The Raveonettes siempre han sido de una de esas bandas en que las amas o las odias, no tienen término medio. Lo último, Observator, muestra un pequeño salto lejano de lo que esperábamos de ellos, y a la vez algo intuitivo que sentíamos que pasaría después de los últimos trabajos. La formación danesa está liderada por un dúo melódico y oscuro, Sune Rose Wagner a la guitarra y Sharin Foo al bajo. Por SERGIO VERDIELL
Juntos combinan sus voces en una armonía exquisita, como un baile de voces dulces en continuas distorsiones y potentes riffs de guitarras. El resultado es un sonido con elementos combinados de rock de los años 50s y 60s, post-punk 80s culminando en una especie de «indie\noise pop».
El sexto álbum de la banda incorpora todas esas cualidades que anunciaba pero encaminándose hacia una nueva dirección. Los riffs de guitarras más rápidos y limpios, y el respaldo de ruido distorsionado se nos antoja mucho más profundo, por más que continuen con algunas tendencias de sus trabajos anteriores. Sin embargo, hay un dato importante a destacar y es el piano que reemplaza al sintetizador en este álbum. Un sintetizador que se utilizó ampliamente en Raven In The Grave, su disco anterior. Un cambio que altera el sonido de la banda de una manera mínima pero eficaz.
Sune Rose Wagner es el principal compositor y escritor de las letras, y en Observator no traiciona nada que la banda no haya hecho antes en el pasado. Siguen las letras sobre sexo, muerte y delincuencia, pero en conjunto ensombrecen una imagen que abarca la línea entre armonías indies y pop. Las letras de Observator son una representación directa de la atmósfera en la que se grabó el álbum y la depresión que sufría Wagner en ese momento.
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Canciones lentas y tristes como Young and cold, Observations y You hit me (I’m down) son una continuación de Raven in the grave, temas que vuelven a la senda de álbumes anteriores por ser más lentos y tristes. Esas canciones sirven como intros y soportes del álbum cuando llegan momentos de corte más post-punk como Sinking with the sun y She owns the streets, demostrando que son una banda con muchas cosas a dar, dejando de lado sus claras influencias de The Jesus & Mary Chain o Velvet Underground. Hay una gran cantidad de bandas que adoran a ambas formaciones, pero pocas lo hacen de una manera tan convincente como The Raveonettes.
A pesar de sus connotaciones sombrías y lentas, Observator nos ofrece un montón de canciones que se destacan como alegres, tristes, oscuras y brillantes. La inclusión del piano y los riffs de guitarra más notables demuestran que The Raveonettes están moviéndose en una dirección claramente diferente a lo que nos tenían acostumbrados. Pocas bandas pueden escribir temas pegadizos y combinarlos con melancolía y desilusión, pero ellos lo hacen de una manera posible y natural.Por otro lado, tal vez sea un viaje de ida y vuelta de un trabajo que intenta salir de la rutina, recordemos que llevan más de una década de carrera con un sonido muy parecido. ¿Quién sabe? De momento la novedad no les ha sentado nada mal, confirmaremos si siguen en la misma línea en sus próximos trabajos. Si fuera por mí ojala continúen con el nuevo sonido.
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