Bit Kong (Fanatic Records, 2015) fue, además de un disco destinado a crecer cuando el paso del tiempo haga su trabajo y lo sitúe en perspectiva, un viaje de ida y vuelta. Un viaje físico —el disco se compuso entre Georgia y Barcelona— pero también anímico, al componerse al poco de disolverse el ambicioso proyecto musical Bartleby, ungido por nuestro protagonista Nika Elia con la intención de cerrar su primera etapa musical al frente de Sexy Bicycle. Bartleby logró convencer a parte de la crítica con su irrupción inesperada, quedando finalista del Bala Perduda organizado por Primavera Sound y asomándose a festivales como el Vallsonora, la FiM Vila-seca o el Vida, antes de extinguirse con su primer disco, Hardcore Flames (Autoeditado, 2014), ya producido y nunca editado.
Disuelta la etapa de Bartleby, Nika se desconectó del mundo en su Georgia natal y volvió a empezar con un disco que emanaba evidentes signos de ruptura respecto a su etapa más folk, dando como resultado un trabajo muy personal, que animó al sello Fanatic Records a la edición física tras la escucha previa del premonitorio AHÁ (Autoeditado, 2015), primera colección de canciones que alumbraron esta nueva etapa en el reinicio musical de Nika Elia. Sexy Bicycle estará mañana sábado en la despedida del Underzine en La Botiga del Primavera Sound a partir de las 18:00 horas.
TEXTO: RUBÉN IZQUIERDO | FOTOGRAFÍAS CEDIDAS POR SEXY BICYCLE
Bit Kong es tu primer largo como Sexy Bicycle. Para quien no haya podido escucharlo, ¿qué encontraremos en él?
Creo que me ha quedado un disco curioso. La grabación fue rápida pero el proceso lento, sobre todo porque se grabó en diferentes etapas, y creo que eso se nota en las canciones. En cierto modo el disco está subdividido en tres partes: la que grabé en Georgia, que es más post-punk, y las dos de Barcelona, de corte más pop.
Es curioso que lo digas: el otro día le comentaba a un amigo que en el disco se notan estilos diferentes.
Fue intencionado. Como te comentaba, la parte que grabé en Georgia me salió más post-punk: de hecho creo que todo el disco hubiese sido así, de no ser por “Mesmerising Gun”, que fue la única de esa etapa que me quedó diferente.
¿Marcó un punto de inflexión?
En cierto modo sí. Al volver quise seguir con lo que empecé en esa canción. Me gusta no caer en lo mismo, no repetirme.
¿Crees que componer algunas canciones en Georgia te marcó?
Musicalmente no hay una influencia clara de estar allí, no suena a algo que pueda escucharse en sí, pero el hecho de trabajarlas allí seguramente sí que provocó que sean de una determinada manera. A nivel emotivo fue bueno poder trabajarlas allí, y alejarme un poco de las movidas que tenía en Barcelona. Cambiar de sitio ayuda.
Supongo que el alejarte de todo también te dio más libertad creativa. El no estar pendiente de lo que se hace aquí.
Recibes menos inputs, aunque seguía al tanto más o menos de todo. Desconectar me ayudó más a nivel personal que musical, sobre todo porque me aparté de algunas cosas que me agobiaban y pude centrarme en la música al 100%. Creo que volví más positivo y menos enfadado, y eso he intentado plasmarlo en las canciones nuevas y en el directo. De hecho creo que lo que menos me gustaba de AHÁ EP es que tiene muchas canciones tristes: las canciones tristes están bien, pero no me apetece sonar siempre a un tipo triste. De lo que reflexioné allí me quedo con que hacer música melancólica es más fácil que la alegre, sobre todo a nivel melódico. Y que hacer el ridículo cantando algo triste es más difícil que hacerlo con canciones alegres. Tenía ganas de reivindicar el poder ser divertido a través de la música.
The River fue un EP muy atmosférico, y creo que toda la obra de Bartleby entraría en esa manera de ser más triste que comentas.
Puede que sí, no lo sé. Lo cierto es que de niño fui muy feliz, y me apetecía recuperar esa felicidad también en la música. En las canciones más nuevas me siento como realmente soy, y eso es algo que no me pasaba ni en The River.
Ese EP gustó a mucha gente. No estoy seguro de que se le haya hecho justicia.
Al grabarlo tan joven no puse todo de mi parte para que sonase como yo era o sentía. Si te soy sincero no sabía qué coño estábamos haciendo, aunque lo pasamos muy bien. Fue una grabación muy despreocupada, y después nos pasaron cosas interesantes. El EP quedó guay, pero no creo que hubiese una intención autoral por nuestra parte.
¿Qué recuerdas de aquella grabación?
Trabajar con Nico fue muy bonito, pero ahora estoy en un momento diferente, en el que hago lo que quiero transmitir solo. Es la primera vez que me he sentido productor, y de alguna manera he vuelto a actuar tocando en locales pequeños y ante poco público.
¿Te ha supuesto un reto volver a ese punto de inicio?
Ha sido gratificante. Pero es más emocionante que melancólico: no quiero perder el tiempo en plan “oh, ya he tocado en festivales y ahora vuelvo a tocar en bares pequeños”. Luchar contra esa nostalgia está bien: todo lo bueno que pasó es pasado y ahora hay un disco nuevo por defender. Me lo paso muy bien tocando en locales pequeños, y no me paro a pensar si volveré a esa otra etapa. Lo que sí creo es que pasarán cosas interesantes: me quedan muchas canciones por hacer.
El otro día pude ver el nuevo set y me sorprendió la parte más electrónica.
En The River ya trabajábamos con ordenadores, sobre todo Nico. Aprendí mucho trabajando con él. El sonido de Bartleby sí que fue más crudo, en parte porque toda la parte de arreglos de The River la hizo Nico, que era más detallista que yo.
¿Y qué tal tu estreno como productor?
En Hardcore Flames, el disco inédito de Bartleby, ya trabajé un poco como productor, aunque era Rafa Giner el que manejaba los ordenadores y se encargaba de las mezclas. Con el EP previo al disco de Sexy Bicycle ya sí que asumí toda la tarea de productor. Fue un proceso natural, sobre todo porque me centré en las canciones, y no me supuso un reto extra.
Escucho ese disco y no puedo evitar pensar que si en aquel Bala Perduda en el que quedasteis segundos hubieseis ganado habríais acabado sacando un LP y el grupo podría haber seguido. ¿Qué recuerdas de aquello, más allá del EP que publicas casi a modo de despedida?
Quedar segundo me jodió mucho, porque creo que al grupo le hubiese ido muy bien grabar sin preocupaciones, tocar en un festival grande y todo eso. Veníamos ya tensionados y supongo que separarnos era algo que tenía que pasar. Si lo pienso ahora veo a los Saurs como un muy buen grupo, con mucha fuerza y demás. Esa fue la gran diferencia entre ellos y nosotros: ellos fueron con todo y nosotros íbamos cada uno por su cuenta, aunque no es culpa de nadie: los objetivos vitales de cada uno no se pueden cambiar.
Tras la disolución de Bartleby retomas Sexy Bicycle. ¿Te costó volver a empezar?
No mucho, porque en parte estaba condicionado por dejar Bartleby, y al volver a tocar solo no le veía sentido a seguir arrastrando el nombre del grupo. Antes de ir a Georgia estaba en un momento un poco chungo: me puteaban muchas cosas, así que me fue inevitable volver a tocar solo y refugiarme en componer y tocar, sin mayor ambición que la de disfrutar.
En tu regreso me ha dado la sensación de que no te has preocupado en volver al circuito que tenías más o menos trabajado.
Puede ser. Aquí se llevan más otros géneros, y no es algo que critique, me parece de puta madre. Ahora tal vez me muevo por otro circuito, y me conoce gente nueva. Sé que no estoy tocando en el círculo de la movida que pueda haber en Barcelona: conocidos que venían antes seguramente ni han escuchado lo nuevo, pero es lo que hay.
Que no sientas feedback de gente que antes te seguía no evita que ganes público nuevo. ¿Qué respuesta te ha llegado del disco?
Por lo que he podido comprobar, pasa algo curioso: que el disco tenga dos partes tan diferenciadas genera una especie de criba: puede gustarte una parte y otra no. Por suerte, al que le gusta el disco le gusta mucho (risas).
Antes hablábamos de las novedades del directo…
Ha sido divertido introducir cambios. En seis o siete conciertos he tirado mucho de sintes y maquinitas, un poco un guiño a lo que se lleva ahora. De todas formas poco a poco iré volviendo a la guitarra: a mí lo que me gusta es tocar, más que tirar de electrónica. Echaba de menos la guitarra, como echo de menos el tocar con bajista, con batería… Eso es lo ideal: hacerlo fácil y que suene bien. Respeto mucho a los músicos que optan por otro formato, pero lo que me apetece de verdad es volver a sentirme parte de una banda.
Escucha Bit Kong aquí: