En Hoy Recuperamos… volvemos la vista atrás para hablar de Stealing Sheep, formación de Liverpool que el año pasado sorprendía con un notable disco de presentación, trabajo de corte medievalista y electrónico que confirmaba las gratas sensaciones de sus primeros EP’s . Por RUBÉN IZQUIERDO
- El trío de Liverpool presentaba el pasado año su poderosa carta de presentación
- La banda estará en el próximo Iceland Airwaves, defendiendo Into The Diamond Sun
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Podríamos empezar poniéndonos tópicos y hablar de la musicalidad del Mersey, la mística de Liverpool, el encanto de una ciudad tocada por el halo de la mística musical. O podríamos ponernos medievalistas, trasladarnos mentalmente al espacio temporal sugerido por Stealing Sheep, formación femenina que nos ocupa hoy, con su acertada mezcla de folk y electrónica al frente.
Su festín sensorial convierte la propuesta de este intrépido trío en una banda a tener en consideración, gracias sobre todo a la excelente acogida en su país de su disco de debut, el notable Into The Diamond Sun, con el que lograron el reconocimiento unánime de la prensa, sobrepasando la aceptación de sus primeros trabajos, los mismos con los que empezaron a destacar un año antes a pequeña escala en diversos clubs de la ciudad.
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Uno de los puntos que más llama la atención de su propuesta lo encontramos en las particularidades de su sonido. Su folk de vocación lo-fi bebe de fuentes medievalistas, no evita el coquetear con ciertos elementos hipnóticos y se apoya en el uso de sintetizadores para acabar de pulir una propuesta firme que les ha abierto las puertas del Iceland Airwaves, donde actuarán el próximo otoño.
El grupo está formado por Emily Lansley (guitarra y voces), Beck Hawley (teclado y voces) y Lucy Mercer (percusión y voces), y están juntas musicalmente hablando desde 2010, cuando empezaron a componer sobre el influjo de formaciones como Broadcast o Twin Sister. En esa época grabaron Noah & The Paper Moon, tomando como cuartel de operaciones una escuela abandonada de Liverpool, punto de partida de su carrera profesional, un trabajo minimalista que empezó a permitirles abrirse un hueco en la exigente escena de su ciudad. Shut eye, de aquella época, se ha convertido con el paso del tiempo en uno de sus grandes y poderosos himnos:
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La banda, comparada por medios como The Guardian con formaciones como Warpaint, termina por ofrecer una curiosa y adictiva mezcla de sonidos del todo sugerente, una alternanza de «fuego, humo y diamantes«, palabras que servían para describir uno de sus mejores videoclips, Rearrange, pero que podría valer para hablar de todo el álbum, ungido entorno a esa folktrónica psicodélica, elevada sobre una mística medievalista (y synth) sugerida ya en su primer EP y expandida en su disco de debut más allá de lo predecible, sobre todo gracias a un hipnótico directo, del que dejamos una muestra obtenida de su paso por las In The Wood Barn Sessions:
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