La juez Marina Sirova ha declarado culpable a las Pussy Riot, condenándolas a dos años de prisión, si bien los abogados de las tres detenidas ya han confirmado que recurrirán la sentencia. La misma afirma que actuaron de «forma ilegal, con el fin de violar de manera ofensiva la paz pública«. La fiscalía pedía tres años.

Apoyadas por Amnistía Internacional, que ayer entregó una petición con más de 10.000 firmas en apoyo a las tres detenidas, las Pussy Riot conocieron finalmente la sentencia a uno de los casos más mediáticos de los últimos años. El colectivo Free Pussy Riot ha convocado una protesta local en varias ciudades de todo el mundo. Por RUBÉN IZQUIERDO

  • Marina Sirova ha leído el veredicto a las 15:00 horas (hora local). Las tres integrantes de Pussy Riot han sido condenadas a dos años de prisión
  • Las tres detenidas se declararon inocentes del delito de vandalismo, aunque pidieron perdón por el «error moral» de su protesta
  • Free Pussy Riot ha convocado diferentes actos de protesta a nivel mundial, en el llamado Pussy Riot Global Day

Imagen de las tres detenidas, durante el juicio al que han sido sometidas

«Si hubiésemos cantado Santa Madre, protege a Putin, no estaríamos aquí«. Yekaterina Samutsévich, de 29 años, resumía así el sentir de las Pussy Riot durante el juicio al que han sido sometidas por su acción de protesta contra Vladimir Putin en una iglesia ortodoxa.

A estas alturas el caso es mundialmente conocido. Las tres integrantes de la formación punk fueron detenidas el pasado mes de marzo por llevar a cabo protestas contra Vladimir Putin en una Iglesia Ortodoxa. Los hechos se remontan al pasado 21 de Febrero, cuando cinco jóvenes encapuchadas entraron en la catedral de Cristo Salvador, precipitándose hasta el púlpito, desde donde improvisaron una oración punk, culminada con la petición que terminó por generar el caso Pussy Riot: «Santa Madre de Dios, echa a Putin«. Los fiscales las acusa de actuar de manera «vulgar» en un lugar sagrado, además de cantar un tema, Holy shit, «insultante y sacrílego» para los ortodoxos.

Maria Alyokhina y Nadezhda Tolokonnikova fueron las primeras en ser detenidas por las autoridades rusas. Ambas negaron pertenecer al colectivo de inicio, llevando a cabo una huelga de hambre con la que protestaron contra su detención y contra el hecho de ser apartadas de sus hijos hasta el inicio del juicio en abril. Trece días después era detenida Ekaterina Samoutsevitch, interrogada en primer lugar como testigo y finalmente encausada.

El caso ha terminado hoy, cuando la juez del Tribunal del distrito Jamóvniki, Marina Sirova, ha leído el veredicto del juicio, poniendo así  fin al caso judicial del año en Rusia, generador de un debate sin precedentes en dicho país, con la élite cultural -también la religiosa- dividida a la hora de dictaminar la suerte de las tres componentes de la ya mundialmente conocida banda punk/colectivo reivindicativo.  Organizaciones de derechos humanos, por su parte, consideran que bastaría con una falta administrativa, petición que coincide con la de buena parte del mundo de la Cultura fuera de las fronteras rusas, algo que finalmente no se ha producido.

Mientras se resuelve la suerte de Ekaterina SamoutsevitchNadezhda Tolokonnikova y Maria Alyokhina, las muestras de apoyo para estas activistas se han sucedido como un tsunami a lo largo de las últimas semanas, convirtiéndose el No Pasarán de la fotogénica Tolokonnikova en un símbolo de su lucha, una lucha que cuenta con el apoyo de Amnistía Internacional, que ha recogido hasta 10.000 firmas pidiendo su liberación.

Imagen de la campaña llevada a cabo por Amnistía Internacional

Si fuera de las fronteras rusas el apoyo es unánime –Madonna, los Red Hot o Sting  han apoyado publicamente a las tres detenidas- dentro del país la división se palpa de manera notoria. Predominan en los sectores oficiales las críticas hacia las Pussy Riot, con excepciones en los sectores más liberales, partidarios de un castigo leve centrado en servicios a la Comunidad.

Una hora antes de que se resuelva oficialmente el caso, decenas de ciudades de todo el mundo llevarán a cabo una acción global de apoyo para con las Pussy Riot, en forma de concentraciones previas a  la lectura de la sentencia. En el caso de Barcelona las protestas se llevarán a cabo a las 13:00 horas delante de la Sagrada Familia, donde se ha convocado una acción de protesta. Colectivos como Riot Girrrls llevan semanas  canalizando algunas de sus protestas, compiladas por Free Pussy Riot en la red a través de Twitter y Facebook.

Protesta en Barcelona en favor de Pussy Riot // R. Izquierdo

En Rusia la última protesta se llevó a cabo el pasado miércoles, cuando 18 personas -número total de personas que integran el colectivo Pussy Riot, las otras 13 permanecen en el anonimato- vestidas con pasamontañas de colores se plantaron en los escalones de entrada a la principal catedral ortodoxa de Rusia, formando un mensaje con letras de papel en el que se podía leer «Bienaventurados los misericordiosos«. La Iglesia Ortodoxa solicitó formalmente la cancelación de otras muestras de apoyo, como la marcha en defensa de las jóvenes prohibida en Omsk, Siberia, programada para esta misma semana.

Tolokonnikova con su No Pasarán, convertido en uno de los símbolos de su lucha

La versión del grupo, clara
Las tres integrantes del grupo juzgadas estos días hablaron a través de un comunicado leído por los abogados del grupo el pasado 30 de Julio. En él, Nadezha Tolokonnikova pidió perdón por el «error moral» de la protesta, si bien se declararon «inocentes» de los cargos de vandalismo de los que se les acusa. «Nunca dijimos nada para insultar a los creyentes, a la Iglesia o a Dios«, firmaba Tolokonnikova, que remarcó el carácter «irónico de la protesta«, presentada como sabe en forma de «oración punk«.

Desde el grupo se asegura que la banda desconocía «las normas de la Iglesia«, principal motivo por el que llevaron a cabo la actuación en el altar de la Catedral de Cristo Salvador. En este sentido, la banda se declaró culpable de un delito administrativo, pero no de vandalismo, delito penal por el que podrían ser condenadas hasta a siete años de prisión.

Pussy Riot: Feminismo comprometido

Nos une la imprudencia, las letras con carga política, la importancia del discurso feminista y una imagen femenina no convencional

Pussy Riot es un colectivo ruso de punk feminista, que ha llevado a cabo a lo largo de los últimos tiempos diferentes performances de marcado tinte reivindicativo. El modus operandi de las Pussy Riot acostumbra a desarrollarse en función de una base. Sus performances se llevan a cabo con vestidos llamativos y coloristas, cubren sus caras con pasamontañas y protegen su identidad con pseudónimos -uno de los objetivos del colectivo fue siempre el de huir de personalismos y centrarse en el simbolismo y la protesta pura de sus acciones-.

Antes del caso el colectivo estaba integrado por 10 intérpretes y 15 personas más que se ocupaban de aspectos técnicos para los diferentes vídeos que suben a Internet. Bikini y Riot GrrrlRiot Grrrl Berlin se muestra volcada en sus protestas contra la celebración del juicio– aparecen como principales influencias del colectivo.

Las tres protagonistas del caso

  • Maria Alyokhina. Estudiante de Periodismo en Moscú de 24 años. Activista y voluntaria de Greenpeace Rusia. Madre de un hijo, ha sido la más activa durante el Juicio, cuestionando la naturaleza de los cargos. En los últimos días ha hecho saber que «no temo al hecho de que un veredicto fraudulento mal disimulado pueda privarme de libertad».
  • Nadezha Tolokonnikova. Estudiante de Filosofía de 22 años. Dispone de un amplio historial de activismo político. Madre de una niña de 4 años, ha colaborado con el grupo artístico Voina. Fue detenida junto a Alyokhina el pasado mes de marzo.
  • Ekaterina Samutsevich. Programadora de 30 años, titulada en Fotografía y Multimedia vinculada a varios colectivos LGTB, fue detenida después de ser interrogada en primera instancia como testigo.