En cierto modo, Pablo Martínez empezó a tejer Variaciones (Sones, 2014) cuando finalizaba Los Veranos y Los Días, disco licenciado también por el sello barcelonés pero editado en primera instancia por Discos Primo. “Al acabar el disco se me quedó un poco viejo demasiado pronto, como si estuviese pensando ya en cosas nuevas”, nos contó al principio de esta entrevista, realizada en una terraza del Passeig de Sant Joan. De aquella necesidad casi vital surgió un experimento, bautizado como Dotórgano, instrumento de fabricación propia, analizado con mimo en cada entrevista que Pablo ha venido concediendo desde la publicación del disco.

Dotórgano al margen, lo más novedoso aquí es la evolución total de Dotore a nivel artístico, un salto sin red que ha dado como resultado su disco más electrónico, aunque “no me guste la música de baile”, concebido en la soledad del viajero y producido en buena parte en su casa. “Viajo mucho por trabajo, y si algo he aprendido con este disco es que con este tipo de producción puedes trabajar casi en cualquier sitio”, reflexiona sobre el proceso creativo seguido aquí, para el que ha tomado como inspiraciones variadas todo lo disfrutado en el sudeste asiático. “Bali es uno de mis sitios favoritos del mundo, y como por trabajo viajo mucho al sudeste asiático aprovecho para ir siempre que puedo.” De esa admiración ha surgido la canción más aplaudida del disco, Balinesa, por más que él prefiera El filo de los días tranquilos, título que reafirma, si acaso, su notable capacidad para enunciar discos y canciones.

Creo que cuando escuchas por primera vez Variaciones se hace evidente el cambio respecto al resto de tu obra. ¿Cómo surge esta voluntad de cambio?
Cuando terminé el anterior disco ya tenía la sensación de que se me había quedado un poco viejo, en el sentido que ya estaba pensando en cosas nuevas. Estuve durante un año con la guitarra sacando cosillas y me daba cuenta que era una continuación más, algo que en realidad me aportaba poco. Y empecé a pensar.

La evolución de tu trayectoria como autor queda muy clara a partir de este disco, ¿eras consciente durante el proceso?
Esto de hacer música es muy curioso. Te encajona por lo que haces, cuando yo escucho música muy diferente. Como autor siempre tienes ganas de investigar, de probar cosas nuevas… Tenía ganas de hacer cosas con más electrónica que lo que estaba haciendo, meterme más a producción, sin llegar a hacer música de baile, claro.

Imagino que fue un proceso laborioso…
Requería un aprendizaje y no era algo sencillo, pero en paralelo a esa consciencia de estar ante algo complicado tenía ganas de hacer cosas diferentes. Iba cruzando influencias y en ese momento estaba muy flipado con la música clásica y de corales. Me lo imaginaba todo muy épico, hasta que al final se me ocurrió lo del Dotórgano. El nombre se puso como un vacile de colegas y al final se ha quedado así (risas)

Comentas que te atrajo la idea de meterte más en producción. ¿Hubo algún motivo concreto?
Me atraía la perfección de la electrónica, que es algo que por ejemplo si haces discos con instrumentos de directo cuesta más. Tiene su encanto pero personalmente me atraía ese otro punto. Buscaba la perfección de la electrónica sin que sea yo un gran consumidor, y lo orgánico de la voz, a través de un trabajo de grabación propia. El dotórgano trabaja como un sinte pero es totalmente orgánico.

¿Qué conocimientos tenías en materia de música electrónica?
Si te soy sincero ninguno. Tuve un profesor por horas que me resolvía dudas, pero no me daba clases en sí. Era una válvula para poder desbloquearme, así que en cierto modo sí, es un disco autodidacta.

Dotore, ante su mejor trabajo con Variaciones

Dotore, ante su mejor trabajo con Variaciones

Después de Variaciones tengo la sensación de poder realizar cualquier tipo de disco. Me he ganado el poder hacer lo que me dé la gana

¿Tuviste dudas durante el proceso?
No, en el sentido que es lo que me pedía el cuerpo. Pero sí que fue un trabajo muy duro. Supone una ruptura con lo anterior, y eso nunca es fácil. Ahora siento un poco que después de Variaciones podré hacer lo que me dé la gana, porque cuando rompes así con tu pasado es más fácil. Si pego otro cambio ahora, y creo que lo pegaré, no sorprenderá tanto como ahora. De hecho es justo lo que me apetece: ir variando y sorprendiendo. Estoy convencido de que el próximo disco no será una continuación de Variaciones.

¿Qué acogida tuvo en Sones?
Creo que se sorprendieron. Ellos ya licenciaron el anterior y firmamos un contrato, y entonces voy y me presento con esto (risas). Tengo que decir que les encajó totalmente y que me apoyaron al 100%, así que la acogida con ellos fue buena.

La presentación del disco fue particular. No sé si estabas preparando a tu público para el cambio…
Tienes razón en que fue una presentación escalonada, aunque debo decir que se hizo casi por necesidad, porque el proceso se demoró mucho. Al final el disco ha quedado mucho más uniforme de lo que parecía al principio. Piensa que yo iba sacando las entregas a medida que las terminaba (risas). El máster del single salía a medida que los acababa. Cumplimos el plan inicial durante cuatro temas, hasta que al final decidimos esperar a tenerlo todo y seguir.

En cierto modo eso alargó la vida del disco. ¿Qué balance haces?
Hablando con gente del sector me he encontrado con opiniones de todos los gustos. Hay gente que lo ha visto como bueno y gente que ha opinado que creabas expectativas, aunque de todas formas a mí me gustan todos los temas por igual, así que en ese sentido no me daba miedo sacar los singles de entrada. Creo que la acogida ha sido buena y que ha gustado, pero todo esto es muy pequeño, así que hay que relativizarlo. Si tuviésemos que volver a hacerlo no sé cómo lo haríamos, aunque lo bonito fue no saber qué pasaría. Me quedo sobre todo con eso.

Comentabas que hubo un parón. ¿Fue por algo en concreto?
Por una punta de trabajo que tuve, que rompió el ritmo de sacar “singles”. El disco tenía que salir a principios de 2014 y salió en septiembre, fueron meses de mucho trabajo entremedio a nivel personal. Al final el máster lo entrego en Semana Santa y ya decidimos parar hasta septiembre, porque sacarlo en temporada de festivales no tenía sentido.

Hablabas del trabajo. Me da la sensación de que es un disco influenciado por los viajes que haces a nivel laboral. Ni que sea Balinesa.
Los viajes han sido siempre algo clave en la música que hago, creo que de siempre. No es tanto el hablar de una ciudad o de algo estético. Cuando estoy aquí tienes una vida más social, pero cuando viajas tienes un punto de introspección que en mi caso me viene muy bien para crear. Pasas ratos a solas y te salen más las letras. Una de las razones para hacer producción electrónica era esa, la de poder hacer música en cualquier sitio y ganar autonomía.

Es curioso porque en la portada mantienes la idea del círculo.
Viene a representar la tierra, por todo el tema del viaje. En el primero había de hecho un avión (risas). Al final es un poco el símbolo de la relación de las canciones con el viaje. En este disco también era importante el aspecto cromático. En algunas le he dejado hacer, y en otras le sugería yo el color que veía más adecuado a la canción. Balinesa, por ejemplo, tenía que ser verde sí o sí. He estado varias veces allí por trabajo y es un país que me gusta mucho.

Aunque sé que Balinesa ha tenido muy buena acogida El filo de los días tranquilos es mi favorita del disco

¿Es la canción que define el disco?
No creo que lo sea. De hecho al principio me daba un poco de rabia que fuese la que trascendiera más. Es algo que ves cuando enseñas el disco: tanto para la gente que entiende mucho de música como para la que no. No es mi preferida ni creo que sea la mejor, pero parece que ha sido la más directa, y a la gente le entra. Le entra desde a mi madre, que de música sabe poco, a gente que está muy metida en el sector.

¿Crees que ha ahogado a las otras?
En cierto modo, puede que sí. Para mí la más importante tenía que haber sido El filo de los días tranquilos. Era la que más se acercaba a la idea que tenía en principio de lo que debía ser el disco. Deprisa también ha gustado mucho, sobre todo la parte final. En el anterior disco utilizaba mucho el falsete, ahora con el dotórgano no ha hecho falta, pero hay un momento en la canción que parece que asoma (risas)

Antes comentabas que al ser un disco más electrónico habías ganado libertad. ¿En qué diferencias el proceso de grabación respecto a tus otros trabajos?
Lo bueno de hacer música relacionada con la electrónica es que lo haces en tu casa, y apenas pasas por el estudio. Me podía grabar en cualquier sitio, y eso es algo que le ha ido bien al disco, te da mucha más libertad. Pasas al final por una mezcla profesional, pero la grabación la he hecho casi entera en casa. El proceso es muy electrónico, aunque lo pasamos después por uno mucho más analógico, lo que le dio mucha vida al no quedar tan de ordenador.

¿Y con qué te quedas de esta nueva manera de grabar para ti?
Me quedo sobre todo con la sencillez, aunque echo de menos otras cosas. Lo bueno del estudio es la presión que te metes: “Tienes x días para trabajarlo” y de ahí te sale el disco. Cuando lo haces todo en casa puedes llegar al infinito, lo que quizá hace que le des demasiadas vueltas y que sea un poco insano (risas). Nunca lo das por terminado, que tiene su parte buena y su parte mala. Aquí hay un “yo más no puedo hacer” que no deja de ser divertido, y que en cierto modo es muy diferente a lo anterior. El proceso es más sano directamente en el estudio, eso sí (risas)

A nivel de público, ¿has notado ganar o perder alguna franja concreta?
Supongo que sí variará, que es algo inevitable. Hemos ganado y perdido público, aunque me ha hecho ilusión ver que hemos mantenido un grueso, que se mantiene más o menos fiel. Los que ya defendían los anteriores discos se han mantenido, y eso es algo que he valorado porque en cierto modo quiere decir que se mantiene un mismo mundo. Hay un poco las tres vertientes.

Ya casi acabamos. Me comentabas al principio que escuchas música clásica. ¿De cuándo te viene la afición?
Es una afición tardía. El verdadero cambio ha sido en los últimos cuatro o cinco años, que es cuando me ha dado por escucharla más. Es curioso porque últimamente escucho o hip hop o clásica, casi paso de un extremo al otro. Escucho poco pop, poco folk… .En los últimos siete años he escuchado muy poco pop, que es algo que a la gente que seguía los otros discos le sorprendía.

Lo del hip hop es algo que, escuchando tus primeros discos, seguramente le sorprenderá a mucha gente.
Me gusta mucho, sobre todo por la producción, aún respetando mucho las letras. Marca mucho si es cantado, porque yo no rapeo, ni sé hacerlo. Los beats que hay en el disco, si te fijas, son beats de hip hop, así que algo de sonido hay. La parte más electrónica me viene más del hip hop que de la electrónica pura en sí. Música de baile, de hecho, no escucho.

Última pregunta. Supongo que te dará rabia que te pregunten ya por lo siguiente, cuando este disco te ha costado tanto esfuerzo. ¿Tienes alguna idea en mente?
Aún no sé qué será lo siguiente. Tengo claro que no será lo mismo. Lo que sí he decidido es que si vuelvo a realizar un disco en la línea de los primeros trabajos lo haré con productor externo. Donde más disfruto es en la primera parte del proceso creativo. En la segunda en cambio me cuesta disfrutar igual, así que creo que sería importante hacerlo así.

Dotore actúa este jueves junto a Combray en La [2] de Apolo.

Cartel del concierto de Dotore + Combray de este jueves

Cartel del concierto de Dotore + Combray de este jueves