porque sentimos desde el primer momento que una canción es ‘nuestra’. Por ejemplo, nos viene a la mente ‘Toute cette lumière’. A los diez segundos de escuchar la melodía, Cris la hizo suya. E otros casos ocurre al contrario.

Aunque muchos os conocemos desde The Birkins Daniel y Cristina empezasteis ya en 2006. ¿Qué queda de aquel origen?
Aquellos comienzos fueron muy divertidos, nos hacíamos llamar ‘Bela Lugosi’,  sólo tocábamos una guitarra y poco más. De aquello solo queda la complicidad de esa época y las ideas que compartimos, pero lo cierto es que hoy en día el trabajo es a ocho manos.

La grabación de vuestro primer disco llegó en parte gracias al Heineken Greenpeace. Siguiendo con lo anterior, en alguna entrevista habéis declarado ya que habéis cambiado mucho desde entonces. Resulta evidente que la industria también lo ha hecho y que cada vez todo es más complicado. ¿Cómo veis el futuro de la cultura de directos? ¿Está amenazada?
Todo lo que conocemos está amenazado, y claro que nos apena y nos preocupa, aunque uno siempre quiere creer que la música acabará encontrando una vía de supervivencia y de expresión, igual que lo ha ido haciendo a lo largo de los siglos, mucho antes de que se inventase el concepto de industria musical que ahora languidece. El problema es que estamos alumbrando ya a un par de generaciones que no perciben que la música sea algo importante ni influyente en sus vidas, y encima prevalece la idea de que todo aquello que nos gusta y nos es útil tiene que sernos otorgado por la cara. Si la gente está dispuesta a armar la marimorena porque de repente el Whattsapp pase a costar 80 céntimos al año, mal lo tenemos para convencerles de que se compren un disco o de que paguen por ver un concierto.

Vuestra presencia en GPS os ha permitido girar a lo largo de estos últimos meses. El disco salió casi al mismo tiempo que arrancaba la gira. ¿Os condicionó en los primeros conciertos?
No, porque no pretendíamos que la gente que nos vio en todas esas ciudades estuviera familiarizada con nuestro repertorio, ya fuera del primer disco, o del nuevo. Sabíamos que estábamos allí para hacernos valer, batir el cobre en directo, y dejar algo de huella en sitios que, de no haber sido por la iniciativa GPS, nos habrían resultado bastante inaccesibles. Así que nos presentamos con una serie de conciertos en los que, poco a poco, fuimos incorporando los temas nuevos. De hecho, el reto mayor fue el conseguir que el material nuevo, que nos encante, sonase con la misma solidez que las canciones antiguas, que ya están muy rodadas y que casi se podría decir que ya han alcanzado el 100% de su potencial sobre el escenario.

¿Completada esa primera fase de conciertos que perspectivas tenéis para los próximos meses?
La idea es seguir promocionando el disco por todo el territorio: festivales, salas de conciertos, acústicos, etc… incluso hay algún que otro intento por meter la patita fuera de España.

La influencia francófona se mantiene en algunos temas. A nivel musical, ¿qué estáis escuchando ahora mismo?
(Cris): Ahora mismo estoy inmersa en muchas cosas nuevas y en otras que no lo son tanto. Podría dar mil nombres porque cada día llegan muchos grupos con cosas interesante que ofrecer, de hecho no sabría por donde empezar, pero si es por decir un nombre ahora mismo suena en esta casa lo ultimo de Iron & Wine…

(Sergio): Me impongo un ritmo de escuchas tan bestia, que mi respuesta variaría según la semana en la que se me hiciese la pregunta. Siempre tengo una oreja abierta a las producciones que salen de “Casa Paco Loco”, y en ese sentido me ha sorprendido muy gratamente el disco que ha hecho con Delafé y las Flores Azules. Nunca pensé que ese grupo sería capaz de hacer algo tan emocionante e intenso. En cosas más “previsibles” dentro de mis gustos, estoy disfrutando mucho los discos de Matthew E. White, Eels, Ron Sexsmith y Patrick Watson. Y nuestros compañeros de sello Wiggum han grabado un discazo repleto de canciones infecciosas!

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¿Qué tal fue la experiencia del proyecto poptimista?
Los creadores del proyecto de Poptimist fue ‘Machango Estudio’ con Chedey Reyes a la cabeza. El llamamiento fue bastante humilde, es decir, que se desplegaron los medios necesarios pero no de forma masiva, y, aun asi obtuvimos una respuesta impresionante. ¡Hoy en día nos sigue llamando la atención la respuesta que tuvimos!

Aquel fue vuestro segundo videoclip y tuvo bastante repercusión al utilizar imágenes de tantos países. ¿Se puede seguir siendo poptimista?
Ese ‘poptimismo’ mezcla de ilusión, frescura y música no se debe perder; sabemos que hemos madurado en muchos aspectos musicales pero esa parte inocente no la queremos perder.

Hace un par de años grabasteis algún tema con Dayna Kurtz. ¿Qué tal la experiencia?
Un lujo, como puedes imaginar. Ante todo, éramos admiradores de Dayna como artista, y luego tuvimos la suerte de contar con su implicación en el plano artístico y personal. Pero la experiencia de escuchar cómo una de las mejores voces del planeta interpreta una de tus melodías no se puede contar con palabras.

Imaginamos que los inicios en Canarias estarían condicionados por las dificultades a la hora de girar. ¿Os ha condicionado, sobre todo en el inicio -ahora evidentemente ya no tanto-, la ausencia de un circuito en Canarias?
La distancia siempre es un impedimento y más aún cuando esa distancia la marca un océano. Por suerte siguen existiendo programas a los que acogerse para intentar acercar fronteras (en ese sentido, debemos muchísimo a la existencia de CanariasCrea, que durante años ha estado ayudando a los desplazamientos de muchos artistas de las islas). Somos conscientes que con un circuito al lado habríamos estado tocando mucho más de lo que lo hemos hecho, pero intentamos ver el lado positivo y ocuparnos por estar absolutamente preparados para darlo todo en cada ocasión en la que se nos pone encima de un escenario. Y si no hay circuito, nos lo inventamos!