Local Natives acabaron el primer mes del año presentando disco, la esperada continuación de su muy celebrado Gorilla Manor, trabajo con el que irrumpieron en el mercado USA y empezaron a hacerse un nombre en el mercado internacional, ganado ya con el lanzamiento de su segundo LP. El grupo parece haber subido varios escalones en su camino a la madurez, de la mano de un trabajo rotundo y muy trabajado, donde la mano de Aaron Dessner se ha notado para bien. Por ART VANDELAY

  • Esperado segundo disco para Local Natives, publicado tan sólo unos días después de confirmarse su presencia en el Primavera Sound 2013
  • El disco cuenta con la colaboración de Aaron Dessner, clave a la hora de darle a la banda un nuevo sonido, más maduro y con querencia hacia sonidos más introspectivos

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Local Natives fue uno de los muchos nombres que aparecieron de soslayo en la tormenta perfecta que acabó por ser el (brillante) vídeo de presentación del Heineken Primavera Sound 2013. Los que recordamos con cariño su notable Gorilla Manor no pudimos más que sonreir al ver a los California ante tanto primer espada, un viaje que completará el círculo abierto con su anterior trabajo y que nos los traerá de nuevo a Barcelona consagrados ya como bandas.

El esperado disco de continuidad llega en forma de trabajo reflexivo, como si el tiempo transcurrido desde su ascendente debut haya sido utilizado para acabar de pulir los matices que han llevado a Local Natives a lo que son ahora, una de las bandas que mejor manejan los tempos de la nostalgia, alzándose de manera formidable sobre los logros conseguidos con la estupenda Airplanes, allá en 2009.

Comparaciones al margen con otras formaciones -el peso de la etiqueta, ya se sabe- había ganas de retomar el discurso de LN, que apuestan por hacer un canto a la melancolía sostenida, afectados quizá en parte por los dramas personales que han tenido que lidiar desde la publicación de su primer disco, contratiempos que incluyen cambios en la formación y la muerte de la madre de su solista, Kelcey Ayer, quizá otra de las razones que explique el relativo cambio de chip que les ha llevado a apostar por temas más reposados.

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Importante también ha sido la labor de Aaron Dessner (The National), algo más que un productor, con vía libre para involucrase en la composición de algunos temas en compañía de su hermano Bryce, co-responsables ambos de este nuevo sonido en cierto modo reclusivo, un trabajo de marcada reflexión. Los giros estilísticos perciben en temas como Black spot, simplemente soberbia o en la excelente Breakers, protagonista del extraño vídeo de presentación del disco, punto de arranque para este trabajo con el que seguramente acabarán de llegar a un número mayor de público que con su trabajo anterior.

Imagen promocional de la banda // Local Natives

Imagen promocional de la banda // Local Natives

Como comentábamos, la presencia de Dessner se nota para bien el resultado final del disco, un trabajo quizá más trabajado que el anterior -el grupo adaptó un bungalow abandonado para centrar allí su punto de encuentro, trabajando a fondo en busca de nuevos sonidos, algo finalmente logrado y cristalizado con el Hummingbird aquí tratado-, pese a que el disco se grabó en Nueva York por expreso deseo de Dessner.

Si en el disco anterior el grupo mostraba hechuras a la hora de llevar a cabo una muestra abierta de su sonido, ahora la apuesta se centra más en temas introspectivos -cuesta encontrar canciones movidas, llegando la primera con Breakers, avanzado ya el álbum y marcado por la presencia de títulos como Heavy fett o Brainy. Con ellas, los colofones desembocan en temas como Colombia o You & I, seguramente los dos temas donde el grupo ha demostrado abrazar con mayor soltura una madurez irreprochable que corona un disco a la altura de lo que esperábamos, muy arriba.

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