El año pasado cuatro músicos de Brooklyn presentaban su primer EP, un trabajo compuesto por tres únicos temas que exhibía una notable fuerza, haciendo de Such Hounds uno de los grandes tesoros ocultos de la poderosa escena brooklynita. Such Hounds, EP homónimo de presentación, tiene en Cement su gran carta de presentación. Por RUBÉN IZQUIERDO
El final épico de Cement situaba el año pasado el debut de Such Hounds en la senda de grupos a seguir, gracias a un final épico, con peso capital a la fuerza de su juego de guitarras
Volvemos a Brooklyn, una de nuestras particulares mecas musicales, para hablar de Such Hounds, interesante propuesta concebida en forma de cuarteto, la segunda de las pequeñas (grandes) propuestas que presentamos hoy, esta vez cruzando estilos como el folk, la americana y un indie-rock muy apegado a su Brooklyn natal.
La banda ha publicado hasta la fecha un Ep homónimo en la red, disponible en su bandcamp en modalidad de descarga directa desde el curso pasado, tres temas con los que empezaron a hacer ruido con dos temas que se iban a más de los cinco minutos de duración y Drink the moon, nuestro favorito.
Vinculados en su sonido a bandas como Wilco o Spoon, por aquello de buscar referencias, brilla en Such Hound el peso de la guitarra, una apuesta con tintes folk cercana en ocasiones a propuestas como Band of Horses, con melodía marcadas y adictivas –Cement es una invitación a la escucha en bucle- que les sitúa en el radar de aquellas nuevas bandas llamadas a alcanzar cierto grado de trascendencia.
La banda se ha ido curtiendo en los últimos meses pasando por algunos de los locales más emblemáticos de NY, como el mítico Cake Shop-, marcando una ascendente línea de progresión a la que deberán de dar continuidad con nuevos trabajos, dejando como punto de enganche el emotivo final de la citada Cement: puños arriba y coros al viento para saludar a una banda de la que se acaba pidiendo más.
Y ese es el gran éxito de Such Hounds. El cuarteto brooklynita, liderado por Martin, logró a principios del pasado curso con apenas tres canciones empezar a crear una marca propia, sostenida por esa fórmula de dos temas largos y el tiempo medio que acaba por ser Drink the moon, situada justo detrás de una Sleeping with me remachada con esa culminación a golpe de guitarra simplemente magistral.
Son precisamente los solos presentados por el grupo los que mejor definen una esencia a la que terminan de reforzar en la vibrante Cement, tal y como comentábamos con antelación. El cierre de Cement es, en ese sentido, simplemente apabullante, un tema épico y nostálgico, seguramente la más clara insinuación de hasta donde pueden llegar. Tocará seguirles de cerca: la primera aproximación engancha.