Ya habíamos hablado del Próxims Barcelona aquí, y como en vacaciones nadie hace los deberes, os reenvío de nuevo aquí para que le echéis una ojeada a lo que fue la entrada de verano de la mano de Manel en el Poble Espanol con Bremen, Manel, The Free Fall Band y Dorian. Aquello era un 18 de julio donde te crees que 27 grados son ya mucho calor y estrenas las nuevas espardeñas creyéndote que estas moreno. Pero no.

La segunda versión del Próxims -¿quién narices se inventó aquello de que las segundas partes nunca fueron buenas?- aterrizaba el sábado 10 de agosto en Calonge, pueblecito girondino (que palabra mal sonante) con su bar de olivas en la barra, la iglesia y el castillo del siglo XIII.  Y la gente del Próxims que en esto saben mucho y se las ven venir dijeron ¿por qué no escoger una localización increíble? Pues en el Castell de Calonge que situaron escenario para la larga retahíla de nombres que se encabía en una única noche: El Petit de Cal Eril, Extraperlo, Inspira, Convergència i Unió (que no el presi y el calvo, sino el trío Maria Rodés, Ramón Rodríguez y Martí Sales), Berlinist y Manel. Crónica de ANDREA GÓMEZ. FOTOGRAFÍAS DE JAUME MACIÀ

Convergència i Unió, en directe al Pròxims // Jaume Macià

Convergència i Unió, en directe al Pròxims // Jaume Macià

Que Calonge tiene un castillo eso siempre es bueno saberlo, porque aquí una se salto el día que en clase tocaba lugares bonitos de la geografía catalana. Y después de todo el día con ohs, uhs y ahs què bonic por la costa brava (¿qué es un festival sin su ruta turística e ingresos en caña y paellas para las arcas municipales?) una que es muy urbanita llegábamos a Calonge. Según la viquipedia Calonge es “una població dividida en dues parts, una vila medieval en un pujol i una altra moderna, destinada a lloc de vacances al costat del mar”, y no creo que pueda superar esa descripción. Sólo añadir que el Festival Próxims que el año pasado se asentó en Sant Feliu de Guixols – qué bonito puerto descubrí- este año se asentaba en la “vila medieval situada dalt el Pujol”.  Y parejas y matrimonios bien avenidos cojan nota, esa vila medieval en el mes de diciembre con sus calles empedradas, sus casitas cucas y su olor a carn a la brasa es buen destino de nido de amor. Chicos, de nada por la idea.

Eran las 20.30h que tras algunos ohs y uhs más por las calles del pueblo llegábamos a las puertas del castillo barra escenario del Próxims. Primero de todo. Buena organización. Que algunos festivales “pequeños” se creen que es jarana y luego gloria, y aquí la jarana muy bien, pero siempre mejor organizada y con sus trabajadores simpaticotes y atentos.

Inspira

En el escenario se acicalaban Inspira, cinco en el escenario, todavía poco público –es que aún hay sol y a la gente le cuesta arrancar de la playa. “Bona tarda i gràcies”, Jordi Lanuza saluda. Tienen nuevo disco bajo el brazo, Amunt! (2013), que tras Escapistes (2010) y sus letras preciosistas sólo podía ir a mejor. De aquellos grupos que respetan los fans de larga duración, abrieron con Humilment brillant, que habla de cuerpos que se entrelazan y que pone mucho la piel de gallina. Buena entrada.

Y decir que la voz de Jordi Lanuza lo es todo. Ya podría haber un trombón detrás o la orquesta de Viena en pleno apogeo a sus espaldas que tú sólo puedes oírlo a él. Y con esa voz nos introdujo canciones del nuevo EP como Més fort que mai y Amunt, que les obliga a dar discurso introductorio “hem fet un disc, si entreu a la web trobareu un videoclip d’Andres Pino”, y menudo videoclip, y que chicas, y que textura, y que canción, El refugi de les hores. Canción que suena cuando se va el sol y aparece la luna, y sonará bucólico y un poco Federico Moccia, pero esa escena no tiene precio. Y ese “lluny de ser conscients del temps” es un claro resumen de lo que ofrece Inspira, desconectar de todo lo demás. Y hubo más presentanción del nuevo disco, como Assajos i errors. Y vuelta a los antiguos temas, más nuestros, más conocidos –diré que creo haber llorado alguna vez con alguna de esas canciones, pero que no quede constancia. Y suena “prenem al vol carícies”, inicio de Talls nets d’arrel, y cierran con Foc i Brasses y Plou (i no vol parar). La gente se tambalea al ritmo, cierra las ojos e imagina. Y la voz de Jordi Lanuza se despide, pero no quieres que se vaya. Cuida’t la veu Jordi, perquè volem que et duri eternamente.

No han cerrado las luces que la gente se desplaza como por sinergia al segundo escenario. Sí, hay otro escenario, no sólo estamos en un festival en medio de un castillo sino que además tiramos la casa por la ventana y colocamos dos escenarios. ¿Quién dijo festival pequeño? A mi no me miren.

Inspira 1

Els Inspira, al concert del Pròxims Calonge // Jaume Macià

Convergència i Unió

Y menuda localización el segundo escenario, en mitad del patio de armas, envuelta de muralla y edificios con arcos de media vuelta (sí, lo he consultado), estaban Convergència i Unió, o lo que es lo mismo, Maria Rodés, Ramón Rodriguez (ai, barbudo The New Raemon), Martí Sales y Edu Campos (bajista de Manos de Topo y caído aquí por novedad, o como mínimo no tenía constancia suya). Sentados en cuatro sillas, en fila horizontal, y con esta propuesta experimental con canciones muy de Ramón, otras muy de María, y ahí en medio, con su toque particular, Martí, el líder de Surfing Sirles.

Y cuando le toca a Maria todo es más dulce, más etéreo. Y toda la atención recae en ella, y el resto podrían retirarse, o quizás lo hacen, porqué no recaes en ellos. La visita, Guerres i amagatall i la preciosa Jo no vull ser un cactus que sirvió para cerrar el acto con un “quan l’altre dia t’estava mirant, vaig pensar que seria genial fugir amb tu… vull follar amb tu” que dejó al sector masculino del público tocado y hundido.

También Ramón Rodríguez tubo su momento, con letras bonitas como nos tiene acostumbrados en The New Raemon, pero aquí le separan el catalán y que además tiene de aderezo los coros de María. Un plus. Así él protagonizaba Nusos, escrita con Clara Vinyals, de Renaldo & Clara. Y en esos discursos a la platea, Ramón contaba que ese tinglado nace de un proyecto entre él y Maria, pero no se aclaraban, porque iban haciendo canciones que cada uno incorporaba en sus discos, hasta que llegó Martí, “ell va entrar per endreçar això”. Y de estas canciones que cada uno tomó prestadas, Ramón se tomó la licencia de cantar Galatea, de Tinieblas por fin (2013), y Maria cantó Mirall del disco Sueño Triangular (2012).

Y hubo un instante especial para Uri Caballero, guitarrista de Els Surfing Sirles, muerto en julio de este año. Y con la (mierda) tumbos que da la vida, Martí y Ramón hacían una triste versión de Neil Young, The Needle and The Damage Done. Volvieron a la actividad conjunta con Taxidermia y Into the maëlstrom, y el extraño experimento de Eclesiastés 12 2-8, un fragmento de la biblia, lectura que Martí nos recomendó como “lectura d’estiu, està molt ben escrita”. Lo dicho, un experimento.

El Petit de Cal Eril

Intentaré obviaros la odisea por un maldito bocadillo. Pero aquí va una recomendación para el siguiente ayuntamiento que acoja un festival del calibre del Próxims: a los festivales suele ir gente, más gente de lo normal, más gente que la que suele haber en un día normal en un pueblo, esta gente suele tener hambre/sed, sí, son humanos, y al tener hambre quieren bares y restaurantes y no tener que esperar una hora y media para un simplón bocadillo ni tener que escuchar un “no nos queda pan”. Ayuntamiento, eso es dinero que se pierde. Y hasta aquí la recomendación del mes.

Y tarde llegaba El Petit de Cal Eril a las 12 menos diez de la noche, pero a este peculiar grupo se le perdona toda. Joan Pons, realmente el hijo pequeño de Ca l’Eril salía al escenario acompañado de su banda,  siete encima del escenario, tres vientos, y una figura de un ocho  en luces de neón que dejaba claro cual era la carta de presentación: el doble disco La figura del buit (2013). Y así empezaban, con La figura del buit, mostrando esa singular voz y un cuidado acompañamiento instrumental. Estaba lleno, a reventar, pero el público estaba ahí de pasada, habían entrado por y para Manel. Se percibe cuando ves niños sentados en el suelo (¡la de niños que fueron a ver a Manel!), parejas aburridas, y caras de impaciencia. Pero con la simpatía de Joan aquello se reanimó rápido. Son canciones extrañas, pero de ritmo pegajoso y letras dulces y cotidianas. Com un plom y Estramoni abrían boca. Y Joan iba contando las historias detrás de las canciones, como con R.Lee y el hombre que paseaba un canguro por Lleida. Y todo ello sin dejar de dar las gracias “sou molt macos i molt maques”.  Y que la gente se empieza a olvidar que estaban ahí por Manel, y que este chico es muy majo.

El gat s’està fotent el colom, que muestra la complejidad y divertimento de las letras, seguida por Sant Pere, una reverencia al jazz, con los vientos de protagonistas, que estaban a la espalda de Joan elevados en una tarima. Y que Joan es de esos que no calla, y oyes que la gente se pregunta “¿d’ón deu ser?”, por ese acento que no ubicas, y él que viene de Ossona y que en mitad del concierto te suelta “mireu quin pi més ben parit, fot-li llum”. Porque las cosas naturales son mejores, y porque el paraje era espectacular. Y una canción en especial que levantó el ánimo del público, por ser un tema perfectamente ejecutado, Ei, sents com refila l’òliba? –la peculiaridad también está en los rebuscados nombres. Y terminaba con una de las obras maestras del disco Amb tot y Lleida frega Fraga, de personaje inventivo surgido de una mente que cree en la originalidad como punto a favor.

Y sólo espero que se haya llevado nuevos adeptos de ese grupo de gente que contaba los minutos para escuchar Teresa Rampell.

ManManel, tancant el Pròxims Calonge // Jaume Macià

Manel, tancant el Pròxims Calonge // Jaume Macià

Y Manel.

Y Manel, que decir de este grupo del que todo el mundo habla, todo el mundo adora, todo el mundo lleva su CD en el coche, y los periódicos apuestan por su entrevista en portada. Me dan respeto. Y a la gente también. Porque se les perdonó su media hora tardía, y que eran la una de la madrugada y ahí había mucho padre moderno despejando a los niños para que estuvieran despiertos para ver a los barceloneses.

Y aparecían en el escenario relajados. Porque Guillem Gisbert da como más respeto aún, con sus casi ¿2 metros de altura? y que normalmente está muy serio y poco parlanchín. Pues debían ser los aires de Girona, o que la noche estaba fresca, pero Guillem estaba suelto, es más, sonreía, y mucho, y diré más, se lo estaba pasando bien. Y creo que es la primera vez que veo a Manel conectar con el público, y eso para los adoradores es un matrícula de honor rozando Cum Lauden.

La setlist es de sobras sabida y repetida, quién no los ha visto en algún rincón o fiesta mayor, ha visto la extensa pieza en el TN Migdia sobre Cap Roig. Pero la repetiré, que por algo tomé notas. Vés Bruixot!, que magnifico tema para entrar en calor, porque la gente no tiene ni remota idea de lo que está cantando, ni de quién narices es ese tal bruixot, pero lo que llega a pegarse esa melodía y ese “Ves Bruixot, Go Bruixot” es de estudio.

“Molt bona nit senyores i senyores. Sou molt amables”. Educados son un rato, que por algo han sido criados en Sant Gervasi. Y con esa compostura entre recatada y discreta enlazaban con Ai, Yoko, la primera del disco Atletes, baixin de l’escenari (2013). Y mucha gente mayor entre el público, sin ofender, pero público maduro que imagino disfrutó con Ja era fort.

Y Gisbert se arrancó con un “Molt bona nit, és un plaer, esteu molt atractius. Som Manel, segur que teniu moltes coses per fer, però heu decidit venir. Esperem estar a l’alçada de les circumstàncies”. Lo dicho, educados. Y revisión de esa gran obra del 2011, 10 milles per veure una bona armadura, con El gran salt, y la gente que agradece los viejos hits. Y el problema con las del nuevo disco, es que el ritmo era ideal para que las parejas –cuanta pareja, por dios- aprovecharan para bailar pegados (¡!). Y así ocurrió en A veure què en fem, Una banda de rock y Desapareixíem lentament. Desde aquí hago un augurio totalmente inventando: de aquí a nueve meses una plaga de niños llamados Manel, Adela, Vanessa o Olga invadirán Catalunya. Porque el nivel de parejas y amor y abrazos por segundo no  se ha visto en otro lugar. De aquí a nueve meses hablamos.

Suerte de Gent normal que permitió a los pocos solteros soltarse la melena, y gritar al viento. Y como Guillem estaba más suelto que de costumbre, esas primeras estrofas a modo de charla le quedaron bordadas, “doncs francamente maca, no em sembla que ningú estigui rient aquí…”.  Y con Boomerang la gente se reencuentra con Vanessa y Xavi, que uno concibe como viejos amigos, y La cançó del soldadet los coros y las palmas entre el público ya estaban desmadrados. Y para calmar el público, vuelta al nuevo cd, Mort d’un  heroi romàntic, esa historia que podrían contarte cada noche y seguirías esperando saber como sigue. Siguen siendo unos buenos cuentacuentos. “Un, dos… un, dos, tres, cua…” Y aquí uno de los temas que más ha calado y que la gente no tarda en contagiarse, Quin dia feia amics…  y como nos gusta ese “no, no, no, no m’interrompis”.

Y de aquí ya sólo fue hacia arriba. Con palmas, coros en el estribillo, o bailes arrítmicos, el público estaba dentro. Ai Dolors, con ese final que Roger Padilla se deja preparado para que la gente aplauda, y haya una vuelta perfecta con ese estribillo en el que un día bordaron la letra. Y subida de nuevo con Benvolgut –esa letra, que aún nos golpea- y las tres guitarras, Guillem, Roger y Martí en fila horizontal, preparados, aguantando melodía, serios, y arrancan de nuevo.

Suenan los primeros acordes, batería, y la gente ya baila. Es Teresa Rampell, ese single que nos hizo creer en unos nuevos Manel. Y unas bombillas al fondo construyen la palabra AMOR, y la gente alucina, y borda la letra, y acompaña a Guillem a grito pelao con ese “que ve l’amor”. Y quizás duró 7 minutos. “Ara heu de ballar amb moviments estranys”. Y así hasta tres veces, hasta que todo el espacio estaba en un movimiento convulso, a imitación del videoclip de Sergi Pérez. Y que están más simpáticos. Ya lo he dicho.

Y como buenas estrellas de escenario, salieron del escenario para volver a aparecer. Ya no hace falta ni gritar “otra”. Y este bonus track empezaba con un tema que muchos olvidan del nuevo disco, pero que en realidad la gente canta muy a gusto y muy asqueada: Un directiu em va acomiadar.  Levantaron los ánimos con el ya clásico En la que el Bernat se’t troba, y que la gente adora cantar ese primer “yyyyyy ahir a la nit”. Somos así, de básicos. Cambiaron el ritmo, y eso a la gente la desubica un poco, pero cantaron por encima igual, dejando que se luciera poco Guillem en esa nueva melodía. Lo mismo con el tema(zo) que siempre reservan  como tema-despedia: Al mar!. Aunque con la melodía algo variada la gente no dudó a gritar a las dos de la mañana esa canción que siempre será la canción del verano.

“Ha estat un plaer. Gràcies pels balls i tingueu un bon estiu”, y verlos a todos tan sonrientes es mejor que cualquier espectáculo perfecto.

Y estarán en todos los medios, y serán los niños mimados del país, y habrá haters que siempre critiquen esa falta de complejidad instrumental, y los que hablen de cansancio, y que no son los que eran. Pero que nos perdonen a los que disfrutamos, cantamos, y seguimos sufriendo algún que otro momento de gallinadepiel con esas 19 canciones en directo. Y Manel, vosotros, seguid sonriendo mucho, por favor