Japanese Breakfast es el proyecto musical y personal de Michelle Zauner, vista previamente en bandas como Little Big League, donde se dio a conocer en la escena local antes de ponerse al frente de su propia aventura, un proyecto de talante muy personal que destila en el disco que ha editado este año, Psychopomp. Michelle nos atendió en fechas recientes en una pausa de su gira europea, gira que no hemos tenido la suerte de disfrutar en directo, lo que nos ha dejado sin disfrutar de algunas de nuestras canciones favoritas de la temporada como la excelente ‘Everybody wants to love you’.

Texto: R. IZQUIERDO, a partir de una entrevista de CARLOS TORRES | Fotografía de portada: JULIAN MASTER

Más allá de los aspectos personales que han marcado la concepción de Psychopomp, el devenir personal y emocional de Zauner ha marcado tanto la creación de Japanese Breakfast como el parón hasta ahora indefinido de Little Big League. “Cuando mi madre enfermó me mudé a Oregon para estar con ella, lo que dejó a la banda en suspenso. Durante la pausa mis antiguos compañeros se metieron en otros proyectos e historias, y yome sentí como que tenía que sacar algo por mi cuenta, seguir haciendo cosas”. Reubicada en Oregon, Zeuner vio “el momento”, una vez tuvo clara “la dirección a seguir y el lugar donde quería estar”. Aclarada esa situación, su objetivo pasó a ser poner en práctica “mis propios arreglos y gustos” también a nivel de producción, perfilando lo que acabaría por ser su primer disco en solitario como Japanese Breakfast.

El cambio de pasar a formar parte de una banda a asumir todos los palos que derivan de un proyecto musical no se limitan a la producción, algo que Zeuner ha ido asumiendo según se sucedían las entrevistas promocionales de su celebrada carta de presentación en solitario. “La promoción también cambia, con respecto a Little Big League también. Pasar a ser la única cara visible del proyecto, y acabas contestando todas las preguntas sobre letras, arreglos y canciones que has publicado en exclusiva sin ningún tipo de compañero de banda, aunque de todas formas creo que es más fácil asumir en solitario”, y alcanza también al hecho de girar.

La gira de presentación europea ha sido de hecho un éxito, permitiéndole compartir fechas con Ezra Furman o visitar países como Alemania, Dinamarca o Suecia. Para Zeuner, en las giras lo importante es sobre todo “divertirte todo lo que puedas, intentar conseguir las mejores experiencias y sensaciones con las canciones”, algo que de hecho le ayuda a reinterpretarlas. “Después de tocarlas durante tanto tiempo siempre intentas hacerlo cada vez mejor, más profesional y más entretenidas”. Algo que revela como “excitante”, sobre todo una vez vista la capacidad de mejora que ha impulsado el proyecto de un tiempo a esta parte.

Hacer el disco fue salir poco a poco del shock en el que me dejó la muerte de mi madre, y volver a la vida real. Intenté mantener una conversación conmigo misma, sobre todo lo que estaba pasando, sobre cómo me sentía, y traté de entender todas las sensaciones que la muerte de mi madre me dejó

japanese-breakfastLA MÚSICA COMO TERAPIA. Algo que sorprende y conmueve a partes iguales cuando lees las entrevistas promocionales que Zeuner ha concedido hasta el momento es el vínculo emocional que el disco hila con la enfermedad que se llevó a su madre. Muchas de las canciones están centradas en ellas, y hablan sobre la enfermedad, el dolor y la espiritualidad, algo así como la música como terapia. “Cuando mi madre falleció me sorprendió encontrarme a mí misma como alguien callada, cuando en realidad no soy así. Estaba en estado de shock, sentía mucha tristeza y odio por dentro, aunque esos sentimientos llegaron un poco después. Hacer el disco fue salir poco a poco del shock, y volver a la vida real. Intenté mantener una conversación conmigo misma, sobre todo lo que estaba pasando, sobre cómo me sentía, y traté de entender todas las sensaciones que la muerte de mi madre me dejo. Hacer este disco fue muy terapeútico, me ha ayudado mucho”.

A eso le ayudó igualmente el hecho de haberlo trabajado en casa. “Grabar en casa fue muy cómodo. El disco lo grabamos en el estudio-casa que tenemos en Eugene, Oregon, con mi marido de ingeniero y con uno de mis mejores amigos tocando la guitarra en un par de temas”. Posteriormente “mezclamos el álbum en el apartamento de unos amigos en Brooklyn, así que todo ha sido muy cercano y confortable. No ha habido ni cadena de favores que se debían ni expectativas sobre cómo quedaría”, lo que ha ayudado a marcar el tono cercano mismo de la producción.

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Volviendo al impacto emocional del álbum, el recorrido vital que da forma al disco, que arrancó a los 19 y completó a los 25, le ha servido a su vez para variar su percepción de la vida. “Venir de un momento tan trágico te ayuda a entender un poco mejor las cosas. El disco de hecho lo acabé de componer con 25 y ahora tengo 27, así que me siento muy diferente al momento de cuando compuse la mayoría de canciones del disco. Revisitarlas es en ese sentido interesante, como lo es revisitar las emociones que me llevaron a componer muchas de estas canciones y verlas ahora desde otra perspectiva”, algo a lo que ayuda el paso del tiempo. “Cuando te haces mayor te haces un poco más calmada, mientras que cuando eres más joven eres más salvaje. Es interesante pensar en esos momentos de salvajismo desde un punto de vista más relajado y contemplativo”, completa. Algo así se percibe por ejemplo en ‘Woman that loves you’, tema centrado en parte en el final de una relación tóxica, exorcizada aquí para apuntar su rol de autora emocional. “No conecto con la música que no tenga un componente emocional. Para mí, la música va más en el sentido de la emoción que tengas sobre ese personaje o esa relación”, puntualiza.

El tema que aquí nos ocupa entronca en parte con otra de nuestras canciones favoritas del curso. Sadie Dupuis, de Speedy Ortiz, presentaba en fechas recientes su tema ‘Say yes’, una reflexión sobre el consentimiento, que ella misma nos explicó en una entrevista que le concedió a nuestra colega Shaina Machlus. Zeiner y Dupuis se alinean en parte en esa lucha por la igualdad y la visibilización de las cuestiones de género, una batalla ya iniciada, sobre la que se van obteniendo triunfos. “Es importante y necesario que hayan más voces, y creo que es muy emocionante que cada vez más esté más presente la igualdad y la lucha de género y del colectivo LGTB en la música, por lo que me gusta pensar que entre todos estamos creando un espacio óptimo para que eso ocurra”. En ese sentido, Zeuner apunta que “en este momento social podamos expresar abiertamente nuestras ideas de igualdad después de tantos años de silencio en la música es muy positivo: cada vez hay más voces saliendo, y más que estarán por venir”.

CRECIENDO EN CASA. Más allá del trasiego emocional de estos últimos años, la localización de Eugene ha sido igualmente importante en el desarrollo personal de nuestra protagonista. “Crecí escuchando artistas y bandas típicos de la zona, como Elliot Smith, Built to Spill o Modest Mouse, y a artistas de la zona de Olympia y así. Es música muy emocional, de evasión, de huir y escapar de la zona, un tipo de música muy característica cuando eres adolescente”, algo que puede acentuarse en un pueblo pequeño como Eugene. “Es un pueblecito pequeño, universitario, próximo a la Universidad de Oregon, lo que hace que haya un montón de gente joven, y la escena musical está bastante activa”. Eso nos lleva a preguntarle por sus primeros conciertos como público. “Creo que mi primer concierto fue Raffi, un hombre que hacía música para niños”, concede entre risas antes de tirar de memoria. “Juraría que el primero que me impactó fue uno de Built To Spill, que me hizo flipar mucho. Recuerdo que lo que más me marcó aquel día fue ver que en el grupo telonero la solista era una chica, lo que me hizo ver la posibilidad real de una mujer tocando la guitarra, cantando y liderando una banda, sin que hubiese ningún tipo de rollo marketiano detrás. Fue algo que me gustó y me marcó mucho en ese momento, cómo también me marcó ver a Joanna Newsom en Eugene teloneando a Bill Callahan. Ver a Joanna me demostró las posibilidades que podía tener yo misma, me ayudó a crecer y a confiar en mí misma”.