Hasta la soberbia reivindicación de su obra que Shari Springer y Robert Pulcini realizaron de Harvey Pekar su obra era sólo parcialmente conocida en Europa. Venerado por el público especializado y por la cultura underground estadounidense, Pekar llegó al gran público de la mano de un Paul Giamatti genial que supo captar la esencia de su trabajo de un modo notable. Trufada de una gran ambientación y de una excelente caracterización, la película supuso la culminación de Paul Giamatti a la categoría de actor de culto, donde sigue instalando. En cierto modo, todo empezó aquí. Por ART VANDELAY
Ficha Técnica: American Splendor, 2003
Dirección: Shari Springer, Robert Pulcini
Intérpretes: Paul Giamatti, Hope Davis, Earl Billings.
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American Splendor, la película, terminó de poner el nombre de Harvey Pekar en el primer plano de la actualidad. Para entonces, hablamos de 2005, era ya todo un fenómeno de culto en el panorama underground norteamericano, aunque su obra no había trascendido a Europa con la firmeza de otras propuestas similares, como la de su compañero de fatigas Robert Crumb. La película protagonizada por Paul Giamatti nos acercaba al personal universo creativo de Pekar, presente en el film a lo largo de una serie de intervenciones ingeniosas con la que sus responsables se reían en parte de la fiebre del biopic que inundó Hollywood durante la primera mitad de la pasada década, y terminó de situar a su actor protagonista en el panteón de los actores de culto.
Que en la fiebre de adaptaciones y remakes de los grandes superhéroes del cómic norteamericano alguien apostase por revisionar Pekar es algo que merece todo elogio posible que pueda imaginarse. American Splendor fue, de algún modo, deudora de notables antecesoras como Ghost World, la película que terminó de poner en la rampa de lanzamiento al estrellato a Scarlett Johansson, partenaire de la entonces consagrada Thora Birch -¿dónde se ha metido?- y que reivindicaba ya a Robert Crumb, autor aún más celebérrimo que el mito Pekar si se permite el sacrilegio, y a su vez en American Splendor, dada la influencia que su amistad y obra causó en nuestro protagonista.
American Splendor es el biopic -¿o debería decirse antibiopic?- perfecto sobre un alma libre, un creador que partió de su nula capacidad para dibujar para convertirse en una leyenda underground del cómic a pesar de conservar siempre el aura de loser que le acompaña en el film desde la primera secuencia, cuando un delicioso flashabk nos recuerda a su niñez como previo paso a sus excelentes títulos de crédito.
Conscientes del material que se traían entre manos, Shari Springer y Robert Pulcini orquestraron el film confiriéndole una pátina muy especial en la que testimonios reales se fundían con el reparto actoral -a Giamatti hay que sumar una excelente Hope David- y con ilustraciones con las que el universo Pekar acababa de inundar la escena, plasmándonos así los años más creativos de su carrera como ilustre miembro del underground, a pesar de que nunca dejó de trabajar en el pequeño archivo del hospital local en el que trabajó como documentalista.
La mezcla de estilos -no de géneros, Pekar fue un género en sí mismo a través de la serie de cómics que publicó, algo que el film sabe preservar- le sirve al tándem de directores para orquestar el cúmulo de situaciones que lleva a Pekar del pequeño hospital donde trabajaba a colaborar con autores como Crumb o Drew Friedman, así como a combatir contra el cáncer en una cruzada que le llevó a pubicar uno de sus trabajos más celebrados, Our Cancer Year. Las diferentes colaboraciones que realizó con personajes clave del underground estadounidense, sus incendiarios pasos por el show de David Letterman -dejamos vídeo tras al acabar el párrafo- o su decisión de mantener el contacto con la gente del archivo -ojo a la adorable galería de freaks que puebla el maravilloso mundo de Pekar– queda perfectamente escenificada en lo que no deja de ser una conversión al mundo cinematográfico de la esencia de American Splendor, el cómic, gran leit motiv de una cita de culto que tuvo un paso anecdótico por los Óscars, con una única mención para su libreto, y que logró en cambio el reconocimiento tanto de Sundance -Gran Premio del Jurado- como de la crítica en Cannes, donde se hizo con el premio FIPRESCI.
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Hope Davis, espectacular
Más allá de la acertadísima interpretación de Paul Giamatti -que contaba con el handicap adicional de ver como su personaje se veía acompañado en algunas escenas por el Pekar Real- quien brilla de un modo espectacular es Hope Davis interpretando a Joyce Brabner, esposa de Pekar en la vida real y cuya relación marca el sentido de la trama mediante el torpe noviazgo entre ambos, siendo el momento en el que inician su relación a distancia uno de los mejores hallazgos de la trama. Mimética a la Brabner real -la caracteritzación también brilla en el caso de Toby Radloff por parte de Judah Friendlander– Davis se marca una exhibición de las que deja huella.
La colaboración entre Pekar y Brabner para sacar adelante Our Cancer Year es otro de los aspectos clave recogidos en una cinta que tiene en su estilo narrativo una de las grandes bazas a jugar. Lúcido, neurótico y polémico, asocial e hipocondríaco, la esencia de Pekar hace de American Splendor, la película, una experiencia casi tan reconfortante como lo fue el cómico. Y eso es lo mejor que se puede decir de un trabajo que bebe de la obra de culto firmada por el añorado Pekar, fallecido apenas unos años después del estreno del film, y premiado con el American Book Award mediada la década de los 80.