Back to the roots. Con ese elogiable propósito arrancaba una nueva edición del Sant Feliu Fest en la Atzavara, una edición marcada por el regreso de Nueva Vulcano y el estreno de nuevas canciones de No More Lies, que dejó diferentes postales para el recuerdo, cerrándose con buena afluencia de público y las expectativas sobradamente cumplidas en lo musical, tanto en la jornada del Jueves, la única que se realizó en formato sala, como en la de Viernes y Sábado, cuando el escenario se trasladó al exterior durante el eje central del Festival. Una crónica de RUBÉN IZQUIERDO y EDU MATÓ. Fotografías de EDU MATÓ
- Nueva Vulcano, No More Lies, T.S.O.L o Hopeful, entre los más aplaudidos
- Bullitt y Furguson refrendaron que los sudyos son dos de los trabajos más enérgicos del curso
- The Destroyed Room o Cuello, más motivos para celebrar la edición con la que el Festival vuelve a sus orígenes
Jueves (Por Rubén Izquierdo)
La jornada del Jueves era la única de las tres de pago que se realizaba bajo techo y quedó formada por un programa cuadruple en el que brillaba con luz propia T.S.O.L, formación de California que llenó de pogos y energía las primeras filas del escenario, empequeñecido por su presencia. Protagonistas de una explosión de sonido y energía, el torrente de T.S.O.L. elevó la temperatura de una sala convertida en caldera por la intensidad acumulada durante los cuatro conciertos de la noche.
Los primeros en salir al escenario fueron ROT. Llegaron con su hardcore-punk de l’Empordà y no decepcionaron. Concierto solvente, resolvieron bien la difícil papeleta de abrir oficialmente un festival, gracias a una intensidad mantenida de inicio a fin que sirvió para empezar a caldear el escenario y para corroborar las buenas sensaciones que traían de casa. Poco vistos aún en salas, el suyo fue un concierto que sirvió tanto para abrir el Festival como carta de presentación, y eso es algo que no sucede todos los días.
Si ROT llegaban con ganas de descubrirse al mundo, The Destroyed Room lo hicieron manteniendo ese momento dulce que atraviesa su sello (Boston Pizza Records), al que no se le recuerda una mala referencia. Sergi Alejandre (Wind Atlas) y Víctor Saldaña alargan así el buen momento de sus otros proyecto. Enérgicos e impulsivos, supieron hacer frente a pequeñas dificultades técnicas a golpe de rock, canciones impulsadas desde adentro que sirvieron para acabar de acondicionar la sala para la explosión que vendría después con T. S.O.L. Después de presentar en fechas recientes algunos de los temas que integrarán su nuevo trabajo de estudio, The Destroyed Room corroboran que 2013 puede ser también su año. Lo raro sería lo contrario.
Y llegaron T.S.O.L desde Palm Beach para poner l’Atzavara patas arriba. Sabedores que se les esperaba con ganas, no fallaron para explosionar su hardcore californiano desde los primeros acordes, llenando de pogos, sudor y energía las primeras filas de la sala, donde se acumularon los remolinos en paralelo al buen show que se marcaron desde arriba los de Huntingon Beach. En activo desde 1978, regalaron una actuación enérgica y vitalista, puro goce puño en alto que hizo de Jack Grisham uno de los reyes del SFF del curso. Si no tiene la corona, poco le debería faltar.
La primera noche la cerraron Furguson y la suya no era una papeleta nada fácil: salir al escenario después de semejante tsunami requiere de buen material y de tabalas, y de ambas cosas se mostraron sobrados, haciendo buenos los réditos de su sugerente The Lap Year, discazo presentado este 2013 que corrobora su buena estrella, intuida ya en sus producciones anteriores. Notables en la técnica, demostraron que son una de las formaciones que más y mejor viven sus directos. Y eso es algo contagioso de verdad, regalándonos un concierto que se nos pasó en un suspiro y que sirvió para cerrar con una sonrisa en los labios la primera noche del Festival.
Viernes (Por Rubén Izquierdo)
La jornada del Viernes era especial sobre todo por la presencia los muy esperados y locales More No Lies. Ellos fueron los grandes protagonistas de una jornada marcada por el paso al escenario principal, con mayor capacidad de público. Se resolvieron los pequeños problemas técnicos de la jornada inaugural, ampliándose a seis las bandas participantes en el Festival, frente a las 4 del día anterior.
La presencia de seis bandas hizo que la jornada comenzara antes, y ya a las 18:00 el power pop de los madrileños The Hardtops se dejó sentir en las entrañas del festival, re-inauguarando el SFF para darle el relevo a Maryland. Los de Vigo se encargaron de poner la nota indie-rock de la jornada, cuya nueva referencia llegaba este año con la garantía de Ernie Records, encargados de su edición a escala estatal.
Igualmente esperada era la presencia de Cuello, el nuevo proyecto de José Guerrero (Betunizer), aquí asociado con Oscar Mesquita, con experiencia acumulada en formaciones hardcore como Derrota o Zanussi. Ambos, junto a Ubaldo Fambuena y Nick Perry trasladaron desde Valencia la energia y el torrente potencial de Mi Brazo Que Te Sobre, grabado en directo y rebosante de energía y buen gusto sobre el escenario. Su potente pueste en escena hizo las delicias del público, entrado ya en calor para lo que restaba por venir, convirtiéndose en unos de los triunfadores de la jornada, gracias al carisma natural de Guerrero, a unas letras con enjundia y a una puesta en escena del todo sintonizable con la rotundidad buscada por el Festival. Bravo.
Tras ellos, y también de Valencia, los encargados de coger el testigo fueron Trocotombix, con su grind core a cuestas. Una propuesta diferente en lo estilístico, que se benefició del entusiasmo de sus integrantes para presentarse en sociedad justo antes de que los grandes protagonistas de la noche saltasen al escenario.
Ya en la recta final del concierto de Trocotombix se notaba que había ganas de NML, y los de Sant Feliu no fallaron. Conscientes de que jugaban en casa, Santi García y compañía se marcaron un concierto de aúpa, presentando nuevas canciones y desbordando el entusiasmo del público a lo largo de las 13 canciones que tocaron, algunas de ellas inéditas y de estreno en el festival. El setlist no eludió clasicazos del calibre de Stone, noise, broken glasses o My sinking TV y sirvió para empezar a comprobar que los nuevos temas mantendrán la intensidad de una de las formaciones más míticas de la ciudad, seguramente la que más consenso genera, en parte gracias a los 3 discos gestados a lo largo de estos últimos años.
Hopeful, también locales, reaparecieron en casa tras varios años de silencio, conformando una recta final de jornada para el recuerdo. Tras un largo parón que se iba a la década y media su retorno nos los trajo en plena forma, desmintiendo el tópico de regreso nostálgico para hacernos creer que el tiempo no había pasado y que seguíamos en el noventa y pico. Quince años da para mucho, pero no para apagar la llama. La de Hopeful no.
Sábado (por Edu Mató)
Y llegó el sábado. Después de dos días muy intensos el festival llegaba a su parte final llena de nombres conocidísimos para todos los que estábamos allí. Los primeros en salir a escena fueron los catalanes B12, hardcore de la vieja escuela…
Luego le tocó el turno a Yaw, una de las grandes sorpresas del festival, lo que nos permite augurar que los vascos prometen ser una de las bandas screamo/hardcore más interesantes de nuestro país. Su directo fue contundente, sin lagunas, directo a tus tímpanos. Es de esos conciertos tempraneros donde la gente merodea más por la barra que por el escenario, pero esos gritos en euskera y esos riffs hicieron que poco a poco eso cambiase. Definitivamente hay que seguir de cerca a esta banda.
La noche cayó y se subía al escenario unos mitos del punk-rock nacional, señores y señoras, los G.A.S Drummers. Uno de estos grupos que si lo metes en epitaph colaría perfectamente, que si te vas de gira por el sur de California y los ves en un garito dírias, joder como tocan los putos yanquis. Pues no, welcome to Jerez. Los andaluces sacaron a relucir todo su repertorio ante un público entregado, conocedor de lo que tenían delante. St Feliu también es punk, y los G.A.S Drummers son y serán de lo mejor que ha parido este país.
Greus. Ese es el nombre de la banda que tocó entre las dos punk rockers del sábado. Y la verdad es que ahora entiendo su nombre. El sonido es grave, pesado, inacabable. Stoner instrumental jugando con los tempos y con los acoples. El dúo catalán gustó y quedamos a la espera de escucharles en estudio.
La escena de la Brave Coast mola. Da igual el grupo, mola. Saben lo que hacen. Y lo mejor, lo saben hacer. Pues en esa escena están los Bullitt, banda con kilometraje y ex miembros de los geniales Without. Los tíos tocan genial y encima la voz de Xavi lo clava. ¿Qué más decir? Bullitt yourself.
11 de la noche. El cielo empezaba a chispear. Las tiendas recogían todo su material evitando que se mojara. La gente buscaba cobijo. Pero tranquilos, la cosa no fue a más y en el escenario subía la banda que todos estaban esperando. Los Nueva Vulcano ya estaban ahí preparados para cerrar el festival de la mejor forma posible. El trio barcelonés empezó con “Segundas residencias” y desde este momento hasta el final el público no paró de corear sus letras y bailar como locos. Post-hardcore en plena esencia. Además tuvimos el placer de escuchar tres de sus nuevos temas que precisamente están grabando estos días en St.Feliu en los estudios del gran Santi García. ¿Qué más decir de esta banda? De lo mejor que ha parido la escena catalana. Hitmakers. Esa jaguar azul que huele a noventas, ese bajo distorsionado que te retumba en los oídos, esa batería hecha con dos dedos de frente, sin alardear. Encima las letras tienen sentido y la voz de Artur tiene carisma.
Pues nada, larga vida a Nueva Vulcano y larga vida al St Feliu Fest. Allí hay una escena, y eso es algo que no lo puede decir mucha gente.