Metidos como estamos de pleno en el verano, me temo que el disco escogido para esta semana resulta bastante previsible. Desde su formación en 1961, los imperecederos The Beach Boys llevan poniendo música a nuestros veranos durante más de 5 décadas. Hoy recordamos algunos de sus mayores éxitos con este excelente recopilatorio publicado en 1974 bajo el nombre de Endless Summer. Si aún os quedan unos días para coger vacaciones, a buen seguro que esto os pondrá los dientes largos. Por ALBERTO J. PUYALTO
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Siempre que me asomo a la discografía del célebre grupo californiano me siento abrumado por la ingente cantidad de singles, LP’s y recopilatorios que han ido publicado desde que iniciaran su andadura a principios de los años 60. Sus temas más celebrados se reparten entre diferentes trabajos editados a lo largo de una década prolífica, que alumbró discos de la talla de Surfin’ Safari (1962), Surfin’ USA (1963), All Summer Long (1964), Summer Days! And Summer Nights (1965), Pet Sounds (1966), Good Vibrations (1966), etc. Su carrera, que se ha prolongado más discretamente hasta nuestros días, contó con una primera etapa brillante de la que hoy recolectamos sus mayores éxitos.
Pese a mi reticencia a recurrir a los recopilatorios, la relevancia de los temas incluidos en este Endless Summer justifica la excepción. Como no podía ser de otra forma, el álbum fue lanzado a principios de un verano, (en concreto el de 1974), y publicado en formato de doble disco bajo el sello Capitol Records, discográfica que había abanderado a The Beach Boys durante sus primeros años. Todas las biografías mencionan la edición de este grandes éxitos como un momento significativo en la historia de la banda; su buena acogida constituyó un bálsamo para una formación en decadencia, que atravesaba momentos verdaderamente difíciles.
Tras haber fichado por Reprise Records y haber sufrido diversas reestructuraciones a principios de los 70, The Beach Boys estaban padeciendo duras críticas por parte de la prensa, y sus últimos trabajos -pese a contar con un fuerte respaldo económico-, no habían obtenido ventas relevantes. Las grabaciones, además, habían sufrido complejos procesos de producción debido a discrepancias con la discográfica, y los problemas personales iban en aumento. La salud mental de Brian Wilson empezaba a declinar mientras el grupo se centraba más en sus actuaciones que en tratar de publicar nuevos trabajos. Así que, cuando Endless Summer vio la luz en el 74, puede decirse que la banda californiana se hallaba en un punto sin retorno.
Por fortuna, cierta corriente revival que se extendía por aquel entonces en EE.UU. convirtió esta antología de The Beach Boys en un imparable éxito de ventas, insuflando aire nuevo a la formación. Endless Summer sorprendió incluso a la propia Capitol al mantenerse tres años consecutivos en las listas de éxitos y conseguir un disco de oro. Parecía que los jóvenes se dejaban sublimar por la música de diez años atrás y los padres disfrutaban con los éxitos de una de las mejores bandas de su juventud. De este modo, poco después de la publicación, la formación californiana volvió a ser foco de atención de la prensa y consiguió nuevas oportunidades para entrar en estudio y sostener su carrera discográfica.
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Desde luego Endless Summer posee todas las perlas que cultivaron The Beach Boys durante sus primeros años. La selección que contiene se me antoja una muestra perfecta del estilo que popularizaron los chicos de Hawthorne durante aquella década.
La banda fue originalmente una formación familiar en la que tres hermanos Brian, Carl y Dennis Wilson, fueron completados por su primo Mike Love y un amigo de Brian, Al Jardine (posteriormente substituido por David Marks). En busca de la originalidad, Brian, único de los integrantes que realmente se había interesado por el surf, sugirió crear una canción que tratara sobre aquel deporte, el cual empezaba a gozar de gran popularidad entre los jóvenes de los 60. A partir de este experimento, The Beach Boys empezaron a desarrollar un repertorio de temática playera, marcado por un estilo efectivo que contaba con sorprendentes armonías vocales, cuidadosos arreglos de guitarra y tonadas pegadizas. En los pasajes de rock and roll, la banda definió además un estilo único que hoy es conocido como surfer rock, y que se caracteriza por la profundidad del reverb y la vivacidad de unos solos frenéticos, pero cristalinos como las aguas californianas. La mezcla de estos elementos supondría la creación de una de las primeras formas conocidas de pop rock, género que iba a causar auténtico furor entre los adolescentes.
Pero regresando al disco que nos ocupa y analizando sus pistas, observamos que ya la cara A del primer vinilo recoge temas emblemáticos como Surfin’ Safari, Catch a Wave o el inmenso Surfin’ USA. En la cara B hallamos, entre otras, la alegre Little Deuce Coupe, la balada In My Room (como muestra de la capacidad del grupo para abordar temas románticos), y otro clásico del surfer rock: Fun, Fun, Fun. Pasamos al segundo vinilo, y la primera pista nos hace comprender lo grandes que eran estos chicos; I Get Around es una de esas canciones de incansable escucha que siguen estremeciendo pese a haber sido mil veces revisadas. Algo similar sucede con Don’t Worry Baby, un tema que jamás me canso de escuchar y que evoca al instante esa idílica etapa que vivió EE.UU. durante los años 60. La cara B nos trae también temas inolvidables como California Girls, Help Me Rhonda o All Summer Long, que sirve de perfecto colofón para un total de 20 pistas.
En definitiva, a todo oído mínimamente avezado le resultarán familiares la mayoría de los temas. Confío en que el disco sirva para recordar a una mítica banda como se merece. ¡Feliz verano a todos!
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