Muy pocos artistas pueden presumir en la actualidad de la capacidad de trabajo de White Fence, el proyecto liderado por Tim Presley, que ha presentado en lo que va de año hasta tres discos en el mercado internacional, configurando así una discografía en evidente sentido ascendente. Por ART VANDELAY

  • White Fence factura un 2012 para enmarcar, con tres trabajos editados, entre ellos una excelente colaboración con Ty Segall
  • Tim Presley mantiene su apuesta por la psicodelia como principal aval para su música, que ha encontrado en la asociación con Segall un espacio natural para expresarse
  • Presley ha facturado además un notable díptico con Family Perfume, editado en dos loables volúmenes

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El exguitarrista de Darker My Love y Strange Boys es responsable de Family Perfume Volume I y II y de Hair (Drag City, 2012), trabajo presentado junto a Ty Segall, uno de los grandes nombres del garage made in California el pasado mes de abril. Estos tres trabajos constantan el constante flujo productivo y artístico de Presley desde que se enfrascara en el proyecto White Fence, con el que ya había editado importantes trabajos discográficos en 2010 y 2011, como lo fueron la publicación del homónimo White Fence y de Is Growing Faith.

El definitivo paso adelante de su particular muestra de lo-fi y psicodelia ha llegado con este (muy activo) 2012, que arrancó ya a lo grande con el excelente Family Perfume presentado a principios de año, al que ha dado continuación con el excelso Volume II justo después de que apareciera en el mercado Hair, editando entremedias otros proyectos como la grabación en cassette de su Live In LA y de un par de singles para Afterlife Records, configurando así un ascendente proyecto musical del todo consolidado de manera brillante en el panorama discográfico.

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De los tres trabajos editados este 2012, quizá el que más revuelo ha logrado sea el de Hair, publicado junto a Ty Segall, el gran tótem del underground californiano, un peso pesado en materia garage con el que ha acabado realizando un notable -excelente en realidad- split, aparecido además en un momento creativo especialmente importante para ambos, ya que si Presley ha presentado los dos volúmenes de su obra hasta ahora cumbre Segall no se queda atrás con la edición de Goodby Bread.

La colaboración, lejos de defraudar, engancha según avanzan las escuchas, revelándose como uno de los mejores discos del género en l que llevamos de año, partiendo de un desorden adictivo y garajero que engancha partiendo de un caos destartalado sobre el que erigen una obra mayúscula, un choque de trenes siempre equilibrado, primera colaboración de las varias que se preveen en camino vistas las buenas sensaciones que su colaboración ha dejado en el camino, de la que rescatamos I’m not a game.

Entre la presentación de Hair conviene situar los dos volúmenes de Family Perfume, dos obras que se necesitan mutúamente y que sirven para acabar de ordenar el imaginario de Presley, erigiendo un monolítico díptico convertido pro obra y gracia del propio Presley en un sentido homenaje a la psicodelia más añeja.

A la hora de remarcar diferencia entre las dos partes del díptico, quizá el Volume I destile un aire más noise que el segundo, donde sin llegar a la (re)invención establece algunas diferencias en temas como Anna, de marcado sentido acústico. El doble álbum (doble en el sentido de que fue presentado por separado) esquiva así el riesgo de aportar temas de manera gratuita, evitando la mera acumulación de cortes para erigir un sentido homenaje al género, perfectamente complementario a las colaboraciones con Segall, traduciéndose todo ello en un inaudito y generoso derroche de creatividad.