El pasado mes de enero llegaba al mercado Lysandre, primer disco en solitario de Christopher Owens una vez finiquitada por sorpresa la hermosa aventura que en realidad fue Girls. Más contenido que en su proyecto anterior, Owens traza la hoja de ruta entre su pasado más inmediato con lo que reta por venir con una elegancia arrebatadora. Por RUBÉN IZQUIERDO
- Esperado debut en solitario del 50% de Girls que dejó apearse del tren en plena ruta del éxito para rehacer el camino con menos alforjas pero la misma ambición
- Trabajo reflexivo, consciente de la importancia que tendrá para sus fans, el disco acaba por meditar sobre algunas de las pericias vitales de su autor durante las últimas giras de Girls
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Para muchos, el inesperado anuncio de la marcha de Christopher Owens de Girls fue como una bofetada a nuestras ilusiones. Veníamos de un Primavera Sound notable, con Girls desplegando el encanto de su soleado Father, Son, Holy Ghost, así que los nos rendimos a su directo en el escenario MINI era simplemente imposible asociar lo vivido allí con el anuncio del adiós de Owens. Pero Owens llevaba tiempo rumiando la marcha, estableciendo de hecho una ruptura casi total con su anterior equipo -en su nueva aventura en solitario sólo mantiene el contacto con el productor Dough Boehm, con el que ya trabajó en Father, Son, Holy Ghost-, tanto que Lysandre pueda ser visto, en parte, como los efectos de aquel adiós, una reflexión emocional a sus tiempos en Girls, donde todo se convirtió demasiado grande demasiado pronto y en donde llegó el momento de poner el freno de mano y volver a empezar.
Al poco de confirmarse aquella dolorosa noticia, Owens nos daba algo de vida al anunciar la salida de su nuevo proyecto en solitario, trabajo que compensaba en parte el quedarnos sin el grupo que dio paso a uno de nuestros discos preferidos -el Father… concebido junto a Chet White ocupará siempre un lugar especial entre nuestras preferencias- y que provocó una enorme expectación hasta la salida del disco, consumada el pasado mes de enero.
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Confirmado su fichaje con Fat Possum, el Lysandre -curiosamente Owens grabó tiempo atrás las Lysandre Sessions para Pitchfork, que dejamos sobre estas líneas- de Owens llega pues al mercado ya este 2013, aunque lo hace lejos de plantearse a sí mismo como una reválida. Definido en parte como un trabajo que narra las complicadas relaciones con el éxito y amores pasados durante los tours promocionales de Girls, podría decirse que Lysandre busca más la reflexión interior que el artificio gratuito, lo que se deja sentir prácticamente a todos los niveles, desde su concepción estilística, mucho más relajada que la aureola festiva de Girls, al componente mismo de las canciones que integran el álbum, enfocadas a ese tono de crónica emocional señalado, planteado con acierto por un Owens sosegado, que busca nuevas vías estilísticas, explotadas en temas como Here we go again, puede que el más soleado de todos cuantos conforman el álbum.
Con todo, el álbum fija su foco en el folk de los sesenta y setenta, terreno en el que demuestra sentirse cómodo -la delicada A broken heart nos vale como ejemplo-, al que quizá debamos ver como un trabajo de tránsito entre su exitoso pasado y su nueva (y sugerente) carrera en solitario. «Este soy yo y esta es mi música«, parece querer contarnos entre líneas en temas como New York City -una de las que más nos recuerda al sonido Girls-, inteligente a la hora de alternar piezas de contenido más pop -como la citada NYC o Here we go again– con las alusiones más folkies de otros instantes del álbum, al que le cuesta desprenderse de cierto halo nostálgico, del que Owens sale bien parado anticipando lo que resta por venir.
Rotas las cadenas con Girls queda un autor en debate consigo mismo, presto a construir su propio discurso por más que por momentos se caiga en cierta dispersión, -la inclusión de flautas y guitarras clásicas- un discurso que acumula las suficientes pistas de enjundio como para considerar ésta una prueba superada, más si cabe el aroma a transición que traía el álbum antes de su salida al mercado.
Y es que la primera escucha de Lysandre te hace pensar precisamente en eso, el Owens de Girls que busca una nueva ubicación, un espacio vital al que adherir su música rota la mediática etapa con Girls. La figura del músico que abandona el proyecto donde está triunfo en plena cumbre no es nueva. Ahí está Father John Misty y su excelente Fear Fun, por ejemplo, aunque el ejemplo nos sirva sólo para ilustrar la necesidad de la marcha, el reborn, el impulso a buscar otra cosa. Esa otra cosa que en el caso de Owens no se encuentra acaparando -salvo excepciones, estamos ante un álbum contenido- sino que lo hace buscando sus propias vías, con uj deje medieval que hace las veces de leit motiv en un trabajo que tomará su auténtico significado en el siguiente escalón: allí veremos la dirección definitiva del nuevo Owens. Veremos si igual de soleado como el de alguna pincelada aquí tratada pero con menor carga barroca.
Escucha Lysandre íntegro en Spotify: