El LP debut de esta banda de San Francisco está considerado como un trabajo visionario, cuyas bases serían explotadas en décadas posteriores para dar forma a un nuevos géneros. Mientras el rock & blues y la psicodelia seguían ejerciendo su hegemonía a finales de los 60, los tres muchachos que componían Blue Cheer vaticinaron que el futuro estaba en realidad en manos del heavy metal. Por ALBERTO J. PUYALTO
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Resulta difícil imaginar que el primer disco de una discreta formación californiana de finales de los 60 pueda ser considerado el inspirador de un movimiento musical sin precedentes. Pero los tres integrantes de Blue Cheer, Dickie Peterson (bajo y voz), Paul Whaley (batería) y Leigh Stephens (guitarra) crearon una obra monumental que dibujó las cimientos del metal mediante 6 únicas pistas. Un álbum de apenas 32 minutos que dejaba sin aliento. Tal vez las cualidades técnicas de los músicos no eran especialmente notables, pero la potencia y demoledora fuerza que irradian sus canciones entregaban algo realmente excepcional.
Vincebus Eruptum es ya un LP legendario. Cargado de decibelios, debe escucharse a considerable volumen, pues sólo de este modo las atronadoras y plañideras guitarras de Stephens se aprecian con claridad. La batería de Whaleymarca con firmeza el paso y define una sección rítmica abrumadora, a veces primitiva, pero sin duda decisiva para sostener la potencia del grupo. El cocktail lo complementa la desgañitada y característica voz de Dick Peterson, y la más que evidente influencia sonora de The Jimi Hendrix Experience.
Las canciones del LP tienen su raíz en un blues clásico que, sin embargo, desarrolla matices psicodélicos mediante fascinantes solos de guitarra. En realidad, el nombre de la banda procede de una variedad de LSD utilizada durante los 60. Este detalle, unido al poema dedicado a Owsley Stanley –uno de los pioneros en fabricar ácido lisérgico en grandes cantidades–en la contraportada, habla del compromiso de los tres músicos con el movimiento LSD. Pero la música que contenía Vincebus Eruptum se alejaba mucho de la psicodelia conocida hasta el momento.
Los temas incluidos en el álbum recogían diferentes clásicos versionados. En primer lugar, y en un puesto destacado, hallamos Summertime Blues de Eddie Cochran, donde Stephens incorpora el riff de Foxy Lady de Hendrix. La versión es, bajo mi punto de vista, la mejor de cuantas se hayan hecho, muy por encima de la grabada por The Who. El éxito que cosechó tras su lanzamiento le permitió alcanzar fácilmente el puesto 14 del Billboard. Por otro lado, tenemos dos temas de blues como Rock Me Baby y Parchment Farm que bajo la mano de los Blue Cheer adquieren una nueva dimensión. El típico ritmo blusero retumba aquí como un yunque en nuestra psique y nos conduce por veredas desconocidas. Las pesadas guitarras que las custodian evocan al primer stoner rock, y en ellas algunos reconocerán algo de Nirvana. No es mera coincidencia.
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Out of Focus es otra joya del disco, un tema escrito por Peterson cuyo riff profundo y pegadizo fascina desde el primer contacto. Si citamos el áspero y caótico tema Doctor, please, donde las guitarras navegan en un océano de distorsiones, y Second Time Around, donde Whaley da buenos ejemplos de su cruda intensidad, pondremos el perfecto colofón a un LP impresionante.
La calidad de la grabación original en los Amigo Studio de Hollywood (California) no es ninguna maravilla, pero el tiempo y el amor a lo vintage ha hecho que ese sonido sucio tenga un encanto innegable. Aun así, sucesivas remasterizaciones en formato CD han ofrecido mejoras para los que busquen algo más.
Cabe señalar que el éxito alcanzado con Vincebus Eruptum no se repetiría. Los cambios en los integrantes de Blue Cheer redujeron considerablemente la calidad de los trabajos y dieron como fruto discos bastante más discretos si los comparamos con esta magistral obra prima. Sólo el posterior Outsideinside recoge algunos temas destacables, como el genial Babylon, o una interesante versión de PaintIt Black, pero las etapas posteriores del grupo son sólo aptas para adoradores de la distorsión. Pese a todo, y tras muchos años, el debut de estos jóvenes californianos sigue siendo el principal responsable de que el rock alcanzara límites jamás imaginados.