Una de las presentaciones estatales que esperamos con más ganas por estos lares en el Primavera Sound es la de Joana Serrat, que llega con nuevo disco bajo el brazo (Cross The Verge – El Segell del Primavera, 2016) con la que apuntala todo lo exhibido ya en previo Dear Great Canyon. La de Vic, que acaba de impulsar el nuevo sello Great Canyon junto a David Giménez, presentaba hace ahora un par de meses su mejor trabajo hasta la fecha, un disco que le ha abierto las puertas a Loose Music y que le ha permitido seguir exprimiendo su trabajo junto a Howard Bilerman
Joana Serrat abrirá el escenari Ray Ban el sábado 4, a las 17:00 horas
Empecemos por la salida del disco, hace ahora unos meses. Cross The Verge es tu segundo disco para El Segell. ¿Con qué diferencias encaraste la producción del disco respecto al primero?
Aunque seguí una misma fórmula, al estudio llegué con las canciones más desnudas pero con las ideas muy claras del sonido que teníamos que lograr. Hice unas demos, igual que para Dear Great Canyon, pero no las completé con la meticulosidad de las primeras. Digamos que esta vez antepuse dejar plasmado en las maquetas el espíritu del álbum con un sonido ya bastante confeccionado. Repetí productor, Howard Bilerman, y parte de los músicos de grabación como Toni Serrat y Gavin Gardiner, a los que se sumaron Aaron Goldstein y Patrick Laetrille. Cambiamos de estudio y nos fuimos para Montréal, al Hotel2tango, y repetimos el sistema de grabación: en directo y con cinta analógica.
Si algo he aprendido de mis años formativos, es que no quiero que nadie decida por mí
¿Notaste más presión respecto al primero? ¿Cómo te gustaría que se entienda y se explique el disco?
Hubo un momento en que no sabía si el tipo de canciones que me estaban saliendo irían en mi contra. Hablar de pérdida, de muerte y de castigo no es algo, a priori, muy comercial. Así que sí, hubo un momento de duda. Pero de repente se producen situaciones, a menudo naderías reveladoras, que te confirman que debes seguir tu camino. No creo que deba venderme a nada, ni a la idea que algunos tienen acerca de lo que es mejor para mí. Esa es mi intención y quiero que siga siendo así durante toda mi carrera. Si algo he aprendido de mis años formativos, es que no quiero que nadie decida por mí. Si tengo que cargar con fallos, que sean los míos. No quiero nada que no me pertenezca.
Una de las bazas del disco está en las colaboraciones. Participan Neil Halstead y Basia Bulat. ¿Cómo se gesta la colaboración con Halstead?
Con Neil coincidimos en el 2013 en el festival Petit Format que organiza el Depo (Depósito Legal) en L’Hospitalet de Llobregat. Hubo feeling, Neil se interesó por las canciones y por la formación que me acompañaba en directo. En Cloudy Heart veía que Neil tenía que formar parte de ella. La canción está co-escrita junto a David Giménez, tanto letra como música. Para ambos Neil Halstead es un referente, ya sea en Slowdive, Mojave 3 o en su discografía en solitario. Se lo pedimos como quien escribe sus ldeseos en la carta de los Reyes Magos. Por la respuesta de Neil, seguro que habíamos sido buenos todo el año.
Me interesa especialmente la colaboración con Bulat, ya que es una de mis autoras favoritas. ¿Qué aportó Basia a la grabación?
Basia, sin duda, es una músico con talento y con quién es muy fácil trabajar. Siempre opina y aporta desde el más absoluto respeto. Como todos los que han participado en el disco, ha aportado calidad y personalidad. La autoharp en Saskatoon (Break Of Dawn) le da un toque melancólico y trotón, a la vez que acentúa el sonido de cristal helado que el piano dibuja con un solo en un instante de la canción. Y la armonía vocal de Solitary Road me parece maravillosa. Basia me dijo una frase que me pareció todo un elogio. Cuando estábamos escuchando nuestras armonías en Oh, Winter Come, soltó: “Es realmente maravilloso que hayas venido a grabar aquí, a Montréal, y te lleves un poco de Leonard Cohen en tu disco. Es como tiene que ser”. Me estremecí.
Hace unas semanas entrevistábamos a tu hermana Carla y nos contaba todo lo que le aportó el período en el que colaboraba contigo antes de lanzar su carrera en solitario. Imagino que en tus inicios contar con tus hermanos fue muy importante para fortalecer tu directo. Antes hablabas de años formativos, ¿qué recuerdas de los conciertos previos al boom que viviste después?
Hubo fases muy distintas y muy dispares. Con mi hermana era algo muy natural, porque es lo que habíamos hecho en casa. Yo estaba tocando y ella se acercaba y sin decirme nada me soltaba una harmonía con la voz. Se había aprendido la letra y la melodía con tan solo escucharme un par de veces. Con mi hermano, recuerdo tocar juntos ya desde pequeños, cuando con cinco años simulábamos ser un grupo de música en el que él tocaba la batería y yo cantaba y bailaba. Cuando con 16 años me compré el bajo lo primero que hicimos a la mañana siguiente fue tocar juntos y reírnos un buen rato. De mis años formativos, que es como defino esos años previos a The Relief Sessions, tengo lecciones de vida aprendidas, es casi como si hablara de una vida pasada. Los veo muy lejanos y no siempre me apetece volver a ellos. Intento proteger los buenos recuerdos y guardar lo más preciado: el aprendizaje.
Al igual que Núria Graham, has logrado trascender de la escena de Vic practicando un estilo diferente del que se disfruta en festivales como el Hoteler. ¿Qué te aportó la ciudad musicalmente antes de lanzar tu carrera? ¿Hasta qué punto son importantes locales como la Jazz Cava para que florezcan generaciones musicales como la que disfruta Vic ahora?
En esa época toqué en muchos bares de Vic, salas y algún teatro. Evidentemente, aunque no te des cuenta, son experiencias que se van acumulando y que te perfilan de un modo u otro. Para mi la Cava era un sitio familiar, ya que de adolescente había tocado allí cuando participaba en los talleres musicales que El Punt Jove ofrecía en verano, además de ser el sitio musical de peregrinación familiar de la ciudad. Por eso, cuando puedes subir a ese escenario a defender tu material, es realmente emocionante. Pienso que todo cambia y que lo que importa es que cada individuo/generación encuentre su propio lugar. Y si resulta que no existe… pues ya ha surgido otro movimiento.
Siguiendo con eso, como autora puedes tocar en varios sets, lo que supongo que es una ventaja a la hora de girar. ¿Qué te aporta musicalmente tu banda?
Tocar con los The Great Canyoners es un placer. Con ellos puedo gozar de la parte más rockera y eléctrica de mis composiciones y ofrecer un abanico más amplio de lo que resulta ser mi repertorio. Me encantan las dinámicas que se crean en el escenario, como logramos crecer y luego desvanecernos. Las sinergias que se crean, la relación que se produce con cada uno de ellos mientras avanzan las canciones. Me lo paso en grande, la verdad. Me gusta como hemos crecido como banda, el sonido que estamos alcanzando. Estoy muy satisfecha de su implicación, además, tengo la sensación de haber encontrado una segunda familia, y para una romántica como yo, es algo que deja huella.
En fechas recientes se oficializó tu fichaje por Loose Music, lo que en cierto modo facilitará que tu progresión internacional sea aún mayor. ¿Qué significó para ti ese fichaje?
Loose es un sello de referencia. Hay discos de su catálogo que se han convertido en álbumes de escucha obligada. Es un honor que un sello que edita o ha editado a artistas como Israel Nash, Justin Townes Earl, The Handsome Family, Barna Howard, Sturgill Simpson, M. Ward, Hurray For The Riff Raff, Neko Case, Dawes, The Wooden Sky quieran que Cross The Verge forme parte de esa familia. ¡Me parece alucinante!. Para mi es un reto y me suscita ilusiones y pequeños sueños. Espero que sea una relación fructífera para todos.
Hay canciones donde predomina sobre todo el aspecto guitarrero. Pienso en Desert valley, sobre todo. El hecho de incorporarte a la familia Loose, ¿condiciona el estilo?
En nuestro caso, cuando Loose mostró su interés, el disco ya estaba grabado, mezclado y masterizado, así que nos e dio el caso. Pero de todas formas en Loose encuentras discos muy desnudos, como el Quite a Feeling de Barna Howard y discos densos como el Silver Season de Israel Nash.
Tu progresión desde la primera maqueta a tus dos trabajos en El Segell son quizá la prueba más evidente de que el talento puede ayudar a abrirse un camino. Visto en perspectiva, ¿qué expectativas tenías al empezar? ¿Notaste algún punto de inflexión que marcase el devenir de tu carrera, fichaje por El Segell al margen?
Bueno, yo no considero The Relief Sessions una maqueta. En realidad, lo considero mi primer disco. Veo que hay un cambio y, a mi parecer, es a mejor. Considero que he aprendido y que con cada disco lo he hecho cada vez mejor. Conocer a David Giménez en el 2012 fue el mayor punto de inflexión en mi vida. Sin él, nada de lo que ha venido después (después de The Relief Sessions) hubiera sido posible. Cuando conocí a David, me di cuenta de lo sola que había estado durante toda mi vida. Cuando empecé a tocar en Vic, en 2007, no me reconocía en ninguno de los cantautores, ni músicos que formaban parte de esas noches musicales. Tampoco me había sentido nada cómoda en mi adolescencia durante los talleres de música moderna intentando cantar jazz. No entraré en detalles, porque la historia es un poco larga, pero cuando conocí a David, todo se iluminó y resultó ser muy sencillo. De repente el camino era claro. Recuerdo que de pequeña me fascinaba el cuento de Andersen, El Patito Feo; era uno de los libros que más me gustaba leer. Con el tiempo me he dado cuenta de por qué.
En una entrevista reciente Núria me comentaba que una de las cosas que más valoró al poco de fichar por el Segell fue el poder tocar junto a grandes artistas, aprender de ellos en los camerinos, pruebas de sonido, etc. ¿De qué concierto estás más orgullosa desde la salida de tu primer disco? ¿Compartir con qué músico te hizo más ilusión?
De hecho, he podido coincidir con músicos y artistas que me gustan muchísimo. El que comentaba de Neil Halstead en 2013 en el festival Petit Format es un ejemplo. Pero te diré que Neko Case porque fue la primera artista con la que coincidí poco después de que El Segell editara Dear Great Canyon. Abrimos para ella en Barcelona y en Madrid. Le tengo cariño a esa experiencia. Neko fue muy cariñosa y amable, y sus músicos también. Estuvimos hablando de las giras, de las grabaciones, los conciertos… fue muy chulo. Es siempre muy gratificante poder intercambiar experiencias y puntos de vista distintos. Es aire fresco.
Volviendo al disco, repites en la producción con Howard Bilerman. ¿Qué es lo que más te ha aporta? ¿Cómo trabajáis el sonido del disco?
Howard me aporta tranquilidad y la seguridad de obtener un buen resultado final. Esta vez el proceso fue algo más tenso y complicado, puesto que teníamos pequeñas divergencias con el sonido. Tampoco es que fuera nada que resaltar pero como veníamos de Dear Great Canyon y aquello había sido tan plácido… Howard no es un productor muy habitual. Por lo que he escuchado por ahí, la mayoría quieren imponer sus decisiones, y bueno, es bien sabida la pelea de Dylan con Lanois durante la grabación de Oh, Mercy –sólo por mencionar uno de muchos ejemplos-. Lo que quiero decir es que Howard quiere que su artista se marche satisfecho, contento de lo que ha conseguido, pero eso no implica que él no dé su visión e incluso tome decisiones sin permitir una réplica. Lo que le hace sabio es que sabe cuando puede ejercer ese poder. Yo tenía muy claro como tenía que sonar el disco, cada día insistía en el concepto del disco y en el uso de la reverberación, hasta que decidí callarme vistas las bromas que suscitó mi obstinación con ese sonido.
Yo viviría en el estudio. Ahora estoy en esa fase en la que pienso que un disco debe grabarse de golpe
La producción es especialmente “cristalina” en temas como Cloudy Heart. Siguiendo con el trabajo de estudio saber en qué ha cambiado tu manera de trabajar canciones respecto a tu etapa más autogestionada.
The Relief Sessions se grabó en los Baraka Studios, en Centelles, con Marc Parareda como ingeniero y coproductor, y lo grabamos por tandas. Todo era muy naïf. Tengo buenos recuerdos de aquella grabación. Cuando grabas por pistas, tienes que construir la canción poquito a poco, eres muy consciente, en realidad, del proceso y de su desarrollo. Pero cuando decides grabar con la banda en directo, el mismo método hace que todo cambie. Hay muchas ventajas y algún inconveniente, pero, sin duda, para mí es lo mejor. Cuando te metes en un estudio durante diez o quince días y todo lo que haces es tocar y pensar en tu disco, es un verdadero lujo. Yo viviría en el estudio. Ahora estoy en esa fase en la que pienso que un disco debe grabarse de golpe. Es decir, creo que dedicarle un año entero, e ir grabándolo por tandas y por trozos… Me parece que estás matando el espíritu que el álbum pueda tener. Las mezclas son un infierno necesario (o, al menos, así las vivo yo), algo que se debe hacer con cierta celeridad, aunque no trabajes con mesas analógicas. Pero bueno, al final, ahí fuera nadie está esperando nuestros discos y ni mucho menos nadie sabe cómo suenan en nuestras cabezas. Es cuestión de si uno está preparado o no para pasar página. Creo que no es más que esto: enfrentarse a uno mismo.
Y para acabar, saber si puedes contarnos algo del art-work.
Descubrimos a Joan Kocak a través de Instagram. Joan es una fotógrafa profesional de Estados Unidos. Estuvimos mirando sus fotos y dimos con Walden (la portada de Cross The Verge). Al principio, no conocimos el título de la fotografía, enfrascados en decidirnos por una portada. Fue al cabo de un tiempo, tomada ya la decisión, cuando descubrimos que el título era ese. Fue magnífico que una portada que alude al pensamiento de Thoreau se sumara al significado de Cross The Verge. Por lo demás, queríamos diferenciar los diseños del CD y del Vinilo. Elba Fernández se encargó de mis fotos promocionales y le pedí si podía hacer un montaje para elaborar una bonita contra para el vinilo. Puesto que ya habíamos estado hablando anteriormente del significado del disco para hacer las sesiones y le había pasado referencias, Elba me presentó ese bonito diseño del paisaje junto a mis fotos superpuestas. Creo que la combinación es preciosa. Para el libreto usamos una fotografía de David Giménez, también de paisaje en niebla, totalmente acorde con Joan, Elba y Cross The Verge.