Vuelve Músicas Nórdicas y lo hace con una de las voces más admiradas de la renovada escena sueca. Anna Von Hausswolff, solista y pianista de sólida educación musical volvía al primer plano de la actualidad el pasado 2012, cuando le daba continuidad a su excelente primer disco con el atmósferico, y por momentos trascendental, Ceremony. Lo recuperamos. Por RUBÉN IZQUIERDO

  • La artista sueca acaba de ser confirmada para el prestigio Green Man Festival, además de figurar como cabeza visible en el lineup del Iceland Airwaves 2013
  • Con su segundo LP, Von Haussfowolff se confirma como una excelente solista, imprimiendo una notable riqueza instrumental a su obra

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Las buenas noticias se amontonan para la solista sueca Anna Von Hausswoolff y nosotros que nos alegramos desde la admiración. Y es que Ceremony, el disco que presentó el año pasado en su país, fue sencillamente espectacular, una pieza de cámara redonda en el fondo y la forma del que teníamos pendiente hablar por variados motivos.

¿El primero? Esperábamos su confirmación para algunos de los Festivales del curso, y en fechas recientes su nombre ha aparecido ya en los lineups de convocatorias tan importantes como el Iceland Airwaves 2o13 y el Green Man Festival, donde compartirá escenario con Swans, Low, John Cale o Midlake. Casi nada. ¿El segundo? La esperanza de verla en directo una vez ha confirmado su gira para 2013… algo que en primera instancia parece que no se cristalizará, al pasar por varias capitales europeas pero no por aquí, según podemos comprobar en su página web.

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El motivo de nuestra revisión al particular universo de Anna es el excelente Ceremony, un disco cinco estrellas que arranca apabullando con Epitaph of Theodor, tema instrumental de más de cinco minutos que acongoja y emociona a partes iguales, con una capacidad envolvente fuera de toda duda que nos introduce de lleno en el mundo interior de esta creadora sueca, responsable de temas vibrantes como el Deathbed que sucede al anterior, o Mountains crave -tema muy en la línea del Bloom de Beach House-, que le sirve para cerrar una introducción al álbum simplemente soberbia, impecable.

Hija del prestigioso artista Carl Michael Von Haussfwolff, Anna debutó en 2008, incorporándose poco después al sello de corte independiente Kning Disk, con el que presentó su primer EP, de notable acogida en su país, sentando las bases para un debut en formato LP que llevaría la firma de Henryk Lipp en la producción.

Imagen promocional de Anna Von Hausswolff

Imagen promocional de Anna Von Hausswolff

Nacida en Goteborg en 1986, el prestigio de Von Hausswolff en su país es hoy incuestionable, siendo considerada como una de las mejores cantantes, compositoras y pianistas de su país desde que apabullase en 2010 con su disco de debut, el por aquí no muy escuchado Singing From The Grave.

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Para su nuevo asalto en 2012, podría decirse que Anna mantiene inamovible la hoja de ruta, firmando un trabajo impecable en lo instrumental -recursos como el del órgano le dan a temas como Goodbye un transfondo conmovedor, para culminarlo en un crescendo emocional electrizante- de factura loable. A Red sun le seguía la más amable Epitafh of Daniel, un rayito de luz en un disco emocionalmente complejo, una suerte de laberinto musical en el que nos gusta perdernos, al que acaba por trufar con 13 temas que hacen de este un disco tan exigente -sobre todo en sus piezas más experimentales, como la sombría No body– en su escucha como satisfactorio en sus momentos más álgidos, como los brindados en Liturgy of light, pequeños instantes en los que se revela como una excelente solista, más allá de su pericia para levantar un sólido castillo sensorial a costa de la instrumentalización que marca el tracklist del álbum.

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Comparada a menudo en su país con Kate Bush, Van Hausswolff -que recogió en una serie de vídeos de la que dejamos su primera entrega el proceso creativo para su álbum de continuidad- atesora ya una carrera consolidada que incluye gira europea -sin suerte para nosotros, cruzará buena parte del continente sin hacer escala en España- y presencia en Brasil, además de abrir para M. Ward a su paso por el Royal Dramatic Theatre de Estocolmo y de tocar en la práctica totalidad de festivales de su país.

Volviendo al álbum, el sentido casi cinematográfico adquiere su máxima expresión en Ocean, mientras que el tono trascendente se mantiene en temas como Sova o Funeral for my future children, seguramente uno de los títulos más melancólicamente tristes de la temporada pasada.  Sun rise, ya al final, le ponen la guinda a un álbum redondo, con varios meses de vida ya, al que reivindicamos sin reserva.

Escucha Ceremony en Spotify: