Poco a poco aumenta la familia de La Nada Colectiva, de estreno este mes de mayo con su quinta referencia en formato físico, una edición que de hecho conecta con la primera etapa Monotemas lanzada por Mama Vynila, en tanto que tiene como protagonista a Chema Martín, visto previamente en proyectos como Tartana o Molina de Puig.
Y es que la primera entrega Monotemas llegó en 2014 bajo la firma de Mama Vynila Records. Con ‘Va Por Ustedes‘ (Mama Vynila, 2014) arrancó la Colección Monotemas, una suerte de subsello de Mama Vynila Records que, con logo de Santi Zubizarreta, exploraba en el subsuelo barcelonés y estatal para presentar limitadas ediciones en cassette, acompañadas de pequeños fanzines diseñados expresamente para la ocasión para los protagonistas de cada cinta. Tartana fue una aventura muy bonita -desde nuestra web hermana Shookdown Underzine hablaron con ellos cuando se confirmó su disolución–, integrada en el momento de la grabación del cassette por Toni Guix (Pane), Dani y Chema Martín, el nexo de unión de la nueva referencia en cassette de La Nada a través de su proyecto Molina de Puig.
Molina de Puig, pues, hace que nos reencontremos con los orígenes de Monotemas, y Chema ha querido estar a la altura de la efeméride, desarrollando un fanzine como entonces, para ponerle la guinda al cassette. De su nuevo e intimista proyecto hablamos con más detalle en las siguientes líneas. En estas no podemos más que recomendaros vivamente la asistencia al concierto del próximo 3 de mayo, en el que pondremos a la venta una tirada limitadísima del split, en el que comparte cinta con Nuevos Dolores. La noche la cerrarán Filles Europees en su primera visita a Gràcia. Estamos segurxs de que no será la última. Antes del concierto, hemos charlado con su principal protagonista sobre pasado, presente y futuro de sus diferentes proyectos musicales. Como se dijera en 2014, va por ustedes.
Más información sobre el concierto del viernes en el evento Facebook creado para la ocasión.
Texto: R. IZQUIERDO | Fotografía de portada cedida por C. MARTÍN
Empecemos por presentar el proyecto: ¿cómo y cuando decides afrontar un proyecto en solitario tras tu paso anterior por otras aventuras?
A mediados del año pasado empecé a compaginar los ensayos de La Mala Fi con la idea de explorar un formato distinto. Sin renunciar al grupo, quería encontrar un espacio paralelo en el que trabajar temas y estilos distintos a lo que estaba haciendo. Igual después de Tartana y La Mala Fi quería demostrarme que también podía hacer algo más reposado e introspectivo.
Una de las cosas que más me llama la atención del disco es el peso de las letras, es algo en lo que, creo, has querido poner mucho hincapié. ¿Qué puedes contarme del proceso creativo del álbum?
Siempre me he inclinado por intentar darle un peso a las letras. Es algo con lo que, si puedo, prefiero no ser perezoso. Y no es tanto el uso de las palabras en sí con lo que intento ser más concienzudo, sino con la idea de dibujar una imagen concreta. No sé si lo consigo o no, pero mi intención es transmitir esa imagen.
‘Principis’ tiene mucho de jugar y probar en muchos sentidos para mi; desde el escribir y tocar solo, a grabar de forma distinta a como estaba acostumbrado. En el terreno de las letras también he querido jugar y acercarme yo mismo al marco conceptual de las canciones. No soy muy amante de incluir mis vivencias personales directamente en las letras, pero esta vez he flirteado algo más con ese principio.
Es un trabajo muy equilibrado, que empieza con la potente L’arrel, a la postre canción más larga del EP. ¿Qué puedes contarnos de ella?
De hecho escribí ‘L’Arrel’ como un tema para La Mala Fi y, si no recuerdo mal, la llegamos a tocar alguna vez en directo. A Marc no le entusiasmaba mucho la versión que hacíamos con el grupo así que la adapté a la versión que está ahora grabada y la añadí al repertorio de Molina de Puig. Musicalmente es una canción muy sencilla de dos acordes, pero tiene algo que la convierte en mi corte favorito del EP.
De ‘Romanç en tecnicolor’ me sorprendió para bien lo hit que es, creo que es una de esas canciones que podría justificar un disco en sí mismo. ¿Cómo surge la colaboración con Clara?
Aquí jugué fuerte. Me dio miedo salirme de pista por ser demasiado cursi. Pero en definitiva escribí esta canción para celebrar el amor entre Marc y su compañera Lorena, que se casaron en junio. Clara es una amiga que Marc y yo conocemos desde que estudiábamos juntos en el colegio y me hizo muy feliz que aceptara cantarla conmigo tanto en la ceremonia como en la grabación. Si de mí dependiera, cantaríamos juntos en todas las ocasiones.
‘Salt mortal’ encierra un punto de redención (si ha de ser el nostre últim salt mortal, fem-lo ben alt), y creo que conforma un buen díptico con la anterior. ¿Buscabas darle al disco un punto conceptual?
Sin pretenderlo he tocado bastante las relaciones sentimentales en estas canciones, y desde varios ángulos. Desde el optimismo cuando se trata de una historia ajena; y, por supuesto, desde el estoicismo y el nihilismo si la cosa va de mi.
Imagino que en esto tendrá algo que ver Carlota, que estuvo muy presente esos meses. La quiero mucho, aunque es cierto que todo el drama que intercambiábamos da para mucho sainete.
Ya para acabar el repaso al EP, ‘Cançó cínica` es tal vez la más irónica, y me da la sensación de que podría funcionar al margen de las otras tres. Acaba con un lacónico ‘no vull res més que equivocar-me en tot moment”- ¿Qué puedes contarme del track de cierre?
Es cierto que ‘Cançó Cínica’ puede funcionar como una pieza aparte del resto, sobre todo por la producción que es más pesada y sintética. Tal vez por eso es la que más me cuesta llevar al directo solo acompañado de guitarra.
Me pareció divertido hacer algo que se escorara hacia el pop más convencional. Al menos esto es lo más cerca que considero que puedo estar de ser Justin Timberlake.
Me gustaría aprovechar la entrevista para hacer un breve repaso a tu trayectoria al margen de Molina de Puig, empezando por ese proyecto de culto que es Tartana. Ahora que ha pasado un tiempo desde que el grupo se disolviese, ¿cómo recuerdas tu paso por Tartana?
Con mucho cariño, sobre todo por lo que tuvo de iniciático. Toni y Carlos, cuando entraron, ya estaban un poco más metidos en la escena, pero tanto Dani como yo veníamos de cero al circuito, no conocíamos a nadie. Y visto en retrospectiva, son entrañables aquellos momentos de encontrar la primera demo de los Power Burkas y decir “no sé quién son estos putos locos, pero hay que hacer algo con esta gente”, para luego montar con ellos nuestro primer concierto en nuestra sala de ensayo. O escuchar por casualidad la demo de Opatov y escribirles rápido para hacer algo con ellos. O flipar porque ‘lo-fi your brains out’, que era una de nuestras fuentes de referencia, nos invitó a tocar en una fiesta en el Lupita con otro grupo de chavales que conocimos aquel día. Luego resultó que aquellos chavales se llamaban The Saurs y lo petaron todo lo que quisieron.
‘Va por ustedes’ es un disco importante en la intrahistoria de La Nada, en el sentido que inauguró la etapa Monotemas en Mama Vynila Records. ¿Cómo surgió la idea de completar el lanzamiento con el zine?
En Tartana nos gustaba mucho todo lo que hacía Gustavo con Mama Vynila. Cuando después de hablar un par de veces nos propuso ser una de las referencias de Monotemas para nosotros supuso una pequeño gran hito. Lo bonito fue que coincidió que el formato que planteaba Gus para los Monotemas era un cassette acompañado de un fanzine, con dibujos de artsitas locales; y que yo después de hacer la grabación de los temas me empeñé en que quería que hiciéramos una fotonovela con el grupo. Así que unimos su propuesta de fanzine a nuestro atentado de fotonovela y así se editó ‘Va por ustedes’ junto a ‘Tartana y el robo de la polla embalsamada’. Todo muy elegante.
Recuerdo que Gus estaba particularmente ilusionado con aquella referencia, y lo cierto es que hace poco estuve reescuchando la cinta y me parece un disco muy vigente. ¿Echas de menos explorar aquellos sonidos o la dinámica de banda?
Echo de menos las sensaciones que teníamos al tocar, que están muy vinculadas a aquel momento. Me imagino que de haber seguido tocando, Tartana ahora sonaría diferente a lo que hacíamos entonces. De vez en cuando sí que me gustaría poder cruzar una puertecita y de pronto estar ahí y disfrutar, y volver al cabo de un rato. Y la idea de reencontrarnos un día siempre está sobrevolando nuestras cabezas. Pero la verdad es que desde que dejamos Tartana no he dejado de hacer música y estoy siempre dándole vueltas a qué es lo siguiente que quiero hacer.
Tu siguiente proyecto fue La Mala Fi, aventura incluida en el Monotemas 2 de La Nada. El grupo pasó por diferentes fases y actualmente está en barbecho. ¿Cómo surgió el grupo?
A principios de 2016, cuando aún estaba Tartana en activo, le comenté a Marc que me apetecía hacer algo diferente más allá del garaje y el punk. No para sustituir un grupo por otro, sino con la idea de compaginarlos. Y así empezamos a probar cosas, al principio tocando guitarra y batería, que es un formato que Cala Vento, Retirada! o L’Hereu Escampa, por decir algunos, han demostrado que funciona. Pero pasó poco tiempo hasta que nos dimos cuenta de que los sintetizadores encajaban mucho más con el tipo de sonido con el que queríamos trabajar. Por supuesto al principio había mucho de experimento y probar cosas distintas, pero nos acabamos convenciendo de por donde iban los tiros. Pese a eso, el miedo por prescindir de las cuerdas nos llevó a querer buscar una guitarra para añadir a la formación.
Hay algo que no estoy seguro de si hemos comentado alguna vez, pero la primera persona que entrevistamos para el puesto fue una chica que no conocíamos que se llamaba Helen, que nos gustó mucho pero que pasó de nosotros porque decía que cantando en catalán no lo petaríamos. Unos meses más tarde formó un grupo que llamaron White Hounds, y cantan en inglés.
¿Qué pasó despúes?
Superamos esa primera negativa y seguimos buscando y así fue como conocimos a Mònica, que entendió muy bien el estilo y el fondo conceptual que queríamos que tuviera el grupo. A partir de ahí, nos compramos unos monos de mecánico del ejército, que era lo más parecido que encontramos a uniformes de la NASA, y empezamos a tocar.
Estuvimos con Mònica un tiempo, hasta que prefirió dejar el grupo para dedicarse a otros proyectos. Marc y yo seguimos tocando hasta mayo del 2018, que decidimos hacer un parón idefinido. Ahora, un año después, Marc está muy metido con sus cosas del stand up comedy y la música ya la ve lejos. La buena noticia, en primicia exclusiva para Shookdown, es que Álvaro Alouane (Aloha Bennets, Weia) toma el relevo y empezamos nueva etapa con muchas ganas y energía.
No sé si pasar de trío a dúo marcó un punto de inflexión en el grupo, pero quería preguntarte por ‘La fugida’, el tema que cedisteis para La Nada, y que me sigue pareciendo una pasada. ¿Lo consideras un punto de paso hacia el sonido de Molina de Puig?
El tema de La Fugida quería ser el ariete de lo que Marc y yo teníamos pensado para que fuera el sonido del nuevo material de La Mala Fi, con ritmos más elctrónicos, samples, loops y más capas de sonido. Molina de Puig no nació con esa idea, sino más bien la de ir a algo más sencillo. Todo esto visto desde el punto de las premisas; tal vez si se escucha uno y otro material sí que se pueden encontrar conexiones muy evidentes entre ellos que no tenía planeadas.
Volviendo a Molina de Puig, quería preguntarte por el directo. Lo estás armando sobre todo como set en solitario, con guitarra. ¿Has tenido que adaptar de manera especial alguna de las canciones del disco para ajustar su sonido?
En este sentido he tenido que hacer un camino de ida y vuelta. Todos los temas los escribí y los estuve tocando un tiempo a guitarra y voz. Y de hecho cuando decidí que quería grabar, la idea inicial era que el resultado fuera poco más que eso. Pensaba en algo muy mínimo y desnudo. Pero cuando entré a grabar caí en un vórtice de autoflagelo y rechazo por todo lo que salía de cada sesión. Eso ha sido lo que más he acusado al pasar de formato banda a solitario, esos momentos de decisión y evaluación del trabajo en que no tenía con quién comentar la jugada y que me empezaron a volver paranóico. Además estaba refugiado en Castelldefels y por la ventana solo veía el macizo del Garraf, estaba un poco en modo Jack Torrance, de El Resplandor.
Como resultado de ese proceso empecé a sumar y restar pistas a las grabaciones hasta que quedó como está en su versión final, que evidentemente al acabar la semana de grabación y mezcla odié a muerte. Tardé un par de semanas más en reconciliarme con las grabaciones y decidir trabajar con ellas. Con todas menos con una versión extremadamente bizarre de Romanç en Tecnicolor, que acabé descartando en pro de una versión más cercana a la idea original de jugar solo con guitarra y voz. Cuando tuve que afrontar la idea de que eso habría que presentarlo en directo, los temas habían cambiado substancialmente. Hasta el punto que no me valía la versión original pregrabación de las canciones, sino que tuve que pensar, y de hecho sigo haciéndolo, como trasladar lo que suena en el EP a una realidad en directo con solo una guitarra. No es nada dramático, pero si que he pasado ese ir y venir. Y no descarto otro ir, porque ahora estoy pensando en complicar más la propuesta en directo. Pero ya veremos cómo queda la cosa.
Una doble pregunta sobre el directo: ¿cómo completas el set respecto a las canciones publicadas en el EP? ¿Y echas de menos la rutina de banda? ¿Qué diferencias ves entre formar parte de un proyecto coral y trabajar en solitario?
Además de los cuatro temas del EP, toco otros tantos temas de Molina de Puig, que aún no se han grabado. Además de eso, voy recuperando y rotando algunas canciones de Tartana y de La Mala Fi, versionándolas a un formato más tranquilo.
En cuanto a lo que a rutina de banda se refiere, y a riesgo de caer en el cliché, tiene ventajas e inconvenientes. Es cierto que me facilita mucho las cosas a nivel de ensayos o composición, básicamente porque no me tengo que poner de acuerdo con nadie ni moverme de casa, prácticamente; pero sí que echo en falta ciertas sensaciones, como estar trabajando un tema nuevo y sorprenderme con lo que aporte otra persona, y tomar esa propuesta y llevarla a otro lado. Ese diálogo muchas veces sin palabras en el que se crean sinergias muy bonitas.
El próximo 3 de mayo compartirás escenario con Filles Europees, con los que en parte también coincidiste en la fiesta de aniversario de esta casa de hace unos meses. ¿Qué nos espera en el bolo?
Tengo la sensación de que va a ser un concierto muy cálido y que se va a crear un ambiente muy acogedor para toda la gente que venga. Hay que ir a ver a Filles Europees, porque va a ser nuestra próxima banda favorita.
Creo, además, que será tu primera vez en el Helio. ¿Qué es lo que más valoras de esta nueva etapa, más encarada al concierto de pequeño formato?
Me gusta tocar en escenario gordo, con luces y máquinas de humo y lasers, pero valoro mucho lo que me permite hacer en directo Molina de Puig, en este format más íntimo de tú a tú. Es verdad que me pone en una situación de tension el estar tan cerca del public y que no hay escapatoria, porque estoy solo; pero superado ese miedo, la recompense vale la pena.
Y ya casi para acabar, quería preguntarte sobre tu visión sobre la situación del panorama musical actual. Hace unos años preparaste un documental sobre la escena undergroun de Barcelona y se han ido produciendo cambios de dinámica más o menos sostenidos. ¿Eres más optimista o pesimista que cuando rodaste el documental?
Sobre todo me siento muy orgulloso de poder ver de cerca cómo se engendra todo el movimiento de creación en la metrópolis. Hay gente haciendo cosas muy meritorias tanto en grupos, como en asociaciones, sellos discográficos, tiendas, blogs, fanzines… No solo por el valor estético o cultural que tiene, que es evidente, sino por lo asociativo y comunitario que propone en un entorno que parece más bien diseñado para tender al individualismo y a lo plastificado. De todas formas, recuerdo con cariño el pasado pero no lo echo de menos. Me ilusiona el futuro pero no me ensimismo esperándolo. Por supuesto que hay muchas cosas que podrían funcionar mejor y suponer facilidades ya no para la cultura, sino para la sociedad en general, y tenemos que encaminarnos en esa dirección, si es lo que queremos conseguir. Pero aún con sus claros y sus sombras, a nivel creativo creo que hay potencial y confianza para hacer cualquier cosa. Y entiendo que eso es una forma de optimismo.
Ahora que arrancas nuevo proyecto en solitario quería preguntarte también por la manera en que comunicamos nuevos grupos y propuestas. ¿Tus expectativas son las mismas que cuando empezaste Tartana, por ejemplo?
Era la era pre-Insatagram, pero realmente el marco no ha cambiado tanto. Cuando yo llegué esto ya iba de bandcamps, blogs y redes sociales. Lo que sí ha cambiado mucho es la forma en qué lo vivo. La primera vez que grabamos con Tartana recuerdo que escribíamos a todos los blogs, revistas, sellos, salas o páginas de Facebook que hubiera esperando que eso nos llevara a tocar a la próxima edición del Primavera. Pero entiendo que es normal, no conocíamos a nadie. Con el tiempo te vas calmando y vas viendo que las relaciones humanas se van sucediendo de forma natural.No creo para nada que la actitud que tengo ahora a la hora de comunicar sea paradigmática, pero tengo la sensación constante de que hay un volumen de información inabarcable a nuestro alcance y me abrumo, y por eso ya no envío mails en ráfagas como hacíamos con Tartana. Si hago algo que creo vale la pena compartir, se lo enseño a una poca gente que durante los últimos años se ha interesado un poco por lo que hago y que pueden decirme con franqueza si vale la pena tirar de ese hilo o es una mierda.
El concierto servirá en parte para dar a conocer el EP editado por La Nada, en el que compartes metraje con Nuevos Dolores. ¿Cómo llegas a esta colaboración? ¿En qué puntos sentistes conexiones artísticas con Nuevos Dolores?
Nuevos Dolores es el proyecto en solitario de Jorge Castejón, y comparte ciertos paralelismos con Molina de Puig. Cuando conocí a Jorge, él tocaba en Grupo de Inventores, que es un grupo que descubrí trasteando bandcamps de grupos que estaban sonando en Radio 3. Me gusto mucho el rollo que hacían y me pareció que se complementaba con lo que estábamos hacienda con La Mala Fi, así que organizamos un par de conciertos en Barcelona y Zaragoza.
Más allá de los bolos, hemos mantenido el contacto con los inventores y nos vamos comentando lo que hacemos. Así conocí Nuevos Dolores, que a parte de ser el proyecto de un colega, me pareció una propuesta interesante. Las letras de Jorge son agonía e ira reprimida destiladas. Sé que es la forma menos sexy de venderlo, pero realmente su discurso tiene algo de hipnótico que atrapa y cuesta salir del vórtice. Y me gusta mucho el clima que genera.Cuando La Nada Colectiva me propuso editar ‘Principis’ en cassette, me pareció que tenía mucho sentido compartir la cinta con él.