Una de las propuestas más originales del Primavera Sound nos llega de la cultura Tuareg a través de la figura de Bombino, uno de los nombres más importantes de la cultura musical del norte de África y que llega al Festival dispuesto a dar a conocer su particular homenaje a la cultura tuareg partiendo del incontestable dominio de la guitarra. Bautizando como el Hendrix del Sahara, su presencia en el Primavera le convierte en uno de los nombres a seguir. Por ART VANDELAY

  • Leyenda viva para la tradición Tuareg, Bombino recupera en su música algunos de los elementos más tradicionales de su cultura, tanto en la instrumentalizacón como en las propias canciones
  • Obligado a huir con su familia a los 12 años por la primera revuelta Tuareg, su carrera musical empieza cuando toma una guitarra por primera aún siendo niño y comienza a componer
  • El concierto en La Gran Mezquita después del final de la segunda revuelta, su momento más feliz hasta la fecha

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HR Prezbo sabía de lo que hablaba, decíamos, porque han pasado los meses y Bombino está aquí, totalmente consolidado y miembro integrante por derecho propio del cartel del San Miguel Primavera Sound 2012, además de ser uno de los nombres más reconocidos de la cultura tuareg actual. La organización del Primavera confirma la coletilla apuntada por Prezbo, quien nos comentó entonces que la música de Bombino es la de «un tuareg«. «Bombino es el Hendrix del Sáhara», apuntan, y poco importa lo demás, por más que añadan después que Omara Moctar, así se llama en realidad, es mucho más que un simple guitarrista condicionado por el entorno, agreste, que sirve como marco de su producción musical.

Más que el cliché o la etiqueta, Bombino es en realidad el hombre que sirve de puente entre dos culturas tan distantes como el blues y el rock con la música tradicional tuareg -la exhibición guitarrera en Iyat Idounia Ayasahen es simplemente espectacular- , a la que no traiciona pese a sus coqueteos con otras variantes musicales, coqueteos a los que abraza y funde en Agadez, el disco que presentará en el Primavera, uno de los trabajos más personales del curso pasado, cuando cautivó a parte de la crítica con sus poderosos riffs.

Agadez arranca con Ahulaguine akaline, un tema que le vale para fundir ya de entrada los citados elementos, fusión que mantiene inalterable a lo largo de todo el álbum, un festejo del fin de la guerra y un homenaje nada encubierto a su pueblo tuareg, por el que destila un profundo sentimiento de admiración a lo largo de todo el disco, en el que exhibe sus notables dotes de guitarrista.

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El disco se grabó en casa del director de cine Ron Wyman, a quien conoció mientras éste grababa un documental sobre el pueblo tuareg. Wyman contactó con él a través de una ONG cuando nuestro protagonista se encontraba en el exilio de Burkina Faso durante la segunda revuelta tuareg, primera ronda de contactos que acabaría de cristalizar en la grabación del disco en enero de 2010. Después llegaría el concierto icónico de la Gran Mezquita de Agadez, en el que se celebró el final de la guerra, una de las jornadas más felices de su vida, que le permitió regresar a casa.

Como decíamos, el disco emana un fuerte respeto por la tradición Tuareg, algo que queda plenamente impregnado a lo largo de todo el track-list. Parte de esa tradición musical queda recogida a través de los instrumentos utilizados en la confección de los ritmos, como el Tende, un tambor propio de la cultura tuareg, además de tomar elementos propios de la tradición local, como los exhibidos en Tenere.

Omara Moctar, en una de sus imágenes más populares

La fusión entre las influencias occidentales que recibe como propias y las mantenidas por la tradición Tuareg -algunas de ellas provienen del código Ashak– se dejan sentir en la citada instrumentalización, un punto que le sirve para acentuar los vínculos de su cultura con la música, algo que ha intentado plasmar desde sus primeros devaneos profesionales con la música. Nacido en 1980, y refugiado en Argelia a los 12 años después de que su familia huyera de la primera rebelión tuareg, Moctar tomó su primera guitarra prácticamente coincidiendo con la marcha. Su álbum de ebut llegaría a los 23 años, cuando grabó Agamgam, primer paso de una evolución constante que le llevó en 2006 a grabar con Keith Richards  y Charlie Watts el tema Hey, Negrita.

Agadez, diez temas de absoluta genialidad, será el disco que presente en el Primavera Sound. Concierto más que recomendado.