Los problemas que está encontrando el Heliogàbal a la hora de sacar adelante su programación con normalidad vivieron ayer un nuevo capítulo con el traslado del concierto de esta noche –la esperada visita de Crushed Beaks, una apuesta personal del Helio, encargados de traerlos expresamente a la ciudad para la presentación de Scatter (Moshi Moshi Records, 2015) – a la sala BeCool. El cambio de local viene propiciado por la problemática de estas últimas semanas, en las que el Heliogàbal se ha visto expuesto a varias visitas inspecciones y visitas de la Guàrdia Urbana. La sala decidió ayer, por prudencia, trasladar el concierto a la BeCool, acompañando la noticia de un breve comunicado en sus redes sociales, preludio de la nota oficial que harán pública la semana que viene.
Lo cierto es que es una pena que, ante visitas como la de Crushed Beaks, tengamos que estar hablando de multas, cambios de localización y de la (agotadora) lucha del local por mantener en pie su programación, uno de los referentes de la ciudad tras veinte años de militancia en el barrio de Gràcia. Desde aquí todo nuestro apoyo para el local, sus programadores y trabajadores, así como para la parroquia habitual. Antes de publicar nuestra entrada sobre Crushed Beaks que teníamos prevista para hoy aprovechamos la introducción para recordar que Heliogàbal anuncio ayer que la actuación de Crushed Beaks llegará precedida de la Nueva Vulcano y Las Ruinas, teloneros de lujo para arropar el traslado obligado de la noche de hoy.
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Hace unos días hablábamos de Crushed Beaks, propuesta musical con base en Londres que visita hoy sábado la Ciudad Condal por primera de la mano de Heliogàbal, pese al (obligado) cambio de sede de última hora del evento, trasladado a la sala Be Cool.
Antes de su visita a Barcelona, su vocalista Matt Poile nos atendió desde Londres para revelarnos algunas de las claves del sonido que encontramos en Scatter, trabajo con el que han logrado críticas elogiosas relativas tanto a las canciones presentadas como al sonido exprimido a lo largo de todo el álbum. A la hora de encarar su trabajo, Matt apunta que “tratamos de mantener las canciones de la manera lo más ajustada posible. Si los temas son buenos todo lo demás cae por su propio peso”, apunta concediéndole toda la importancia del proyecto a las canciones mismas, la base de un trabajo que poco a poco va ganando recocimiento y que hoy se estrena en Barcelona de la mano del Helio, pese a su cambio de sede de última hora a la BeCool. Parte del encanto de la apuesta viene dada por su formación autodidáctica –“he trabajado en mis propios acordes de manera autodidacta a lo largo de estos últimos años”- y por la manera en la que trabajan las texturas de los temas.
Comparados con frecuencia con bandas amigas como Playlounge o Nai Harvest, Matt ve en cambio algunas diferencias entre su apuesta y las de los proyectos comentados. “Son buenos amigos, pero aunque hay similitudes creo que sonamos algo diferente. Venimos de un lugar diferente y escucho todo tipo de música”, apunta ampliando sus influencias musicales más allá de lo expuesto por las bandas comentadas.
Crushed Beaks arrancaron como dúo –la aventura la empezaron el propio Matt y Alex Morris, incorporándose Scott Bowley poco después-, lo que llevó a Matt a modificar el tono de algunas canciones para adaptarse a la inclusión de un nuevo bajista al proyecto. “La composición surgía de un modo tal vez más espontánea siendo dos, pero tras la incorporación de Scott escribí partes apropiadas para el bajo, así que después de la grabación ya no hay vuelta atrás, y además el bajo nos aporta una profundidad de sonido, una réplica que no puede conseguirse con la guitarra”, amplía sobre la llegada de Scott.
Hablando sobre las dinámicas de trabajo de la banda, Matt apunta que el grupo acostumbra a ensayar tocando de una tacada las canciones, como si estuviesen ante un directo, trabajando las canciones de manera intensa, primero desde la composición y después desde la puesta a punto de las mismas. “Cuando trabajamos en cosas nuevas envío a los chicos las demos para que puedan aprenderse la estructura de las canciones, y luego las tocamos una y otra vez hasta que tomamos cierta dinámica. Nos fundimos con las canciones y los temas se ordenan por sí solos de una manera natural”, subraya antes de adentrarse en detalles del proceso de grabación del disco.
“La grabación se extendió durante una semana, y las mezclas se desarrollaron durante un par de meses”, rememora de un proceso que tuvo su momento más laborioso en el compositivo. “Escribir y ensayar nos ocupó casi todo el proceso de gestación del disco, unos dos años que sirvieron para elegir qué canciones funcionarían mejor juntos”.
Gran aficionado al cine de terror, su puesta en escena es sin embargo sobria. “No hacemos una gran pantomima sobre el escenario: somos simplemente nosotros tocando”, lo que contrasta con una curiosa anécdota que nos cuenta de una banda previa en la que tocó antes de formar Cruised Beaks. “Durante un concierto el cantante arrancó la cabeza de una muñeca que estaba llena de tomate picado, fue divertido”, recupera de entonces, en un guiño tal vez al género cinematográfico del slasher por el que siente devoción. Parte de la estética o sensibilidad de ese tipo de películas aparecen en cambio reflejados en el estilo de sus videoclips, y les llevó en cierta forma a Roma para encarar la grabación del disco en los estudios del compositor Fabrio Frizzi, vinculado a la escena gore gracias a su trabajo como compositor en las películas del cineasa Lucio Fulci.
Y es que de esa devoción por las películas de terror o gore se explica en parte la elección su relación cercana con Fabio Frizzi, compositor relacionado en ocasiones con la realización de bandas sonoras de films afines al género y cicerone de la banda a su paso por Roma. “Fabio nos ofreció trabajar en su estudio, aunque grabamos con nuestro productor, Pete Hutchings”. Con Fabio, eso si, la relación fue estupenda, quedando como bonito recuerdo a su paso por Roma la noche que banda y productor pasaron visitando todas aquellas plazas que no pudieron ver durante su semana de trabajo en Roma. “Tras trabajar día y noche en el disco nos llevó a hacer una visita relámpago por toda la ciudad”, bonita experiencia que tal vez repetirán hoy en Barcelona, donde les espera Nueva Vulcano y Las Ruinas.