Si su anterior trabajo (CÁSALA – Autoeditado, 2016) surgió de las plazas y del movimiento de los indignados, el último trabajo de Le Parody se explica desde su retirada voluntaria al campo, donde Sole Parody desconectó de todo para sumergirse en el proceso creativo que terminaría por desembocar en Hondo, disco con el que explora nuevas sonoridades, brindando una cuidada producción con la que se pone el lazo a un trabajo introspectivo, abierto a colaboraciones una vez sentó las bases para su resolución final. El resultado es un trabajo ambicioso, rompedor respecto a lo presentado en su anterior propuesta y emocional, lo suficiente como para canalizar todo lo absorbido en los años previos a su realización. De la reflexión y la desconexión al trabajo de campo, nunca mejor dicho, en una odisea iniciada en solitario y remachada en su trabajo más autoral. Una delicia artesanal, con difusión internacional a través de New Hispanic Music con el que marca su ¿definitiva? curva ascendente.

Aprovechamos para recuperar la entrevista publicada en Shook Down UNDERZINE vol. 6 para subir el texto especial que nos preparó sobre Worl Music, y el mixtape homónimo publicado originalmente en Bodyspace.net. ¡Gracias Sole!

¡ATENCIÓN!
WORLD MUSIC no es MÚSICAS DEL MUNDO no es MÚSICA DEL MUNDO

(una pieza de S. Parody para Shooook Downnnn!!)

Traduttore, traditore”
(proverbio italiano)

1.PALABRITA
Palabra es etiqueta, etiqueta es poder, el poder es de la gente que hace las etiquetas.
Mercado Precio Flash Bling Bling Frontera. De aquí a aquí se llama así, de aquí a allí asá, y aquí o allí vas tú, consumidor: borreguito. A veces te las imponen y a veces te dejan creer que tú las elijes.

Si las palabras fueran de lo que dicen, y no de quien las dice,
si las etiquetas fueran amables catálogos, y no perversas barricadas:

-esquema-
todas las : músicas del mundo
serían : músicas del mundo
pero la etiqueta : Músicas del Mundo
no se refiere a : toda la música del mundo
sino a las : músicas no occidentales

de lo cual, aplicando un silogismo barato, se deduce que:

2. OCCIDENTE NO ES EL MUNDO

-mapa-
Primer Mundo = Occidente = No mundo
Segundo Mundo = Países Emergentes = Jóvenes Promesas del O
Tercer Mundo = El Mundo. El de las músicas del mundo.

Y USTED, ¿EN QUÉ MUNDO VIVE?

-test-
¿en qué mundo cree que vive?
¿qué música le gusta?
¿por qué cree que le gusta?
¿cree usted en el Porquesí?
¿SE CREE USTED LIBRE?

-pista-
ocio con o de occidente → trabajo con sangre del sur

-hipótesis-
Si usted, autoengañado ciudadano, viviera realmente
en la parte del mundo que decide las etiquetas : CAMARÓN sería una DIVA POP
O, lo que es lo mismo, si occidente fuera el mundo : BRITNEY SPEARS haría WORLD MUSIC

(BIS) MÚSICA RARA VS. MÚSICA NORMAL

-experimento-
Coloque una etiqueta “normal” sobre una música “rara”. Coloque una etiqueta “rara” sobre una música “normal”. Repita las palabras elegidas mientras suenan ambas músicas en loop, cada una por un auricular. Permanezca así hasta que logre, por fin, olvidar su propio nombre. Invéntese otro y échese a dormir.

MORALEJA:
QUIEN CULTURA DE IMPORTACIÓN CONSUME, CULTURA DE IMITACIÓN PRODUCE

Señor, señora: ¡NO CONFUNDA NORMA CON COSTUMBRE!
A usted le gusta la gasolina.
Abra su mente, cierre su boca.
No se preocupe, baile.

ENTREVISTA: R. IZQUIERDO | FOTOGRAFÍA: VÍCTOR GARRIDO

Creo que el proceso creativo de Hondo ha sido muy laborioso. ¿Costó mucho encontrar el sonido que buscabas? ¿Qué proceso seguiste?
Fui haciendo todas las canciones a la vez, por capas. En cierto modo el proceso fue un poco como el de construir una casa, de abajo arriba, cada fila de ladrillos sobre la fila anterior. Primero el trabajo de sampleado: recopilar los trocitos de canciones y sonidos que quería usar, y luego ensamblarlos. De la misma forma que cuando haces un rompecabezas agrupas las piezas por colores para ver si encajan, yo catalogué los samples que había recopilado según sus BPMs (tempo) y el tipo de sonido. Luego me puse a combinar los que tenían posibilidades de encajar, y si cuadraban también tonalmente o generaban alguna melodía interesante los guardaba juntos en el sampler. Luego, sobre esos “embriones” de canciones, compuse los ritmos y la línea de bajo, que terminó de definir la melodía. Después vino la voz, y por último las letras.

CÁSALA surgió en las plazas, por lo que su premisa inicial quedaba clara desde su misma asunción. ¿Qué buscabas en Hondo?
Hondo lo hice en una situación muy distinta, que ahora analizo como el rebote de esos años de plazas, manifestaciones, giras, pluriempleo, fiestas… Demasiadas emociones. Dos años después de CÁSALA me sentía exhausta y muy perdida. Decidí desconectar de todo y hacer un parón, y me fui al campo a vivir. Cuando haces un cambio radical en tu vida creo que es bueno tener un objetivo, para no perderte todavía más. La gestación del disco empezó así, como una excusa, algo que hacer en ese tiempo de reflexión, y se acabó convirtiendo en la vía para salir del hoyo.

Queda claro que es un disco importante en lo personal. ¿Qué posición crees que ocupará en tu discografía?
Ahora mismo no tengo ni idea de cómo será mi próximo disco, ni siquiera sé si será un disco, aunque supongo que venga lo que venga será una evolución a partir de lo anterior.

¿Y tuviste alguna inspiración concreta a la hora de componerlo?
Sobre inspiraciones, durante el año de desconexión en que compuse Hondo probé a reducir el consumo de todo al máximo, incluyendo el consumo compulsivo de música nueva que tanto propicia internet. Allí no tenía conexión y me llevé sólo cinco discos, y sólo escuché eso durante todo el año: el último de La Mala, el de Fever Ray, el homónimo de Burial, un grandes éxitos de Lole y Manuel, y Hiru de Mursego. Ya sé que Hondo no se parece a ninguno de esos discos, pero me inspiraron muchísimo, y de alguna forma me hicieron compañía. Cuando escuchas muchas veces las mismas canciones acaba dando la sensación de que las conoces, como a las personas. Te aprendes de memoria hasta las respiraciones, los clics… Aprender a escuchar de esa forma fue muy importante a la hora de componer Hondo.

Más allá de que se parezcan o no, lo que hay es una mezcla de géneros variada, muy atrevida. ¿Qué feedback has recibido por parte del público?
Hasta ahora todo lo que me está llegando es bueno. Pero creo que lo que hago tiene una repercusión muy moderada; es difícil que a este nivel alguien se moleste en hacer una reseña negativa. Sólo me apena un poco que se le pongan tantas etiquetas raras al disco. En una reseña lo describieron como “el niño friki que se pone a dibujar en una esquina en el recreo”. Era en realidad una reseña muy bonita, ¡pero yo quiero que Hondo juegue con los otros niños! Mi intención no era hacer algo exótico o inaccesible.

Antes te preguntaba por el proceso creativo. ¿Se quedaron muchas ideas en el tintero? ¿Qué descartes hiciste de tus planteamientos iniciales?
Como fui haciendo todos los temas a la vez y modificándolos poco a poco, casi todos llegaron al final. Descarté dos canciones, más por agotamiento que por otra cosa, porque llevaba diez meses trabajando ocho horas al día en el disco y llegó un momento en que lo único que quería era salir de ahí. Ahora me da pena, creo que podrían haber sido temas buenos, pero hay que saber cortar antes de cogerle manía a tu propia obra.

Uno de los conciertos que más me ha flipado este año es el de Holly Herndon en el Sónar. ¿Qué propuestas electrónicas has seguido más este año?
Este año hubo dos eventos de electrónica que me marcaron muchísimo. El primero una rave que organizó el colectivo Abismal en Perales de Tajuña (un pueblo de Madrid). Participaron DJs de Madrid y otros del colectivo La Bucca, de Italia. Apenas éramos veinte personas, porque tristemente parece que en Madrid lo que sucede lejos de la urbe no sucede, pero las pinchadas fueron algo de verdad increíble. Escuchar música tan brutalmente buena, a plena potencia, en medio del campo, mientras amanece, me parece el máximo placer de la vida. El segundo evento fue el concierto de Arca. Le vi en Londres, tocando en una iglesia. Fue una cosa de verdad indescriptible, lo tenía todo: experimentación electrónica, pop, rap, era queer y oscuro y satírico y solemne, todo al mismo tiempo. Y mientras, los visuales de Jesse Kanda en una pantalla gigante y aluviones de decibelios de todos los colores pasándote por el cuerpo. Un delirio. ¡Nunca había visto nada parecido!

Tu música siempre ha tenido un compromiso político, muy ligado a tu apuesta por la autoedición y a espacios como La Faena. ¿Cómo alternaste lo experimental con lo reivindicativo? ¿Crees que el mensaje puede quedar condicionado por el aspecto formal, o consideras que este puede ser un vehículo?
Una vez me preguntaron “¿por qué pones acento andaluz cuando cantas?”. ¡Pues canto en andaluz porque hablo en andaluz! De la misma forma, apoyo las cosas y los sitios que me gustan, porque me gustan y quiero que sigan existiendo, y hago experimentos porque me lo paso bien haciéndolos. No es que trate de “usar” la música para transmitir un mensaje. No hay mensaje. O más bien, la forma es el mensaje.

Hondo está muy vinculado a Andalucía. En MondoSonoro hablaban de “un folclore hecho con máquinas”. ¿Qué importancia quisiste darle a Andalucía en el disco? ¿Hasta qué punto condiciona el sonido su influencia?
Andalucía es la región de donde vengo, y creo que el sitio en el que pasas la infancia y la adolescencia te marca muy fuertemente. Aparte de esta influencia personal, creo que Andalucía es el eslabón que evidencia que España no es del todo occidente. Vivimos aquí con una fobia muy grande a ser sur, autoengañados imitando todo lo que nos llega de los EEUU o Inglaterra cuando culturalmente somos muchísimo más África del Norte que Europa. Cuando hice el disco estaba viviendo en Jaén y pensando en todas estas cosas. No es que tuviera un plan conceptual para que el disco sonara andaluz, pero supongo que es algo que se acabó colando en las canciones.

En tu página web le dedicaste un espacio significativo a las colaboraciones. ¿Qué nos puedes contar de la gente que te ayudó en la composición del disco?
Creo que hay pocas cosas que un ser humano pueda hacer solo. Incluso en el proceso de composición de Hondo, que ha sido la etapa más solitaria de mi vida, estuve rodeada de todos esos trozos de canciones hechas por otra gente… Luego, las personas que me ayudaron a terminar el disco fueron fundamentales. Cerrar los temas fue lo más difícil: yo estaba demasiado dentro como para ver lo que faltaba. Me ayudaron mucho Sergio (Ojo Último), Miguel (Papaya), Bego (la artista que luego hizo el vídeo de “Hondo Agujero”) y Frank, trompetista del proyecto desde CÁSALA. Luego vino la etapa de grabación, en Rec Disease el estudio de César Berzal. A él le debo casi todo lo que sé de producción. Luego la colaboración musical de Christian (Sef), que cierra el disco y para mí es muy especial. Después la masterización, que la trabajé a distancia con Freddy, un chico de Berlín. Y por último la parte gráfica, las fotos de Julio y el diseño de Miguel. Todo esto sin contar la gente a la que le mandé maquetas y premezclas para que me aconsejaran. Todos estos son amigos, cada cual con sus proyectos artísticos muy potentes, que en este caso han colaborado conmigo en este disco, y en otros casos colaboro yo con ellos en sus cosas.

Precisamente en la entrevista a la Mondo hablabais de lo de música apátrida. Creo que tiene mucho que ver con la libertad creativa con la que has trabajado. También has comentado que no esperabas que el disco lo pete por lo singular de la propuesta. Ahora que el disco lleva unos meses en la calle me gustaría saber si nos puedes hacer una valoración sobre su respuesta.
Mira, ¡voy a aprovechar para hacer un desmentido! La verdad creo que aquella frase que dije fue desafortunada, no lo pensaba exactamente así. Dije “no creo que lo pete” porque en el fondo soy pesimista, y acababa de publicar el disco ese mismo día y después de un año aislada en el campo, y medio más metida en el estudio, me parecía muy marciano siquiera pensar que Hondo lo iba a escuchar otra gente. Pero lo peor es que dije “es música muy friqui” y en realidad no lo creo así. La música es música. No hay música “normal” y música “friki”: hay música que te gusta, y música que no. No sé por qué dije eso. Ahora, a tres meses de la publicación de Hondo, pues veo que se está escuchando bastante. Poco más puedo valorar. Supongo que la repercusión de un disco se mide a mucho más largo plazo.

Bajo la etiqueta de folktrónica se ha hablado mucho de los diferentes sonidos que pueblan el disco. Visto el elemento folclórico, ¿cómo has trabajado el componente electrónico?
Tal como yo la entiendo, la electrónica está como entre la cocina y las matemáticas: hay mucha parte de probar y probar y repetir y repetir, y otra parte de calcular y resolver problemas. La composición fue la parte de probar. Lo trabajé todo con un sampler, con el mismo con el que toco en directo. No me gusta usar ordenador para componer: las posibilidades infinitas que ofrecen me bloquean. Cuando tuve todas las canciones compuestas en el sampler las pasamos al ordenador en el estudio, donde estuvimos mucho tiempo rompiéndonos la cabeza con las ecualizaciones: había muchísimas capas de sonido y fue difícil combinarlas sin que se pisaran unas a otras.

Te comentaba por encima lo de la autogestión. En el número anterior hablamos con varios proyectos autogestionados como Sisterhood, el Ladyfest, el AMFest de Aloud Music o el trabajo de sellos pequeñitos. Por tu experiencia en la autoedición, ¿qué pros y contras le ves al DIY?
No creo que sea una cuestión de pros y contras. No es que yo hiciera una lista comparativa entre las ventajas de la autogestión y las de la industria y luego eligiera… Creo que más bien fue saliendo así. Si alguna discográfica hubiera querido apostar por CÁSALA quizás hubiera aceptado. Pero eso no sucedió y yo no quería perder tiempo buscando apoyo para algo que podía empezar a hacer por mí misma.

Imagino que lo más complicado es el hacerse un hueco en la prensa y en los festivales. Personalmente echo en falta más valentía en los carteles. Por tu experiencia en CÁSALA, ¿cómo se accede a los circuitos de directo sin un apoyo detrás?
Con CÁSALA la cosa fue surgiendo sola. No sé si mi experiencia vale para todo el mundo, pero recuerdo muy nítidamente un consejo que me dio Edu Lindes (el director de New Hispanic Music, el sello con el que trabajo ahora en UK), cuando apenas acababa de sacar mi primera maqueta. Me dijo: “lo que tienes que hacer ahora es tocar y tocar”. Y eso hice. Esa fue la forma en que se fue corriendo la voz, y gente que me veía en un concierto me llamaba para otro. Con la prensa pasó un poco lo mismo. Por supuesto, las cosas no pasan solas: le envié el disco a mucha gente, lo presenté a muchos concursos… Quizás el único truco es tomarse a una misma en serio y poner mucho empeño en hacer lo que te da la gana, que no es nada fácil. Sobre los festivales, estoy totalmente de acuerdo con tu opinión sobre su falta de valentía, que sospecho que tiene mucho que ver con ciertos compromisos con determinados sellos y promotoras.

La misma pregunta pero al revés. Una valoración de tu paso por espacios autogestionados. Personalmente me gusta reivindicarlos como espacios donde poder disfrutar de propuestas de gran interés, sin interferencias de intereses ajenos.
Los mejores conciertos que he dado (y muchos de los que he visto) han pasado en salas, naves o casas autogestionadas, en La Faena II y Vaciador34 en Madrid, en HiJauh en Barcelona, en el Dig en Londres o el Archi en Buenos Aires. Los circuitos del underground forman una especie de “famiglia” mundial que funciona igual en todas partes: organizadores generosos, público entregado, comida, alojamiento, fiesta… ¡qué más puedes pedir cuando haces música!

Escucha Hondo de Le Parody en Bandcamp: