El sello Snap! Clap! Club cumple cinco años de y lo celebra con varios conciertos esta semana, en los que desfilarán algunos de los últimos grupos en asomarse al sello barcelonés. Bandas como Matrimonio (foto de portada), Escuela de ULM o Yumi Yumi Hip Hop forman parte del recorrido vital de Snap, protagonista este viernes del nuevo concierto de las Indie Sesions de la Sala Continental de Barcelona. Hablamos con los responsables del sello, ejemplo de militancia barcelonesa, para saber más de su funcionamiento interno y de sus planes de futuro. ¡No os perdáis sus conciertos de esta semana!

24/11: Matrimonio + Ayalga
24/11: The Night of the Living Covers
25/11: Yumi Yumi Hip Hop + Escuela de ULM + Tronco

Entrevista: R. IZQUIERDO | Fotografías: Snap! Clap! Club

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Cumplís cinco años como sello y creo que lo habéis hecho manteniendo una fuerte personalidad: los grupos Snap son fácilmente reconocibles como grupos Snap, en el buen sentido de la palabra. ¿Es la coherencia vuestra mejor victoria?
No nos habíamos dado cuenta de eso hasta muy recientemente. Creo que fue Sergi, de Escuela de ULM y maquetador de los fanzines Snap!, quien nos dijo que la banda X era definitivamente nuestro estilo. A los dos días nos lo dijo una amiga. Vimos todo en perspectiva, a veces no eres capaz de verlo cuando estás sumido en trabajo tan continuo, y vimos más que un sonido… vimos una actitud, un je ne sois qoui que tienen los artistas que nos rodean. Igual si hubiéramos fichado más bandas esta ‘coherencia’ estaría más diluida, pero con los que somos es fácil, desde fuera, hablar de nosotros como una gran familia.

En 2011 las cosas ya estaban algo jodidas. ¿Qué os llevó a fundar un sello?
Los dos habíamos vuelto de vivir un año en Inglaterra y no teníamos ni trabajo ni ahorros. Lo único es que dentro de todo lo jodido que estaba nuestro alrededor, volvimos con cierto aire fresco.  Veníamos de Liverpool, donde el panorama no era mejor, pero allí no venía de una crisis puntual… todo lo que conocían nuestros amigos (y estaban metidos en la escena) era la mierda del día a día. Nadie tenía trabajo o era muy puntual, la mitad debían meses de alquiler o luz. Y aún así montaban cosas cada día. Esa fuerza nos llevó a decir lo mismo. No es el dinero: ¡son las ganas!. Así que 2011 fue para nosotros un año de sentimiento totalmente anti crisis. Un sello, o cualquier otra cosa que hubiera removido el ambiente, era lo que teníamos o debíamos comenzar.

Pregunta un tanto a la inversa. En 2016, ¿creariáis un sello como hicisteis entonces?
Hemos aprendido muchas cosas por el camino. Un día nos dimos cuenta que no había un libro de estilo, ni siquiera los sellos que nos rodeaban funcionaban de la misma manera. Cada uno tenía proveedores diferentes (sin saber cuál era el más barato o adecuado), tenía tratos diferentes (leídos en libros de los noventa) e intentaba sobrevivir de una manera. Nosotros hemos hecho la nuestra y quizás ahora tendríamos menos miedo para ciertas cosas. Aunque eso nunca se sabe, porque al final el miedo (y la falta de dinero) son el mejor alimento para un sello independiente. Sólo así eres realmente consciente de lo complicado que es hacer el sello rentable.

Siguiendo un poco con eso, ¿qué incidencia tuvo la primera referencia del sello en el mismo?
Esa referencia se llama ‘A Healthy Dose Of Pain’ y se trataba del segundo disco del griego Evripidis and his Tragedies. Evripidis y yo no nos conocíamos, casi no nos conocíamos diría yo, pero el disco cayó en nuestras manos en un vaivén de sellos. Lo estuvimos escuchando durante un largo mes de viaje en el que visitamos a los padres de Ana y allí tuvimos mucho tiempo para pensarlo. La odisea fue larga ya que el disco estaba prensado por un sello griego pero lo que faltaba era distribuidora. Llegamos un acuerdo para pagar religiosamente cada mes el montante de copias vendidas, pero no teníamos dinero ni para pagar el envío de los palés de discos que llegaron a nuestro piso. ¡Imaginad cuando esas cajas bloquearon el pasillo!. Creo que varias veces nos preguntamos “¿y ahora qué?”.

En cierto modo, sellos como Snap! Clap! Club, Discos de Kirlian y demás suponen una autogestión delegada: los grupos mantienen prácticamente todo el control creativo, de conciertos y demás y vosotros os encargáis de la edición física. ¿Hasta qué punto es importante ser amigo de las bandas que editáis?
En nuestro caso no sacaríamos un disco a nadie que no pudiéramos llegar a considerar amigo/a. Tampoco a nadie que se crea una estrella capaz de levitar sobre el suelo. Queremos poder decir las cosas como son y trabajar mano a mano con los artistas. Ellos son los que pueden vender sus discos, nosotros apenas llegamos a ser unos fans que se preocupan en que ellos no se preocupen de nada. Snap! sólo puede funcionar, y ha funcionado como familia, así que hasta las bandas se llevan bien entre sí y colaboran a menudo. De ahí nosotros damos el 100% que nuestro día a día, con otros trabajos, nos permite. Ofrecemos el apoyo en prensa, el saber hacer de proveedores y tiempos (que es muy pesado) y adelantamos la pasta de la edición física. Nunca hemos dicho nada de la parte creativa, porque sentimos que es algo sagrado del artista. Al menos como sello, otra cosa es como amigos (risas).

Este año ha sido uno de los más intensos del sello. No sé hasta qué punto se ha redefinido la finalidad de Snap, pero ha sido un curso en el que habéis sacado varias nuevas referencias de debut. ¿Os consideráis un sello “descubridor de talentos”? ¿Qué es lo que más valoráis de ese trabajo interno con grupos nuevos?
Nos gustaría más ser vistos así, pero siempre que tuviera una base real. Hay sellos que sacan más bandas jóvenes que nosotros. En nuestro caso hacemos lo que podemos porque nos encanta ir buscando nuevas cosas, a veces entran en presupuesto y a veces los encomendamos a otros sellos, porque lo importante es que se publique el material. Ideamos Snap! (el fanzine) precisamente para poder dar este apoyo a nuevas bandas, que creemos fundamental. Luego si una de estas bandas, Sant Miquel es el mejor caso, crece y le apetece entrar en nuestro círculo, las puertas están abiertas. 2016 ha sido una combinación de segundos y terceros discos más descubrimientos nuevos. Queremos que 2017 sea aún mejor.

Evripidis es seguramente el grupo que ha crecido en paralelo al sello. No sé hasta qué punto la historia de uno podría explicarse sin la del otro. ¿Cuál es para vosotros la relación perfecta entre un sello y un grupo?
Un sello es la extensión de un artista. Aunque no haya un control creativo, si que creemos necesario que el artista sea consciente que en todo momento debe contar con el sello para lanzamientos, colaboraciones, conciertos… No porque el sello vaya a detenerle o intentar sacar beneficio, sino porque creemos que hay que buscar el máximo de amplificación en cada momento. Hay que pensar en el cómo y el cuando, algo que nos olvidamos a veces con la era Internet, pero que realmente se ha vuelto, ahora, más importante que nunca.

Sois un sello que, gracias en parte a vuestro intenso trabajo de base, habéis sabido tejer afinidades con medios, programadores y demás, además de haber ejercido en ambos campos. En una ciudad con tantísima oferta cultural como Barcelona, hasta qué punto es importante tejer esa red asociativa?
Creemos que ese tejido asociativo es fundamental en cualquier ciudad, en cualquier círculo por pequeño que sea. No solo se trata de no construir a partir de la competencia, sino que colaborando podemos encontrar maneras de llegar a donde no llegamos. Los sellos, programadores y medios de esta ciudad hemos vivido en una burbuja en la que se pensaba que todo llegaba al espectador. La burbuja ha estallado y ahora es necesario poder poner en marcha mecanismos de colaboración. No dejamos de ser un reflejo de la cultura de bandas que llevamos arrastrando desde los noventa. Un sello que no se preocupa por cómo afecta a su escena y cómo puede hacer para mejorarla es un negocio abocado al desastre y al olvido. La cultura es voluntad política y por ello debemos cundir con el ejemplo y mirar a los demás sellos para poder crear una ciudad más fuerte, inteligente y viva.

Voy acabando. ¿Qué le pedís a los próximos cinco años como sello?
Que los cumplamos ya sería pedir todo los que le podemos pedir. Muchos sellos amigos lo han dejado por el camino porque la tarea no es fácil. En nuestro caso está hecho con pies de plomo, así que mientras sigamos el ritmo que hemos llevado hasta ahora, no tenemos ambiciones de éxito o enriquecimiento, al sello le queda mucha vida. Habrá meses de más actividad y meses en que nos costará ir hasta la oficina de Correos, pero Snap! Clap! sobrevivirá. O eso esperamos.

Y para acabar, y complementando el texto de la nota, saber si podéis indicarnos por qué no deberíamos ir sí o sí a los festejos de esta semana
Debéis venir porque va a ser como un gran abrazo. No es una fiesta de cumpleaños, no es un festival, no es un coto privado de caza, es una invitación abierta para ver a todos aquellos que nos han ayudado. Es también un momento para conocer, más allá de los sospechosos habituales, a nuevas bandas (que no pertenecen a nuestro sello) que nos parecen increíbles, cada una a su manera, Tronco y Ayalga. Y porque los que ya conocéis tienen tantas ganas de hacer este concierto, que va a ser memorable. Como siempre.