Tras un 2011 movido en el que fueron presentando sus primeros temas al mercado anglosajón, el pasado mes de febrero desembarcan en el Reino Unido para presentar Virginity, una bocanada de aire fresco producida por Dev Hynes, de Blood Orange, saludada como uno de los debuts más originales de la temporada por aquellos lares. Por RUBÉN IZQUIERDO

  • Rescatamos el explosivo debut de los australianos, presentado con honores a principios de año en el mercado anglosajón
  • Enérgica reivindicación del punk, el rock surfero de Bleeding Knees Club se apoya en temas breves e intensos, oleadas de aire fresco del todo adictivas
  • Los videoclips del dúo recogen la esencia de su música, entretenimiento sin más pretensiones que las del disfrute de su música

El pasado mes de febrero se presentaban en sociedad con disco de debut bajo el brazo, postulándose como uno de nuestros LP’s de debut favoritos de la temporada, con el permiso de joyas como las de Friends o The Lovely Bad Things, dos bandas de las que hemos hablando profusamente por aquí y que conforman, junto a la aquí comentada, la nueva ola en la que nos apetecería surfear. Con base en Australia y muy buena crítica en en el Reino Unido, el dúo australiano llega para quedarse con un debut adictivo, invitando al bucle permanente.

El dueto, formado por Alex Wall y Jordan Malane, estuvo de hecho presentando el pasado mes de febrero buena parte de los temas que integran Virginity en una pequeña gira británica que les llevó por diferentes locales de Londres, ciudad a la que viajaron para presentar en sociedad Nothing To Do (Iamsound, Columbia Records).

Disco fresco y luminoso, divertidamente punk, surfero cuando quiere y entregado a sonidos más añejos cuando conviene, Have Fun termina por ser un LP que se disfruta sin complejos gracias a sus canciones pegadizas, resueltas en su mayoría en un tiempo cercano a los dos minutos, que tiene en Teenage girls -toda nueva banda necesita un hit, y Teenage girls cumple con el cometido- y en Lipstick sus temas de referencia.

El prestigioso The Guardian reseño su ópera prima al poco de aparecer al mercado, destacando la sangre fresca de su música, el sonido garage que impregnaba su carta de presentación, la fortaleza de un disco potente, erigido bajo la base de los grandes iconos del punk. NME fue un poco más allá y les situó entre las mejores 50 nuevas bandas de 2011, aquellas encargadas de asumir el relevo.

Y todo ello con apenas un disco, un puñado de vitamínicas canciones con las que han dado un golpe sobre la mesa, presentándose al mundo sin reservas. La fuerza de Bleeding Knees Club, en suma, amenaza con arrasar. Y no parece una amenaza baldía.

Su sonido se mueve entre el punk más clásico -hay mucho de The Ramones en su esencia- y el surf rock, una suerte de Mujeres versión Australia, y ya desde el lanzamiento de sus singles de debut, Have fun y Bad guys, prometieron dar guerra. En el caso del primero de ellos dejaron vídeo de presentación, que ahora repescamos con honores.

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Podría apuntarse que parte de la esencia del grupo está ya ahí. Su sentido fresco, una vitalidad que quema,  oda a la juventud como bandera para acabar configurando temas breves y raudos, todo energía para un tema cuyo videoclip estuvo dirigido por Kai Neville,  las bases sentando las bases para el LP, con el que han terminado de ganarse el favor de la crítica en el mercado anglosajón, partiendo de su Australia natal.

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Have fun al margen, es Teenage Girls el hit, guitarras limpias sobre las que articular el mensaje, que cumple las funciones de himno, un tema de nuevo por debajo de los dos minutos, con estrofas eléctricas y ritmo acelerado, perfecto corte de obertura para un álbum que apenas goza de tiempos muertos y que, de tenerlos, estos omiten la senda de Teenage, concebido en permanente estado de aceleración.

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El tercer tema para el que han concebido clip, Nothing to do, reincide en lo dicho, mostrando a los dos protagonistas en un desquiciado videojuego (de estética deliberadamente retro, quizá demasiado) en las que los pilares sobre los que edifican su obra  mantienen lo apuntado.

Como curiosidad, apuntar que el dueto estuvo en fechas recientes en el programa de radio Like a Version, donde llevó a cabo una deliciosa versión de Oblivion, de Grimes, que rescatamos a continuación.

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Volviendo al disco, y fuera de los hits con vídeo, brillan Beach slut -ese inicio pausado te toma por sorpresa, antes de arrastrarte al huracán- y Lipstick, puede que la más alejada a lo planteado en los demás cortes del LP, con el dueto australiano buceando en poses más clásicas -coro sixtie incluido- que apunta un catálogo más amplio que el de mera formación punk y nos hace soñar con cotas mayores. Por ahora, nos queda el goce de las novedades saludables, una pequeña brisa fresca, divertida, desafiando el hastío del verano.