Masha y Nadezha, libres al fin

Masha y Nadezha, libres al fin

Libres al fin, aunque no del modo deseado. Ni Masha ni Nadia (María Aliójina y Nadezhda Tolokónnikova) se mostraron satisfechas con una amnistía que no dudaron en tildar de farsa, acusando de paso al gobierno de Putin de llevar a cabo una evidente campaña de lavado de imagen, que poco o nada hará por normalizar las cosas en su país.

Ya avisaba María Aliójina nada más salir de prisión que la lucha no acababa aquí, y que lo ideales que le llevaron a formar parte de Pussy Riot siguen vigentes, como vigentes siguen los temas a reivindicar.  Pocos minutos después de las nueve de la mañana, hora local, apuntó de hecho que su intención había sido la de rechazar la amnistía general decretada por el presidente Vladimir Putin, aunque no encontró ningún recoveco legal para lograrlo, tal y como era su intención.

Maria, ayer, al abandonar la prisión

Maria, ayer, al abandonar la prisión

Las dos miembros del colectivo Pussy Riot estaban a tres meses de cumplir su pena íntegra, y ambas coincidieron en apuntar que la amnistía aprobada desde la Duma no respondía a fines humanitarios, considerándola poco más que una campaña de lavado de imagen con claros fines políticos, algo que fue subrayado con eénfasispor Nadezha nada más salir de prisión. La integrante más celebre del colectivo hizo un sentido llamamiento contra los Juegos Olímpicos de Sochi, que se celebrarán el próximo mes de Febrero. Tolokónnikova  pidió a Europa que no se venda por «gas o petróleo«, demostrando que los casi 20 meses transcurridos en prisión no han hecho variar un ápice su posicionamiento sobre algunas cuestiones relativas a la administración Putin, claves para ella de cara a la normalización democrática del país.

La lucha por los derechos humanos se adivina importante pues en el devenir vital de las dos integrantes de Pussy Riot. María se dirigió de hecho al poco de abandonar la cárcel a la oficina del Comité Contra Las Torturas, donde llevó a cabo un encuentro con diferentes activistas. Al poco de salir confirmó a la prensa que piensa consagrar su trabajo a la defensa de esos derechos, algo en lo que espera contar con la colaboración de la otra gran protagonista de la jornada.

María fue la primera en considerar el acto como una «profanación«, mostrando su claro rechazo a una amnistía en lo que cree y a la que no considera e como tal. Ello lo ejemplificó señalando que los condenados por el caso Bolótnaya siguen en prisión. Además de mostrar ese total rechazo a la amnistía, la integrante del colectivo ruso apuntó que, de ahora en adelante, va a centrar su apoyo en los movimientos consagrados a resolver los problemas generados en instituciones como los campos de prisión, las cárceles o los hospitales psiquiátricos, según se pudo saber al poco de que abandonase el campo de Nizhni Nóvgorod, donde cumplía condena. Su experiencia vital y sus ideales políticos y sociales quedarán puestos al servicio de una lucha que se se adivina tan larga como necesaria

Nadia, en una teleconferencia desde la cárcel // Archivo Free Pussy Riot

Nadia, en una teleconferencia desde la cárcel // Archivo Free Pussy Riot

Muy lejos de allí, en la región siberaniana de Krasnoyarks, comparecía poco después su compañera. La joven, de 24 años, convertida ya prácticamente en un símbolo contra el Gobierno Putin, manifestó a los medios que su liberación es una responsabilidad hacia los presos, dejando claro que va a hacer lo posible por ayudarles, al estar vinculada con «lazos de sangre» al sistema penitenciario.

Nadezha apuntó que esto no se acaba aquí y envió un aviso a navengantes. «Cómo puede intimidarse a alguien como yo, ¿que ya he pasado dos años en prisión?«, se preguntó casi retóricamente, antes de hacer el citado llamamiento al boicot para los Juegos de Sochi, cuya proximidad se antoja clave para el lavado de imagen pretendido por Putin con esta amnistía, de la que se han beneficiado cerca de 12.000 personas, entre las que se encuentran ellas mismas, además de los 30 ecologistas del buque Artic Sunrise de Greenpeace.

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Recordamos que Masha y Nadia cumplían condena después de ser arrestadas junto a Yekaterina Samutsévich, al poco de ser identificas como autoras de la ya célebre pregaria punk en la catedral de Cristo Salvador. Las tres fueron acusadas y condenadas por vandalismo e incitación al orden religioso, aunque  Yekaterina fue  liberada en Octubre de 2012 por orden directa del Tribunal Municipal de Moscú.

La liberación ahora de Masha y Nadia -que llega después de acciones en todo el mundo solicitando su liberación previa a la amnistía, la última de ellas protagonizada nada más y nada menos que por ese gigante llamado Jeffrey Lewis–  se enmarca dentro de la ya célebre amnistía aprobada por el parlamento ruso con motivo del 20º aniversario de la Constitución, un movimiento tildado por muchos como oportunista, y del que se han beneficiado también los 30 ecologistas de Greenpeace. Mijáil Jodorkovski, por su parte, fue puesto en libertad el sábado después del indulto adicional concedido por Putin (su situación no quedaba incluida de entrada en el grupo de presos que podían beneficiarse del indulto), partiendo tras su puesta en libertad a Berlín, desde donde comunicó su retirada oficial del mundo de la política.

Recordamos que esta casa colaboró con Amnistía Internacional Catalunya en el Free Pussy Riot, el festival benéfico a beneficio de las campañas abiertas por Amnistía Internacional en todo el mundo, entre las que se encontraba el de la liberación de las Pussy Riot.

Protesta en Barcelona en favor de Pussy Riot // R. Izquierdo

Protesta en Barcelona en favor de Pussy Riot  en Agosto de 2012// R. Izquierdo