Hace ya unas cuantas semanas que salió a la venta Ghostory (Vagrant Records, 2012), lo último de School of Seven Bells, al que puede que no prestáramos la atención debida en el momento del lanzamiento. El disco suponía además el primer trabajo del ahora dúo desde la salida de Claudia Deheza, por lo que no era una salida al mercado cualquiera, así que hemos aprovechado estos días libres para ponernos las pilas y disfrutar del revival shoegaze de los de Brooklyn. Por ART VANDELAY
- El disco supone una reformulación de la banda, que pasa de trío a dúo tras la marcha de la formación de Claudia Deheza
- Con Ghoststory, un disco conceptual centrado en los fantasmas que persiguen a la joven Lafaye, School of Seven Bells recuperan la senda el éxito de su primer disco
Ghostory tenía mucho de reválida para el dúo integrada por Alejandra Deheza -hermana gemela de la citada Claudia, que abandonó el proyecto por diferencias personales con los integrantes de la formación- y Benjamin Curtis, un reto del que han salido bien parados, manteniendo el tono de sus anteriores trabajos a pesar de los cambios, en un disco que poco tiene que envidiar a las prestaciones que dejó Alpinisms, su mejor obra hasta la fecha, superando en sobremanera las prestaciones de Disconnect From Desire, lo último de ellos que habíamos escuchado hasta la fecha y que nos dejó con el ánimo algo frío, tibieza de la que nos desperezamos con su retorno, trufado de referencias a la ola que no cesa, la shoegaze, donde la fusión con los ritmos electrónicos funcionan sin reparos para situarse bajo el halo de influencia de grupos prestos a revisionar lo que quedó de los 90 en el panorama actual.
Con su tercer disco de estudio, School of Seven Bells recuperan pues las buenas sensaciones del debut, alejan los fantasmas del agotamiento que asomaron tímidamente en su primer regreso, un resultado más que óptimo, presentado en forma de obra conceptual y con un sonido más pulcro a cuestas.
El disco hace del estilo la mejor vía de difusión para aquello que quiere contarnos, hilando un trabajo ante todo conceptual, reflexiones sobre la vida y la muerte a costa de espectros cuyo valor metafórico escapa del terror, metáforas sobre el peso anímico que todos llevamos encima y que Alejandra y Benjamin, ya sin Claudia, presentan con un sonido más pulido -el trato a lo electrónico presenta una factura conjuntada con acierto por la pericia vocal de Alejandra, logrando un brillo especial en temas como White sind y When you love, puede que uno de los temas que más razón dará a aquellos que les situán en la citada ola que avanza sin cesar.
Una historia de fantasmas
El regreso de Ghostory es, decíamos, una historia de fantasmas. Evidencia que se aclara ya en el título del disco, y que explica a lo largo de los nueve temas que trufan el disco, un trabajo conceptual establecido entorno a una niña, de nombre Lafaye, perseguida por un fantasma, metáfora de «los fantasmas que todos llevamos dentro«, construidos a través de las diferentes experiencias que nos marcan «y que se quedan contigo. Los fantasmas nos siguen«, ha comentado Deheza en varias entrevistas, un trabajo que ha supuesto un nuevo reto para los dos supervivientes del grupo, comprometidos a la hora de sacar adelante el proyecto en un intenso y colaborativo trabajo entre ambos que devuelve a los neoyorquinos a la senda que nos dejaron intuir en su debut.
School Of Seven Bells tocarán en el FIB el próximo mes de julio.