“No ir a caballo ni beber en cantinas mexicanas ensucia nuestras mentes y perjudica el buen hacer”. Así se presentan Casa das Feras (fka Annalogik), dúo que acaba de editar su carta de presentación con Calloway Circus. Su LP de debut es la excusa perfecta para hablar con ellos y entrar en materia a la hora de conocer su música en profundidad.
“Nuestras canciones tienen una buena parte de agresividad contenida”, nos explican hablando de los temas disponibles en su primer disco. “Son tensas, y nos gusta compararlas con cachorros de león”, apuntan antes de descubrirnos el significado del nombre del grupo. “Lo pusimos en portugués porque mantiene su significado pero suena más dulce”, dualidad con la que se identificaron y que tomaron como propia a la hora de presentarse en sociedad.
Casa Las Feras es un proyecto integrado por Ana Biermann (guitarra y voz) y David Malatesta (banjo y percusión) y echó a andar hace tres años, cuando se conocieron. “Teníamos y tenemos proyectos por separado, pero la afinidad musical que compartimos nos hizo priorizar el proyecto y ponernos a trabajar”, recuerdan antes de desmenuzar el deje circense que abunda en la nota de prensa, y que impregna en parte la mística de su sonido. “Hemos tratado de ambientar el disco en un circo antiguo. La nota de prensa era en parte el discurso de un maestro de ceremonias, aunque el mundo circense no ha influenciado la musicalidad del proyecto. Bebemos de C.W. Stoneking o Tom Waits”, se sinceran destacando a su vez que la pretensión era la de “mostrar nuestra música por la manera en la que se presentaba, desnuda y sin cables o artificios”.
El resultado es una grabación trufada de temas que “miran de frente”, algo que representa en parte el directo de la formación. Recordando el proceso de grabación, David nos cuenta que “ni el banjo ni la voz intervienen en las primeras etapas del proceso”, siendo la guitarra la encargada de abrir mano “ partir de una melodía o letra”.
Nunca vimos el disco como una suma de canciones sin más
Igualmente importante es el trabajo gráfico que rodea a la grabación. Asumido por Berni Puig, su trabajo complementa el sentido atmosférico del LP, un perfecto complemento surgido de manera casi casual. “No nos conocíamos personalmente pero sí a su trabajo, por lo que contactamos con él y le dimos las directrices que queríamos mantener. La idea es que el disco físico fuese un circo en sí, con una entrada, un recibimiento, un espectáculo y su salida. Le enviamos aquello y él se encargó de todo. Estamos muy contentos de cómo quedó, creemos que ha sabido dotarlo de toda la personalidad que destilan sus trabajos”, añade a la hora de poner en valor su resultado.
Todo ello ayuda a concebir el disco como un todo. “Nunca lo hemos visto como una suma de canciones, nos gusta pensar que hay un concepto musical, estético y lírico pensado detrás que lo une y lo complementa. Llegamos a la idea de que nuestras canciones eran como los trabajadores de un circo antiguo, dispares entre ellos en actitud y aptitudes”, remarca antes de valorar que a la larga han sido ellos dos los encargados de cerrar la estructura del álbum.
Escucha el disco aquí: