Ya han pasado diez años desde que Cameron Crowe evocó su propia adolescencia para escribir, dirigir y producir Almost Famous, film que sigue siendo considerado a día de hoy como su gran obra magna, una sentida declaración de amor a la música de los 70 y a los felices tiempos en los que trabajó como colaborador para Rolling Stones.

El film, semiautobiográfico, trufado de anécdotas personales y realizado con una reverencia absoluta hacia los grupos de aquellos tiempos, evoca sus viajes con The Allman Brothers Bands, Led Zeppelin o The Eagles, y rescata las vivencias que escribió para la icónica revista de rock, ahora revividas por William -alter ego de Crowe en el film-, trabajo que le valió el Óscar al Mejor Guión Original.

Cartel promoción de Almost Famous // Dreamworks

En el film, el protagonista de Almost Famous recibe en el film el encargo por parte de Rolling Stones de que cubra la gira de un importante grupo -fictio, aunque basado en las citadas bandas- a través del cual experimenta un viaje de iniciación cargado de simbolismo. El choque generacional, los conflictos con sus padres son una constante a lo largo de todo el film, y sus primeros filtreos con las drogas, el alcohol o el sexo son tratados con la ingenuidad propia de la nostalgia edulcorada, aunque su particular historia de amor con la groupie a la que da vida Kate Hudson resulta del todo entrañable.

Para confeccionar la banda sonora del film, Crowe siempre ha destacado en ese sentido, el autor de Elizabethtown nos premia esta ocasión  con The Who, Led Zeppelin, David Bowie o Bob Dylan– regalo al que suma un guión bien trabajado, con personajes inteligentes e icónicos, y una más que loable precisión que refuerza las intenciones del realizador a la hora de dibujar un completo fresco de la época.

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Tiny Dancer, el momento en el que todos los protagonistas cantan desde el autobús uno de los mejores temas de Elton John, define bien las intenciones de Crowe para con su película. Del mismo modo que el Elton John de Tiny Dancer pertenece ya a los recuerdos, la nostalgia que abraza la escena sigue resultando conmovedora a día de hoy. Y aunque la película no tuvo todo el reconocimiento que se merecía en España, donde recibió una tibia respuesta por parte del público, o precisamente por ello convenga hacerlo, merece la pena revisar su propuesta y volverse a sumergir en la melómana colección de recuerdos que Crowe factura con Almost Famous, siempre que el espectador se muestre generoso de entrada y acepte sin reserva algunos de los tópicos exhibidos en su metraje.

Como apunte final, destacar el impacto visual de las escenas en las que se simulan los directos de la época. Las canciones interpretadas por Stillwater, nombre de la banda fictia que actúa como eje vertebradora de la trama, están firmadas por el propio Crowe y su esposa Nancy Wilson (ex-miembro de la banda Heart), un proceso creativo para el que seguramente recurrió a sus tiempos de crítico. En su etapa adolescente, Crowe cubrió para Rolling Stones con 14 años (¡14 años!) crónicas y reseñas de álbumes como The Songs Remains The Same, de Led Zeppelin, o Frampton Comes Alive, de Peter Frampton. Un reportaje de A. VANDELAY