En nuestra particular semana dedicada a las heroínas, hoy recordamos el último disco de una de las voces femeninas más impactantes del pasado siglo. Nadie mejor que Janis Joplin para rendir tributo a ese espíritu de rebeldía femenino que lucha contra las convenciones sociales. Por ALBERTO J. PUYALTO

Janis disfrutaba interactuando con el público y arengando a las masas a rebelarse contra cualquier forma de autoridad. Huelga decir que su actitud provocó graves altercados con la policía en algunos  conciertos, pero era una época donde parecía necesario desafiar para estimular el cambio

Una de las corrientes que definieron la revolución social americana de la década de los 60 fue la liberación de la mujer. Los hippies le enseñaron al mundo occidental que la represión sobre el otro sexo era una forma de pensamiento rancia y condenada al fracaso. Si hubo alguna voz femenina que proclamó esta forma de libre pensamiento con verdadera energía, ésta fue sin duda la de Janis Joplin. Sus legendarias apariciones en Monterey y Woodstock dieron muestras de un carisma poco común entre las intérpretes de la época; Janis disfrutaba interactuando con el público y arengando a las masas a rebelarse contra cualquier forma de autoridad. Huelga decir que su actitud provocó graves altercados con la policía en algunos  conciertos, pero era una época donde parecía necesario desafiar para estimular el cambio.

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En realidad, figuras como la de Joplin fueron esenciales para dar forma a una contracultura hippie sedienta de referentes. Aunque, como sucede a menudo, la fortaleza mostrada en el escenario escondía un espíritu frágil y demasiado vulnerable. Ya antes de darse a conocer ante el gran público, la cantante de Port Arthur había tenido problemas en el instituto, iniciado su contacto con las drogas durante su etapa universitaria en San Francisco. Mientras daba los primeros pasos en su carrera musical, Janis empezó a beber con regularidad y a tomar drogas psicodélicas, pero fue la heroína y un constante vacío vital los que en realidad gestaron un viaje repleto de éxitos y, paradójicamente, condenado a un funesto fracaso.

Joplin, en una imagen de archivo

Joplin, en una imagen de archivo

Antes de ingresar en el club de los 27, Joplin pasó por varias formaciones como Big Brother & The Holding Company o Kozmic Blues Band, donde grabó discos de la altura de Cheap Thrills y I Got Dem Ol’ Kozmic Blues Again Mama!. Tanto en estudio como en directo, la cantante tejana siempre demostró albergar un talento fuera de lo común; su voz era pura contradicción, pues poseía una fragilidad desgarradora y sin embargo era capaz de reproducir una potencia sorprendente, más propia de las cantantes de color. Probablemente debido a su atormentada existencia, Joplin tenía además una sensibilidad natural para el blues, dándole a las canciones un toque de crudeza realmente característico. La pasión que emanaba de su voz estremecía con facilidad. Era un registro novedoso, pero a la vez  inspirado en las grandes voces de los años 30. En definitiva, Janis era una inmensa fuente de inspiración, y el futuro tendría que brindarle miles de imitadoras.

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En la cúspide de su carrera, la intérprete grabó Pearl, el último y quizá el mejor de todos sus discos. De la mano del célebre productor de The Doors, Paul Rothchild, Janis se zambulló en este LP seducida por la idea de publicar en solitario. Para ello, se rodeó de una nueva banda, los Full Tilt Boogie, y seleccionó varios temas que daban un giro más marcado hacia ese soul que tanto le atraía. Atrás quedaban las cadencias psicodélicas que la habían hecho famosa durante sus primeros años y que la habían llevado a grabar joyas como Summertime (en una de las versiones más excepcionales que se hayan hecho del clásico de George Gershwin).

Ahora Pearl constituía una evolución hacia otros géneros. Half Moon iba a ser una muestra del funky que empezaba a pegar fuerte a principios de los 70, y Get It While You Can supondría la pieza blues del álbum, donde Joplin volvería a demostrar que ninguna solista coetánea podía hacerle sombra en el género. El cantante y actor Kris Kristofferson, quien había tenido una breve relación con Janis, le había cedido Me and Bobby McGee para el disco, una pieza country al más puro estilo tejano de esas que ponen los pelos de punta. Imposible olvidar la pista a cappella Mercedes Benz, escrita por la propia Joplin en colaboración de Bobby Neuwirth (el inseparable compañero de travesuras de Bob Dylan en Don’t Look Back) y Michael McClure (uno de los escritores americanos más importantes del siglo XX); una curiosa parodia sobre la sociedad de consumo, y cuya grabación sería conocida por ser una de las últimas que realizó Janis antes de su muerte.

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Por otro lado, baladas como Cry Baby, A Woman Left Lonely o My Baby iban a convertirse en piezas inmortales del soul de la época. Todo estaba preparado para un nuevo éxito. Sin embargo, la cantante jamás vería este disco publicado. El día 4 de octubre de 1970 no se presentó en los estudios Sunset Sound Recorders de Los Ángeles para completar el tema Buried Alive In The Blues, cuya parte instrumental ya había sido registrada. La encontraron tendida junto a la cama de su habitación, en el hotel Landmark Motor Hotel. La causa oficial del fallecimiento fue sobredosis de heroína y consumo de alcohol. Días después, su cuerpo fue incinerado, y las cenizas esparcidas por el Pacífico. La prensa y la mitomanía se encargaron de hacer circular conjeturas sobre las circunstancias de su muerte; aunque Janis se había mostrado alegre por la evolución de las grabaciones, algunos hablaron sobre depresión, sobre posibles implicaciones de otras personas y nuevas decepciones amorosas… Todo el mundo conocía la turbia vida emocional de Joplin, y resultaba fácil especular. Pese a todo, la única certeza era que una dosis excesiva se había llevado una voz excepcional y que nada ni nadie podrían reemplazarla.

La pérdida trascendió  a la propia tragedia humana y garantizó ventas generosas para el último LP. Y aunque América lloró con amargura la muerte de Janis, la voz de la cantante no se extinguió, sino que ganó más adeptos, y tal vez su figura tampoco lo hizo, pues desde entonces ha inspirado a miles de mujeres en su incansable lucha contra el sistema. Descansa en paz Janis.

Portada de Pearl, de Janis Joplin

Portada de Pearl, de Janis Joplin