El festival sin etiquetas llenó una vez más el Fòrum de música con influencias y mensajes llegados de todo el planeta, probando la veracidad del antiguo tópico que dice que la música es el lenguaje universal: En el Cruïlla se cumple. Con dos jornadas llenas de actuaciones enérgicas, y otras de carácter mucho más profundo e intimista, el festival cumplió con las expectativas, ofreciendo momentos explosivos e intensos, y cubriendo con la diversidad y calidad de la oferta alguna decepción. El eslogan, Joy, no division se cumplió a rajatabla. Crónica y fotos de NORMA SOLANO.

  • La organización del festival supo compaginar conciertos festivos con conciertos más introspectivos, manteniendo el equilibrio a lo largo de las dos jornadas que ocupó.
  • Las actuaciones de Iggy & The Stooges, Gogol Bordello, La Pegatina, Sharon Jones o Cypress Hill fueron algunas de las más explosivas y celebradas.
  • También hubo espacio para los descubrimientos: El escenario Ramon Llull funcionó como un magnífico escaparate para bandas locales que tienen mucho que ofrecer, como Joana Serrat o Prats.

El Cruïlla, éxito de participación en el Fòrum // N. Solano

VIERNES 6
El Cruïlla abría sus puertas con puntualidad. Tras los encargados de arrancar el festival, Gustavo Cordera y Prats, Julieta Venegas compartía turno con Los Tiki Phantoms a la hora en la que el Fòrum empezaba a verse más concurrido. Los de Barcelona, del sello BCore, animaron con sus habituales máscaras y su surf rock los primeros momentos de la tarde.

Los Tiki Phantom, en directo // N.S.

Con el sol aún brillando sobre el escenario Cases de la Música, los de Barcelona ofrecieron un concierto animado y festivo, aprovechando las ganas de todos los asistentes de pasar una muy buena jornada, y preparando, más que satisfactoriamente al público para lo que venía a continuación: Iggy & The Stooges.

Con el escenario Estrella Damm lleno y expectante, The Stooges salieron al escenario y en unos segundos ya hacían sonar sus instrumentos de forma potente (no estridente) y a la par precisa. Los de Detroit, capitaneados por Scott Ashenton a la batería y James Williamson a la guitarra, prepararon, cual banda tradicional, la aparición en el escenario de la estrella: Iggy Pop. El mito viviente saltó al escenario, y desató lo que acabó siendo hora y media de punk rock del bueno, aderezado con su espectáculo único. Iggy saludó al público, invitó a unos cuantos a bailar con él en el escenario, lanzó el micrófono al suelo en incontables ocasiones, se arrojó agua por encima, la arrojó al público e incluso se lesionó tras un pequeño accidente al lanzarse (como de costumbre) sobre el público desde el escenario.

Iggy, de los mejores conciertos del viernes // N.S.

Todo ello, sin dejar de cantar, uno tras otro, todos los temas esperados. Mientras, la banda de Detroit, ofrecía una clase magistral de lo que era (y es) un directo explosivo. Las ganas del público se unieron con las ganas que aparentaba tener la banda al completo (El bajista, Mike Watt, un fichaje reciente de la banda, pareció poseído por su bajo durante todo el concierto) que dieron la sensación de disfrutar encima del escenario lo mismo que se disfrutaba desde abajo. Un concierto en mayúsculas, probablemente el mejor del festival, justo cuando éste acababa de empezar.

Tras este huracán llegó otro, pero fue un huracán mucho más emocional que de explosión guitarrera: Nneka. La nigeriana afincada en Alemania, ofreció un recital íntimo y emotivo, con temas como Africa, ante los que el público simplemente callaba y se dejaba seducir por su voz.

Soul, R&B y hip hop se intercalaron en un concierto lleno de fuerza y de belleza, con una Nneka que desprendió emotividad por todos los poros de su piel. El Cruïlla seguía avanzando más que satisfactoriamente.

Este oasis de paz vino seguido por el segundo huracán yanki de la noche, esta vez procedente de Nueva York, pero con sabor a los Balcanes. Gogol Bordello abarrotaron el escenario Estrella Damm, e hicieron enloquecer al público con su gipsy punk acelerado. Todos ellos, liderados por el frontman Eugene Hütz, sudaron, literalmente, la camiseta, y consiguieron que no quedara nadie sin bailar durante su concierto. La fama les precede y es por algo: Son una auténtica bomba en el escenario, consiguiendo transmitir su esencia incluso a los más ajenos a su mundo.

A los ritmos de los violines y los cánticos del este, les siguieron las más pegadizas melodías africanas. Amadou & Mariam, que compartían franja horaria con The Pepper Pots, fueron los encargados de tomar el relevo. El matrimonio de Mali se presentó simpático y alegre, llamando continuamente al público a que siguiera sus ritmos. Acompañados en el escenario por dos bailarinas que animaron con sus coreografías todos los temas del dúo, intercalaron temas de su último álbum, Folila, con temas antiguos, sin olvidar los que les hicieron populares y que todos esperaban, como Dimanche à Bamako. Elegantes y simpáticos, tanto en su presencia como en su música, no decepcionaron.

Amadou & Mariam, de los más emotivos // N. S

Tras ellos, aún quedaba uno de los conciertos de la noche, La Pegatina, que tocaron todos sus éxitos arropados por una gran masa de fans entregados, mientras que la Parov Stelar Band improvisaban una divertida sesión discotequera en directo en el escenario Cases de la Música. Los encargados de cerrar la brillante noche del viernes fueron los franceses Birdy Nam Nam, que en una sesión en directo, demostraron lo que pueden hacer con cuatro vinilos y ocho manos.

SÁBADO 7
La segunda jornada del Cruïlla empezaba con algo de resaca tras la locura de la noche anterior. Y para ello, nada mejor que el elegante folk de Joana Serrat. Su concierto en el escenario Ramon Llull, mientras Las Migas ofrecían el suyo en el Estrella Damm, fue una presentación más de su álbum The Relief Sessions, que va ganando adeptos día tras día.

Joana Serrat abrió la jornada del Sábado // N. Solano

El concierto de la joven de Vic con su banda funcionó como bálsamo para poder lanzarnos a la segunda jornada de Cruïlla BCN con una sensación de feliz serenidad, y, a pesar de que era demasiado pronto para que la carpa del Ramon Llull estuviera llena, los que llegaron al concierto, se quedaron.

Quimi Portet // N. Solano

A continuación, Quimi Portet ofreció también un relajado y simpático concierto en el escenario Cruïlla. Arropado por muchos de sus fans, el catalán bromeó sobre su edad en distintas ocasiones, y demostró que a parte de edad, también tiene experiencia sobre los escenarios, en un concierto que fue sin duda ascendente, terminando con mucha más energía que cuando comenzó, probablemente algo aturdido por el sol que todavía se imponía a las ocho de la tarde.

Era el turno de Jamaica en el Fòrum, y el portavoz era de lujo: Linton Kwesi Johnson, acompañado por una gran banda, desplegó un concierto lleno de ritmo, alma, poesía y espíritu reivindicativo en el escenario Estrella Damm.

Con su porte elegante, ofreció una exhibición de nivel de su género por excelencia, la poesía dub, e hizo que todos se dejaran llevar por los ritmos jamaicanos y aplaudieran sus protestas sociales entre canción y canción. Hubo lugar para la defensa de las minorías étnicas, de los trabajadores y de los derechos humanos en general, en una combinación muy bella de música y poesía de protesta que rebosaba ganas de vivir.

Linton, a su paso por el Festival // Norma Solano

Y tras los ritmos jamaicanos, llegaba uno de los más esperados de la noche, y del festival en general: The Specials. La mítica banda ser reunía para tocar en el Cruïlla pero lo hacía sin su cerebro histórico, Jerry Dammers. El escenario principal del Cruïlla se llenó más que en ningún otro momento para recibir a los de Coventry. Sin duda, una mala jugada para Bigott, ya que el zaragozano ofrecía su concierto a la misma hora. Camisetas de merchandising de The Specials, sombreros y tirantes se convirtieron en el uniforme oficial para el concierto más masivo del festival.

Los veteranos intentaron satisfacer al público y fueron interpretando, uno tras otro, cada uno de sus grandes hits para su público entregado. Sonaron todas: Blank Expression, Monkey Man, Too Much Too Young, A message to you, Rudy…. Pero algo fallaba: el frontman de la banda, Terry Hall, se limitó a cantar, con cierta resignación un tema tras otro, y solo se dirigió al público en dos momentos: En uno para recordar a su amiga y fan Amy Winehouse, y otro para alabar al jugador de fútbol Leo Messi, e incluso llegó a abandonar el escenario en mitad del concierto. No se sabe que ocurría, pero la banda consiguió que Hall volviera a salir, y terminaron el concierto tal y como estaba previsto, aunque fue uno de los pocos del festival que no tuvo bises. Sentimiento algo triste para las expectativas que había con esta banda histórica.

Th Specials se quedaron a medias // Norma Solano

Tras The Specials era el turno de otro de los pesos pesados en el cartel del Cruïlla de este año: M.I.A. Fue la última confirmación para el festival, y era una de las grandes esperadas. El escenario Estrella Damm se llenó de público que esperó pacientemente algo más de 20 minutos a que el concierto diera comienzo, tras unas proyecciones acompañadas por la música que pinchaba una dj en el escenario. Cuando al fin M.I.A apareció, sorpresa: El espectáculo, más que un concierto estaba a medio camino entre un karaoke y una clase de aerobic. A duras penas podía oirse la voz de la británica, que se limitaba a contornearse acompañada por dos bailarines en el escenario. Tras la sorpresa, decepción. El concierto entero siguió esta fórmula, y ni siquiera su hit, Paper Planes sónó con fuerza. Una pena, y más cuando se sabe que M.I.A puede ofrecer grandes conciertos.

El papel de volver a levantar los ánimos lo jugaron Dub Inc, con su fiesta reggae en el Cases de la Música, y Sharon Jones que, acompañanada, como de costumbre, por The Dap Kings ofreció toda una fiesta de soul y ritmo en el escenario Cruïlla. Tal y como había pasado la noche anterior con Gogol Bordello, la cantante de Georgia derrochó voz y bailes y consiguió arrancar algún movimiento a todos los presentes.

Sharon, enel Fòrum // Fotografía de Cruïlla BCN

Tras ella, únicamente quedaba un gran concierto: Era el turno de Cypress Hill y su gangsta rap. Los californianos llenaron el escenario e hicieron disfrutar a todos los que se acercaron al Estrella, especialmente a los más nostálgicos, cuando sonaron los temas de sus orígenes. Ya sólo quedaba cerrar el festival con un broche dorado: 2ManyDjs, trajeados y con corbata, se encargaron de dar punto y final con sus remezclas de grandes hits del indie a este huracán musical.