El concierto que Kris Kristofferson ofrecerá en Barcelona el próximo 17 de septiembre nos sirve para recordar el primer álbum de este célebre letrista, cantante y actor americano. Su único concierto en nuestro país permitirá degustar algunos de sus mayores éxitos, la mayoría de los cuales vieron la luz en el LP publicado en 1970 bajo el nombre de Kristofferson. Por ALBERTO J. PUYALTO
Natural de Brownsville (Texas), Kristofferson representa a la perfección ese romántico espíritu americano cuyas raíces musicales se aferran a la enorme extensión que separa las llanuras de Tennessee de las resecas tierras del sur de California. Su inconfundible actitud de cowboy le identifica con la imagen arquetípica del cantante country que tenemos grabada en nuestro imaginario, y que películas como Crazy Heart (2009) se han encargado de alimentar.
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Pero Kris Kristofferson resulta una figura conocida incluso para aquellos que no están familiarizados con su música. A parte de ser un habitual de los shows televisivos de EE.UU durante los 70, desde su juventud ha aparecido en producciones de Hollywood con asiduidad, contando con una amplia filmografía a sus espaldas que incluye títulos como Patt Garret & Billy The Kid de Sam Peckinpah, Ha Nacido Una Estrella junto a Barbara Streisand, El Planeta De Los Simios de Tim Burton o los tres episodios de la saga Blade.
La verdad es que todo lo que envuelve a Kristofferson resulta maravillosamente americano: creció en una familia que procedía de inmigrantes suecos e irlandeses, cuya rama paterna contaba con una fuerte tradición militar; ingresó en el ejército durante su juventud, donde se hizo piloto de helicóptero y estuvo destinado en Alemania Occidental en la división de infantería, pero finalmente su vocación de escritor le acabó apartando de la profesión. El asunto supuso una importante decepción familiar cuando llegó a rechazar un puesto como profesor en la Academia de West Point.
Poco después, Kristofferson se mudó a Nashville, la cuna del country, donde entre otros trabajos fue contratado para barrer los estudios de la discográfica Columbia. Allí conoció a Johnny Cash, a quien ofreció alguna de sus primeras composiciones, y presenció las sesiones de grabación de Dylan para su genial Blonde on blonde. Posteriormente trabajó para una plataforma petrolífera al sur de Louisiana, una etapa donde disfrutó de mucho tiempo libre y gracias a la cual pudo dedicarse a escribir con frecuencia.
Compaginando el pilotaje con la venta de sus composiciones, Kristofferson logró tomar cierta reputación como letrista y pronto gente como Jerry Lee Lewis, Roger Miller o DaveDudley interpretaron algunos de sus singles. De aquel ocioso tiempo a mediados de los 60 proceden también grandes temas que el propio Kristofferson cantaría al subirse él mismo a los escenarios. Durante sus primeros pasos como intérprete tuvo el honor de ser presentado por su admirado Johnny Cash en el Festival de Newport. Después ficharía por Monument Records y publicaría su primer disco bajo el nombre de Kristofferson.
Este LP de debut contiene temas muy destacables que fluctúan entre el country rock, el folk rock y las baladas al más puro estilo Nashville; una música de terruño y caminos polvorientos, donde la grave voz del tejano nos transporta al mismísimo corazón de América. Aunque el trabajo no obtuvo unas ventas relevantes, hoy en día está considerado como una obra fundamental del country americano
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Las dos piezas que lo sostienen dan prueba del talento de Kristofferson como letrista: Help Me Make It Through The Night, interpretada después por grandes como Elvis Presley o Joan Báez, y Me And Bobby McGee, popularizada ya por Roger Miller un tiempo antes y estremecedoramente interpretada después por Janis Joplin tras el breve romance que mantuviera con Kristofferson. En ambos casos, el compositor evidencia una sensibilidad destacada para evocar sentimientos encontrados, ejemplos excelentes de un lirismo muy personal que, sin embargo, trata temas tan universales como la libertad, el fracaso o la rebeldía.
El resto de canciones son también de gran calidad. Algunas de ellas ya eran conocidas por el público en el momento del lanzamiento (Sunday Mornin’ Comin’ Down, por ejemplo, había sido grabada por Ray Stevens en el 69) y otras acabarían siendo versionadas con posterioridad (For The Good Times, grabada a finales de ese mismo 1970 por Ray Price y convertida en Song of the Year por la Academy of Country Music. Yo destacaría, además, Blame It On The Stones, cuyos pasajes de orquesta de marcha recuerdan al Rainy Day Women #12 & 35 de Dylan; To Beat The Devil, poética composición provista de partes narradas en las que la voz de Kristofferson resulta fascinante; y Best of All Possible Worlds pieza de tempo más ágil que hará las delicias de los fans de Johnny Cash.
El conjunto posee una cohesión y calidad tales que convierten este disco en una buena forma de iniciarse en la obra del cantautor americano. Para los adictos al western y los bistecs poco hechos resultará sin duda irresistible; si les sabe a poco, además pueden acudir a la cita del próximo 17 de septiembre en la sala Barts (Barcelona)y honrar a Kristofferson como se merece.
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