La gestión emocional de un disco como Bird Eyes (Primavera Sound, 2016) tiene que ser como poco emotiva. El feedback acumulado a lo largo del último año y medio a propósito de esas canciones le ha permitido a Núria Graham abrirse camino en la escena musical, posicionándose como una de las voces más aposentadas del Segell del Primavera junto a la también vigatana Joana Serrat. Así que qué menos que despedir a esas canciones a lo grande, pisando uno de los pocos escenarios que le faltaban por visitar en esta larga, largúisima, gira de presentación de más de cien conciertos.
TEXTO: R. IZQUIERDO | FOTOGRAFÍAS CEDIDAS POR EL SEGELL DEL PRIMAVERA
El Molino será de hecho la sede del último concierto de Bird Eyes, trabajo que le abrió las puertas al Segell, con el que se ha labrado un nombre propio más allá, también junto a ellos, del (ascendente) puñado de músicos jóvenes que integran la llamada escena de Vic. Tirando de tópicos, con Bird Eyes Núria ha pasado de promesa a realidad, rompiendo de paso algunos de los imputs que han acompañado sus primeros meses de carrera musical -¿seguirá aludiéndose a su juventud en las reseñas que acompañen sus próximos discos?- y cultivando un trabajo en equipo junto a Aleix Bou y Jordi Casadesús, a los que de hecho homenajeó en In The Cave (El Segell del Primavera, 2016), EP lanzado este mismo curso, con el que pretendía captar “todo lo que nos está pasando como banda”, reflejando en formato físico canciones en consonancia al pulso vital del grupo a día de hoy. Más guitarreras que las publicadas en su primer LP, las canciones de In The Cave recogían precisamente eso, el estado vital del directo de Graham y los suyos, justo en el curso que más han tocado hasta la fecha. Hace unos días hablamos con la propia Núria sobre el concierto del miércoles, integrante del Festival del Mil·leni, marco en el que por hará por última vez de Bird Eyes el hilo conductor de su relato en directo.
Una de las cosas que más llama la atención de esta particular despedida es la del escenario mismo del concierto. Tras haberse pateado buena parte de salas del circuito catalán, defendiendo el directo también en teatros y auditorios, la sala del Molino llegó por sorpresa y Núria no dudó en aprovechar la ocasión. “Soy la primera que se pregunta cómo hemos acabado tocando en el Molino. Llevábamos mucho tiempo con las canciones del disco y nos apetecía acabar en un teatro o auditorio, pero no teníamos claro donde tocar. La presentación del disco la hicimos en el Auditorio y la del EP en la grande del Apolo, así que nos ocurría nada para cerrar la gira. A través del festival surgió la posibilidad de hacerlo en El Molino, y después de hablar con gente que ya había pasado por allí vimos que era una buena opción. Aún no he estado allí pero es un lugar con mucha historia, así que estamos ilusionados”, concede a la hora de presentarnos el concierto con el que culminará la gira, más de 100 bolos después de presentación oficial en el Auditori.
“Me ha gustado mucho tocar en salas y en teatros. También nos gusta tocar en festivales al aire libre, pero creo que el disco funciona particularmente bien en salas. Al empezar nos imaginamos tocando en plan teatros pequeños, aunque no nos esperábamos tocar tanto”, concede antes de remarcar la necesidad de parar. “Sí que estábamos en un punto en el que era necesario hacer una pausa, desaparecer un poco y parar para preparar nuevas canciones”, marcando un punto y seguido similar en parte al que llevaron a cabo cuando salió el EP.
Con In The Cave buscamos capturar todo por lo que estábamos pasando como grupo, son canciones que reflejan el momento del proyecto como trío, por eso era importante que el EP saliese cuando salió
En este sentido, las canciones de In The Cave son importantes a la hora de reflejar lo que ha sido el directo de Núria Graham junto a sus compañeros de formación a lo largo de estos últimos meses. “Al poco de ponernos en directo vi necesario sacar esos temas. Creo que recogían mejor nuestro sonido, y en parte los grabamos para que quedase constancia de lo que estábamos viviendo como grupo. No quería guardarlos para el próximo disco porque reflejaban muy bien lo que estábamos viviendo ahora, así que su momento era ahora”, subraya remarcando que seguramente el modo de grabar se mantendrá en el próximo álbum. “Aunque no quiere decir que ahora trabajemos siempre así, creo que por ahora mantendremos lo de grabar en directo tal y como hicimos en el EP”, concluye sobre el rol de In The Cave en su incipiente discografía.
Desde que Graham se diese a conocer hace cinco años subiendo un puñado de covers a Youtube –algunas de las versiones aún pueden verse en su canal de Youtube– su manera de trabajar las canciones ha partido del trabajo en solitario que realiza al empezar las composiciones a la puesta a punto con sus compañeros de formación. “Aunque hago mucho trabajo sola, sobre todo al principio, cuando nos ponemos sacamos las canciones en un pim pam. De entrada son muchas horas de trabajo en solitario, pero lo guay es que con la banda nos entendemos muy bien: les enseño una canción y a la que prueban sin conocerse del todo la canción ya es interesante. Trabajar con gente que entiende tan bien lo que vamos haciendo es una suerte”, concede sobre el modo en el que se fue cosiendo la estructura del disco.
Uno de los estímulos para asistir al concierto será seguramente ese, el volver a las canciones que presentó en el Auditori hace ya algunos meses, hilo conductor de un setlist al que ha tratado de encorsetar. “Lo bueno es que con la perspectiva del tiempo conoces mejor las canciones, ves los temas que funcionan mejor, y aprender a diferenciar las canciones con las que te identificas más”, algo que se extiende al resto de sus composiciones. “Algunos de los temas tienen ya casi cuatro años y aún no me he cansado de ellas. Puedo descubrir cosas aún después de todo el tiempo que he convivido con ellas, y eso es algo que valoro mucho: si después de tanto tiempo aún siguen significando algo o todavía descubro algo… es algo que valoro mucho”. Ello hace que trate de no repetir setlist, buscando “que pasen cosas distintas, y sobre todo que la gente viva sensaciones diferentes, algo que a fin de cuentas acaba siendo lo bonito del directo, conseguir que cada bolo se viva de manera totalmente diferente al anterior”.
Según crece su carrera, el repertorio ha ido aumentando, alternando las canciones de sus tres referencias publicadas. “A medida que creces ganas repertorio, y por suerte los temas han aguantado, porque si no los concierto serían muy cortos. Con María Blay –nota: manager de Núria e impulsora del sello Halley Record, responsable de la edición del Santa Ferida de Ferran Palau- lo hablaba el otro día: tengo muchas ganas de tocar temas nuevos, pero aunque cantaremos algunos en el concierto del miércoles el setlist tendrá mucho de Bird Eyes”.
Ahora mismo hay muchísima peña tocando, es como una explosión creativa, y es bonito que nos apoyemos unos con otros y que hagamos piña yendo a los conciertos de los demás
Ese ir creciendo seguramente ha supuesto también un cambio en el modo de acercarse a su obra por parte de los medios, tanto los especializados como los generalistas. Tras haberse asomado a las dos vertientes, , a Graham se le empieza a señalar como influencia para nuevas voces , algo que no deja de sorprender si reparamos en que apenas supera la veintena. “El otro día estuve viendo a PAVVLA en Vic y hablamos después del concierto. ¡Me gustó muchísimo lo que hace!”, apunta sobre una de esas nuevas voces que han surgido indirectamente a su estela. “Me hizo gracia que a los pocos días un amigo me comentase que en Radio 3 se me citase como influencia de PAVVLA, aunque lo que celebro sobre todo es que cada vez seamos más las que nos apuntemos a la fiesta y toquemos. Ahora mismo hay muchísima peña tocando, es como una explosión creativa, y es bonito que nos apoyemos unos con otros y que hagamos piña yendo a los conciertos de los demás. Al fin y al cabo hacemos esa cosa tan rara que es hacer música, por lo que está muy bien que se den complicidades”
La irrupción de nombres con una línea estilística si no similar si próxima nos lleva al sempiterno tema de la edad. “Espero que con eso no se me considere ya una veterana”, concede entre risa antes de remarcar lo importante de esa irrupción creativa, una ola que, por citar a nombres afines a nivel de sonido incluyen a la misma PAVVLA o a Odina, una de las revelaciones del Bala Perduda. “Desde muy jóvenes podemos acceder a mucha música, de todo tipo, y tenemos la suerte de estar rodeados de gente de edades diferentes, cada uno con su propio bagaje. Al final somos como esponjas, absorbiendo de aquí y de allí, y eso es algo que me ha ayudado mucho a mejorar, ya que me he planteado cada día como una master class”.
En esa formación permamente ha jugado un rol importante su sentido autodidacta, si bien su formación musical fue constante hasta los 18. “El mundo del jazz siempre me ha atraído mucho, y me ha servido para aprendir. Quise estudiar canto de jazz y hacerlo en el ESMUC, pero no pude entrar cuando me presenté. Después no he vuelto a intentarlo porque llegué a la conclusión de que, aún y tener todavía mucho que aprender, estaba preparada para empezar mi propio camino, y al final he acabado trabajando mucho yo a partir de ensayo/error”. Su periplo académico le llevó a empezar también Musicología en la Universidad, estudios que acabó abandonando antes de volcarse en un sistema de trabajo “muy productivo”, que le ha llevado a trabajar horas y horas en casa.
La larga gira de Bird Eyes le ha llevado también a visitar diferentes países más allá de nuestras fronteras. “Estuve hace nada en Estocolmo con la banda, y dos meses atrás en Praga en solitario”. De su paso por la República Checa recuerda el respeto “de ir a abrir a alguien a quien no conoces, en un escenario que no tienes controlado. Son casos en los que no sabes que te encontrarás, y en este caso en concreto aluciné. Flipé con el respeto que tienen por la música, toqué ante un silencio que no había vivido nunca sobre un escenario”, conciertos en suma que dejan huella y que dan más alforjas para un camino desprendido ya de tópicos. “Lo de la edad y el apellido espero que poco a poco se pierda como coletilla, aunque ahora si me lo preguntan lo digo al revés y pronuncio Graham en vez de Greiem”, concluye divertida.