El pasado sábado 26 se estrenaba el segundo número del fanzine feminista Bulbasaur. Aprovechando la ocasión, sus impulsoras organizaron una jornada feminista en el Hangar de Poblenou. Con motivo de este segundo estreno, Shook Down entrevistó a sus autoras, entrevista que rescatamos a continuación como introducción al resumen de la jornada. Crónica y fotos de ANITA MARTÍNEZ
La jornada comenzó con una solida presentación a cargo de Marina Sánchez Cid acerca de la economía feminista. Su carácter, aunque eminentemente introductorio — presentando a partir de los ejes centrales desde los que se desarrollan y estructuran los paradigmas económicos clásicos y del neoliberalismo, puesto en paralelo con las propuestas que la economía feminista defiende— expuso de forma sintética y, más importante aún, muy didáctica, algunos de los conceptos básicos que el pensamiento feminista económico ha desarrollado a lo largo de su historia; haciendo especial énfasis en el trabajo de cuidados, es decir, aquella parte de la economía no sujeta, ni contemplada por la economía de mercado, que juega sin embargo un papel central en el desarrollo sostenible de la vida diaria. Un trabajo mayoritariamente llevado a espaldas de mujeres, quienes además de realizar jornadas laborales iguales o superiores a las de los hombres, dedican de media dos horas diarias a este tipo de “trabajo”. Un excelente ejercicio de síntesis, el de la ponente que, en definitiva, sirvió como abreboca para profundizar en los conceptos y categorías que esta línea del feminismo plantea.
Tras ella Mindy Abovitz, directora de Tom Tom Magazine, una publicación dedicada a las mujeres baterías, realizó una breve pero interesantísima charla acerca del surgimiento y desarrollo de su revista. En un país como el nuestro donde las publicaciones musicales luchan por su subsistencia, resulta inimaginable el éxito de una revista cuya temática no solo se especializa en los bateras, sino en mujeres bateras. Mujeres y baquetas sirvieron como excusa para que Mindy Abovitz planteara las dificultades con las que una revista de estas características, con una carga feminista implícita, ha de enfrentarse. Desde sus comienzos como blog, pasando por la autoedición hasta llegar a una distribución nacional con Barnes & Noble, cabeza indiscutible de las librerías estadounidenses, Tom Tom Magazine ha luchado a lo largo de sus más de cuatro años de vida por acabar con la invisibilidad de las mujeres dentro del mundo de la música, y en concreto en la publicaciones especializadas.
Mindy planteó las dificultades con las que se encuentra continuamente en un campo en el que la presencia de las mujeres es prácticamente nula y cuando no lo es aparece sexualizada. La salud de una publicación así depende eminentemente de la publicidad, y es aquí donde radica uno de los aspectos esenciales a combatir: encontrar anunciantes que no sexualicen en su publicidad a las mujeres, que no se centren en productos relacionados con la belleza, en los que los productos musicales anunciados no sean rosas y donde las imágenes publicitarias no estén basadas en el atractivo de la modelo sino en la importancia de la percusión como tal. Estigmas todos ellos que aunque puedan parecer en algunos casos superficiales, estructuran la manera en que concebimos una imagen publicitaria donde mujer y música extraña vez van de la mano sin que estos tintes sexistas marquen el contenido. A pesar de las dificultades subyacentes, Mindy Abovitz lleva a cabo un trabajo ejemplar sin renunciar a estos preceptos, manteniendo una interesante y única línea editorial.
Para concluir la jornada en lo que a charlas se refiere, tuvo lugar una mesa redonda con Lucía Muñoz Molina, Gemma Moliner y Gelen Jeleton como participantes. Cada una de las tres llevan a cabo su particular labor mediática y/o internauta: Lucía Muñoz Molina también conocida como Filósofa Frívola, lleva un blog titulado bajo este mismo nombre, sobre reflexiones cómicas en torno a la actualidad, la moda, la imagen de la mujer en los medios y otra serie de temas aleatorios en clave feminista, además de colaborar con publicaciones como Mongolia; Gemma Moliner, periodista de largo recorrido en diarios como Avui, lleva la web I love Herstory, que bajo la premisa de este concepto esencial (“herstory”) de la recuperación de la/s historia/s nunca contada/s sobre mujeres, posiciona a figuras esenciales de mujeres recuperando el papel y la importancia de éstas a lo largo de la historia de la literatura, la música, el cine, la cultura popular etcétera etcétera. Por su parte Gelen Jeleton es en realidad el nombre del proyecto de María Ángeles Alcántara Sánchez, que lleva junto a Jesús Arpal Moya, que pretende rescatar y conservar documentos escritos, dibujos, música y publicaciones de carácter DIY. Sin duda tres referentes en los que merece mucho la pena sumergirse.
Diversos temas coparon el tiempo de discusión centrándose especialmente en las perspectivas sobre el feminismo y su representación en los medios, donde la discusión en torno a Femmen monopolizó gran parte del tiempo de debate. Los hiatos entre crítica y teoría feminista frente al público “mainstream”, feminismo académico o de a pie de calle; y la necesidad de ejes y puntos de fuga que supongan una dirección común del feminismo en sus puntos más ambiciosos y necesarios a pesar de las divergencias entre posturas, corrientes o grupos activistas, fueron las líneas generales en torno a las que se movieron las aportaciones de la mesa y el público.
Para finalizar los conciertos de Vida, Imperio y Doble Pletina y la exhibición de baquetas femeninas a cargo de Helga Juárez, Cati Bestard y Mindy Abovitz, cerraron una jornada de gran interés que podría convertirse en costumbre, no solo por la importancia que supone la promoción de la literatura feminista, fanzinera en este caso, sino por la necesidad de lugares de encuentro donde de este tipo de contenidos queden materializados, con sus representantes tangibles e interactuando más allá de la virtualidad. Es ésta una necesidad que en el caso del feminismo reclama con una mayor urgencia este tipo de encuentros, donde se promueva una cierta reflexión, actuación y resistencia, que en los tiempos posmodernos que vivimos se nos dice ya no es necesaria, con la falsa consecución de una igualdad como bandera.