Endless Flowers supone el retorno a la primera línea mediática de Brandon Welchez y Charles Rowell o, lo que es lo mismo, de Crocodiles. Después de disfrutar sus últimas colaboraciones con las Dum Dum Girls -Welchez es el marido de Dee Dee Penny y la sinergia entre ambas bandas, sobre todo en Internet, es una constante- nos llega ahora su regreso, una vuelta lumínica (y luminosa) que hace mutar por momentos su vena más punk a otra cosa. Por ART VANDELAY

  • Tercer disco de estudio para Crocodiles, un trabajo más luminoso que los anteriores, aún manteniendo sus constantes noise
  • El álbum llega después de las colaboraciones entre el ahora grupo (que pasa de dúo a quinteto) y las Dum Dum Girls. Las dos formaciones giraron juntas el año pasado
  • Los dos vídeos que lanzan el disco redundan en el discurso optimista del disco, concentrado sobre todo en sus primeros cortes

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Esa otra cosa estalla, todo luz, en Endless Flowers, el título que da nombre al álbum, cuyo videoclip presentaron ayer y puede verse justo sobre estas líneas. Los cambios se notan sobre todo respecto a su primer álbum, aquel Summer Of Hate presentado en 2009, al que dieron continuidad con el más aperturista Sleep Forever, díptico presentado por Fat Possum con el que debutaron antes de establecer sus primeras colaboraciones con las Dum Dum Girls, cristalizadas en un single navideño de amplio calado y selladas definitivamente con la gira en común que realizaron a finales del año pasado.

Analizar una obra partiendo del estado de ánimo de su principal impulsor no es nuevo. Algunos de los mejores discos de los últimos años fueron alumbrados desde el dolor. El Hospice de The Antlers o el For Emma, Forever Ago de Bon Iver fueron concebidos desde el dolor. Los felizmente reencontrados Bowerbirds afrontaron su último disco como un dulce volver a empezar, Best Coast hizo de su primer LP un canto a la melancolía sixtie, en pleno cambio vital de Bethany Cosentino, instalada ya en California para volcarse en su nuevo proyecto, ya consolidado. De la misma California llegan las notas vitalistas del tercer álbum de Crocodiles, el primero desde que se certificara la unión entre Dee Dee y Welchez.

El nuevo disco no oculta el feliz estado vital de Welchez, que le canta al amor -y a Dee Dee– sin tapujos en No black clouds for Dee Dee, enamoramiento que perdura en Bubblegum trash y que no hace más que confirmar un cambio surgido del alma -lo anímico- para dibujar nuevas hechuras con las que trazar su discurso.

El resultado es un feliz remedo noise, de tono optimista, que alterna un sonido sixtie al que también se acercan las Dum Dum con un noise tampoco muy ajeno al último trabajo de la mujer de Welchez. Quizá lo mejor del disco descansa en su arranque, de la homónima Endless flowers a la citada alusión a Dee Dee.

Crocodiles demuestran en esta vuelta al ruedo que se encuentran en la lanzadera para firmar su consagración, en un disco que no sabemos si trascenderá mucho más que los anteriores, pero que nos permite comprobar que el dúeto -banda en el estudio, algo que se nota respecto a sus trabajos anteriores- va a más y que el potencial, lejos de aminorar, se dispone a crecer, dándonos motivos para la esperanza con el triunvirato de temas iniciales ya comentados.

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La vuelta del otrora dúo, que fue anunciada con un divertido spot, supone, en fin, una vuelta alentadora, la primera lejos de Fat Posum al editarlo con Frenchkiss dividida en diez nuevos temas, introducidos meses antes de su estreno con el single Sunday (Psych conversation #9), otro pasito adelante más en la línea más colorista abrazada por la banda en este último año.

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Desde que se consolidara la relación entre sus respectivos líderes, la carrera de Crocodiles y las Dum Dum han vivido varios puntos de experiencia compartida a lo largo de los últimos años. La más evidente, el single que grabaron juntos en la Navidad de 2010, cuando presentaron Merry Christmas, baby (please don’t die), un tema de corte alegre, convenientemente vestido de guitarras distorsionadas y que nos permitía intuir una buena sintonía también sobre el escenario que nos dejó con ganas de más. Desde entonces, varios conciertos juntos, sobre todo en Estados Unidos, donde giraron con banda y en acústico, y guiños constantes, siendo el más evidente el tercer corte del nuevo álbum de Crocodiles, explícito en su nombre, sentido en su espíritu.

Póster del tour compartido por las dos formaciones // David McDaniel