Aunque Seattle es una de aquellas localizaciones a la que conviene volver de vez en cuando lo cierto es que Vibragun era una banda que nos era del todo ajena hasta la escucha de su LP homónimo, al que llegamos sin tener ninguna referencia previa de su trabajo.
Autodefinida como una formación shoegaze, lo que encontramos en su LP es una sonora carta de presentación, una sólida declaración de intenciones para una banda que logra que su disco disfrute de sonido propio, especialmente contundente en algunos pasajes (Charm bracelet nos sirve como ejemplo ahí), en un trabajo más emocional que otra cosa, con picos de elevada intensidad (All the cool kids), relativamente afín a bandas como Cocteau Twins en sus momentos más deliberadamente shoegazes (algo que se disfruta sobre todo en Get away, uno de esos temas que bien podrían servir para definir una banda, en crecimiento aún, pero con la hoja de ruta ya marcada).
La alternancia de voces es otra de las constantes del disco, algo que le sirve para funcionar especialmente en Can’t breathe in this place, donde Joel Bergstron y Amber Joy Smith se dividen el protagonismo vocal casi a modo de cierre, con la anecdótica presencia de Dirty thing en el cierre, un curioso e inesperado giro estilístico, algo con lo que de hecho coquetean en otros pasajes del álbum, cerrado con su tema más luminoso en un trabajo que tiene mucho de introductorio, una apuesta que, más allá del género, sobre sale por el carisma de Bergstron y Joy Smith, bien secundados por una banda engrasada, de sonido sólido.
Vibragun son Joel Bergstrom (voces, guitarra), Stephen LaJaunie (guitarra), Kevin Malik (batería), Amber Joy Smith (voces, sintes) y John West (bajo).