2011 ha sido un año extraño en lo referente a la música estatal. Con algunos de los grupos más reconocibles de las últimas temporadas en pleno descanso activo, ha sido el turno de artistas veteranos, carrera consagrada y señales reconocibles de trabajos reveladoramente personales. 2011 ha sido el año de Bigott, de El Columpio Asesino y de David Rodríguez. Ha sido el año de La Bien Querida, y de la madurez definitiva de The New Raemon. 2011 ha sido también el curso del indie catalán (tratado y analizado en nuestra categoría Shookdown.cat a partir de mañana mismo) y tótems como Nacho Vegas o Nudozurdo, fuera por muy poco de nuestra lista de seis. 2011 será recordado también el curso con el el que Russian Red tuvo que hacer frente a absurdas polémicas políticas que no ocultaron el notable acabado de Fuerteventura, y el curso en el Maika Makovski consolidó su personal propuesta rock al tiempo que el Sr. Chinarro se convertía en nuestro Presidente preferido y Parade nos pedía aquello de No Más Rocanroll. Una recopilación de ART VANDELAY.


Bigott, por Orinal Soundtrack.
(Grabaciones en el Mar)
Llevaba tiempo avisando y la explosión definitiva del talento de Bigott ha terminado por llegar con Orinal Soundtrack, nuevo trabajo con el que da un paso al frente, consolidando así un estilo multifacético que le permite brillar con diez temas de alto voltaje. De entre todos ellos, destaca Cannibal Dinner, eje central a través del cual gravita un disco casi redondo y que tiene en su segundo corte un excelente punto de referencia a través del cual articula su mensaje.

Más allá del citado tema, asuntos como God is Day conceden momentos de luminosa esperanza y nos advierten de la paleta variada con la que Bigott crea himnos llamados a trascender. Es tan evidente el don de Bigott a la hora de perpetuar esos himnos, melodías naturales que fluyen como si del gran río de la vida se tratara, que el disco corre el riesgo de perder su inacabable magia caso de no atender su evolución sutil y su capacidad, notable, para empatizar con el público ya en sus primeras escuchas.

El resultado de este ya quinto disco para Bigott es el ya citado. Una colección de melodías de las que se tatúan en el alma, banda sonora inasociable a este 2011 trufadas de una personalidad innegociable donde el folk le da la mano a la psicodelia, y ésta se abraza con el sonido más setentero de Borja Laudo.


El Columpio Asesino, por Diamantes
. (Mushroom Pillow)

Diamantes es el disco con mejor producción de El Columpio Asesino. Temas más aseados, aún manteniendo los guitarrazos marca de la casa como señal reconocible, y ecos a Suicide para facturar un disco que si bien gana en accesibilidad mantiene un discurso coherente con su discografía y explota de manera inteligente los réditos de un Toro sin cuyo paso no reconoceríamos éste 2011 aquí radiografiado.

Hay que agradecerle a El Columpio Asesino que esa apuesta por la accesibilidad no llegue a costa de traicionar los orígenes propios y mantenga una oscuridad natural a su esencia, un ritmo kraut y unas letras apenas dulcificadas que evita la pérdida de la esencia al tiempo que exploran la ganancia de un nuevo target entre su audiencia.

Con vida propia más allá de Toro, MGMA funciona como un excelente cierre, El Columpio no renuncian a la distorsión en temas clave y mantienen un discurso coherente con su propia discografía al tiempo que dibujan nuevos escenarios que hacen de Diamante un asunto digno de alegría. Temas como el mismo Diamante y Dime que nunca lo has pensado refuerzan ese gozo.


La Bien Querida, por Fiesta
(Elefant)

Cuando La Bien Querida presentó Fiesta en el Let’s Festival, se mostró algo preocupada por tener que presentar las canciones nuevas sin el disco en la calle. Fue un concierto complicado, en el sentido que su esqueleto eran canciones inéditas para el público, y aún así la noche funcionó y nos (empezó) a regalar la nueva vida de su segundo trabajo de estudio, disco en el que las líneas más reconocibles de Romancero se mantienen intactas y en las que añade nuevos detalles a una obra de nuevo muy personal con la que La Bien confirma su posicionamiento en el panorama nacional.

El peso de la emoción mantiene un rol de primer grado en la obra de Ana Fernández-Villaverde, con temas sentidos de marcada atmósfera personal (Noviembre o Sentido Común) y hits 100%100 La Bien Querida como Muralla China o Queridos Tamarindos, dos piezas festivas que arropan a las ciertamente más densas Cuando El Amor Se Olvida y, sobre todo, Monte de Piedad.

El resultado final es un disco que no desmerece a Romancero pese al reto inicial que suponía enfrentarse al éxito inesperado de su trabajo anterior, un guiño a la esencia de aquel primer trabajo arrebatador y una invitación al futuro, saludado con alegría en temas como Piensa Como Yo, nuestro preferido, o las otras colaboraciones en las que ha ido apareciendo esta temporada (su sonada presencia en la revisitación de Alegría, de Antònia Font, o su presencia decisiva en el proyecto más atractivo de la temporada, La Estrella de David).

 

La Estrella de David, por Maracaibo (Canada)
Maracaibo es un discazo que tiene en su primer y último tema dos de los mejores singles de la temporada. Canciones de marcado carácter romántico-sentimental, sin caer nunca en cursilerías reciclables, para un proyecto all stars que cuenta con la presencia de Joe Crepúsculo y La Bien Querida, entre otros, como primeros de a bordo para un viaje por lo sensorial en el que David Rodríguez juega a ser el nuevo rey de la canción melódica, saliéndose con vida del asunto gracias a temas de gran inteligencia emocional, guiño a la celebérrima La Carretera de Julio Iglesias incluido.

Letras inteligentes y marcianas, un mimo especial a lo melódico que aflora en momentos de alto voltaje emocional como Anita -¿la propia Ana Fernández, tal vez?- o Cuando Te Deje, el tercer pilar en el que reposa el éxito rotundo de un disco que debería contribuir al reconocimiento masivo del trabajo más personal de la temporada.

Mención especial para ese Un Último Esfuerzo, cuyo sentido último llega tras la visión de su excelente videoclip. David Rodríguez y los suyos juegan a ser The Jesus and Mary Chain y resuelven el reto de un modo soberbio y adictivo. Obra maestra.

 

The New Raemon, per Libre Asociación (B-Core)
Disco de marcado carácter personal, Libre Asociación es un trabajo introspectivo que rezuma oscuridad y gana en densidad respecto a trabajos predecesores. Más Madee que Epés Reunidos, Ramón Rodríguez ha encontrado con Libre Asociación el espacio para encontrarse a sí mismo a costa de explorar en los recovecos de su alma.

Me han recomendado que me aleje de mí, canta Rodríguez en Consciente Hiperconsciente. La declaración de principios que se deja sentir en varios temas hacen de Libre Asociación un trabajo a considerar , la entrada (definitiva) en la madurez creativa de uno de nuestros autores más prolíficos en los últimos tiempos -ahí está El Problema de los Tres Cuerpos, con Francico Nixón y Ricardo Vicente– que abandona ciertos guiños pop para someterse a ese trabajo introspectivo que da como resultado una obra madura, que gana a cada escucha y que cuenta con varios picos de intensidad no presentes en el más gracil Epés Reunidos.

Llenos de Gracia y, sobre todo, Lo Bello y Lo Bestia, actúan como temas más reconocibles en esta nueva apuesta del autor de Némesis por encontrar un nuevo sonido más personal cerrado con la también densa Hágase Su Voluntad, una buena despedida para un disco que no baja del notable.


Vetusta Morla, por Mapas
(Pequeño Salto Mortal)

¿Qué hacer después de Un Día en el Mundo?. Una vez alcanzado el éxito (comercial) más tremebundo con el que jamás podían haber soñado quedaba el reto de seguir manteniendo una carrera más o menos coherente y reforzar las señales reconocibles de un grupo al que no convendría desterrar en nombre del éxito de masas.

Habituados al sold out permanente en una gira de masas con la que ellos mismos han combatido para tratar de resistir al tsunami mediático con acierto. Lo hacen con un nuevo disco más elaborado que el anterior, con menos aristas reconocibles y con una estructura más personal de la que se agradece el esfuerzo y la honestidad.

Su triunfo rotundo en Razzmatazz –Saharabbey Road como himno generacional- y la llegada de su nuevo paso por Barcelona en próximas fechas servirán para perpetuar el buen recorrido comercial de un disco que mejora al anterior y que se permite momentos de cierta enjundia como Lo Que Te Hace Grande, la homónima Mapas o el inevitable hit de Los Días Raros. Mapas no cambiará el mundo de la música ni aportará mucho más de lo ya exhibido en sus directos aunque es probable que tampoco se lo proponga. Y hay mucho a su favor en esa pequeña lección de honestidad.