Según la R.A.E. la muerte está definida como: 1.- Cesación de la vida. 2.- En el pensamiento tradicional, separación del cuerpo y el alma

En cambio, hubo una época, no tan lejana, dónde se fotografiaban a los difuntos imitando a la vida de una manera tan real que muchas tomas siembran una duda razonable sobre la vitalidad del modelo.

La muerte como elemento fotográfico, una práctica en desuso

La fotografía de difuntos fue una práctica muy común en el siglo XIX. Vestían a los difuntos con sus mejores ropas y eran retratados junto a sus familiares, amigos o individualmente. Como la fotografía actual, también tenían un lenguaje icónico oculto en el atrezzo: una rosa con el tallo corto colocada hacia abajo, señalaba la muerte de alguien joven, un reloj, marcaría la hora del fallecimiento.

Lejos de ser objeto de morbo, estas imágenes tenían una finalidad romántica ( del movimiento del Romanticismo, claro), sentimental y recordatoria: el fin de la vida era inevitable y tenían que estar preparados. La fotografía no era accesible económicamente para la mayoría de las clases, pero sí importante para todas ellas. Así, en muchos de los casos, los fallecidos que no habían conseguido ser retratados en vida, lo conseguían tras abandonarla.

Estos daguerrotipos, se conseguían construyendo soportes que eran disimulados, para sostener la cabeza, las extremidades o el cuerpo. Los modelos se integraban en escenas naturales como una cena familiar, o en el caso de bebés, en los regazos de sus madres simulando un placentero sueño.

Las fotografías de la época, muy evocativas

Esta técnica se popularizó tanto que en la prensa se podían contactar con diferentes fotógrafos bajo el texto: » Se retratan cadáveres a domicilio a precios acomodados».  Con el tiempo y los tabúes hijos de la democratización de las conciencias y la fotografía, estos retratos se han ido perdiendo dejándonos solamente instantáneas de miembros de la realeza o destacados miembros de la sociedad.

¿Os gustaría que os retratasen antes de pasar toda una eternidad a oscuras? A mí sí.

Y como viene siendo habitual, mi obsesión con las no diferencias. Esta vez dos discos: Born Again de Black Sabbath y New Life de Depeche Mode.

Depeche Mode, New Life

Black Sabath, Born