El 19 de julio arrancaba el primer festival PortAmerica en Porto do Molle, cerca de Nigrán, Pontevedra; si bien el emplazamiento resultó ser una explanada situada en un poligono industrial, al que para acceder por propios medios casi resultaba una aventura digna de road-movie.
Pese a los problemas de acceso, el PortAmerica deja la imagen de un festival, que aunque joven, ha sabido conjugar un buen cartel con una buena actitud, promocionando artistas, y actividades emergentes y emprendedoras por medio del llamado Mercainnova, con momentos memorables que seguro permanecerán en nuestras mentes hasta su próxima edición, esperemos, el año que viene. Por LARA A. MIRANDA
El tema de los accesos fue de hecho uno de los únicos peros del Festival. Los carteles o las señalizaciones para indicar el recorrido hacia el recinto brillaron por su ausencia, puesto que no hubo ni una sola. Sin embargo, una vez en el festival nos pudimos encontrar con más de una sorpresa, incluido un simpático y solitario burro que se localizaba en una parcela muy muy cercana al recinto del festival.
PortAmerica emprendía este proyecto con el objetivo principal de realizar un evento que sobre todo funcionase a modo de plataforma para artistas gallegos, tanto para grupos emergentes como para otros más consolidados. Del mismo modo, prentendía establecer un vínculo trasatlántico que conectase Galicia con América.
El Festival contó con un buen aforo, pero no hay que obviar que los nombres que atrajero a gran parte del número de personas que allí se dieron cita fueron los de Iván Ferreiro, Love of Lesbian, Xoel López, o Vetusta Morla… De este modo, y a través de estos cuatro pilares, el festival consiguió mantener al público y mostrarles la otra cara del panorama, por medio de grupos menos conocidos pero no por ello de menor calidad, como pudieran ser Colectivo Oruga, que supieron levantar el panorama con buen ritmo y ponernos a bailar durante el arranque de la madrugada en la primera jornada del PortAmerica.
Sin embargo, debemos hacer aquí una acotación, y es que el público del festival resultó totalmente teen, salvo por unas pocas decenas de personas de veinti- que levantaron un poco la media de edad. ¿A qué se debe este fenómeno teenager en un festival como este? No lo sé, (expediente X a archivar junto con el del burro…) En cualquier caso, el público, prepúber, teen– y no tan teen, respondió más que bien.
Los platos fuertes del festival ofrecieron el espectáculo previsto, y siguieron en la línea a la que nos tienen acostumbrados: Iván Ferreiro, siguió con su sucesión de canciones para-el-tiempo-el-espacio (y parece, que el resto de los milenios)… Haciéndonos aún así entonar clásicos pertenecientes tanto a su etapa con Los Piratas como temas ya de su carrera en solitario, y nos regaló su último tema del concierto con Santi Balmes y Julián para cerrar su actuación sobre el escenario.
Xoel López, interpretando “Atlántico” gran parte de los temas de su último disco, del que yo, aquí, no podría más que decir cosas buenas, y que del mismo modo, contó con la ayuda de Iván Ferreiro, con el que ya había entonado Turnedo sobre el mismo escenario, para interpretar el tema de Tierra. Y si la cuestión es hablar sobre gruesos del PortAmerica, hemos de hablar de Love of Lesbian, porque cada actuación de los barceloneses, nos deja a sus fans (entre los que por supuesto, me incluyo) totalmente satisfechos. Los lesbianos volvieron a interpretar junto a Iván Ferreiro (que en este festival fue lo que el color fluor a las bloggers, algo indispensable), en este caso 1999.
El repertorio se centró especialmente en sus dos últimos discos, 1999 y su último trabajo, La noche eterna. Los días no vividos, culminando la actuación con un clásico al que nos tienen acostumbrados en sus directos, Algunas Plantas. El turno de Vetusta Morla llegó el tercer y último día del festival, reuniendo a una gran cantidad de público, deseosa de ver al grupo. Temas tan míticos como Copenhague, y con los que nos supieron mantener coreando cada una de sus canciones hasta el final de su directo, unos vetustanos siempre enérgicos.
Julieta Venegas nos dejó a todos bastante indiferentes ante una actuación que estuvo dominada por una parsimonia que se excedía de la que caracteriza ya de por sí sus canciones, y que sólo consiguió atraer en cierto modo la atención cuando realizó la cover Sin Documentos de Los Rodríguez. Y es que parece que Venegas sólo se encontraba en el cartel del festival para justificar especialmente el lema del PortAmerica de realzar el lazo trasatlántico.
Dejando a parte a estos cuatro grupos, la sucesión de artistas que se subieron al escenario del PortAmerica dejó una buena impronta sobre el festival, y sin los cuales, éste hubiese resultado incompleto y demasiado previsible. Gracias a actuaciones como la de Fuel Fandango, que con su maravillosa estética floral (al más puro estilo Florence Welch revisited) y su mezcla de ritmos pasados por el filtro flamenco, dio un buen concierto en el que la voz de su cantante (Nita) no flojeó en ningún momento. Los Corizonas, fueron otro de los grupos que contribuyó a hacer redondo el festival galego, bastante esperados, y que pusieron el toque de rock’n rolla al más puro estilo yankee al PortAmerica.
No podemos olvidarnos de los Dj’s… Grandes responsables de cerrar las noches del festival y hacer que todos despidamos cada jornada exhaustos de bailar y saltar. Es probable que muchos no recuerden el nombre de los dj’s que pincharon la noche anterior a la mañana siguiente, es probable en el 70% de los casos (todos sabemos lo que pasa en los festivales, que corre más la cerveza que en casa de Mario Vaquerizo), no obstante la impresión permanece, sabemos perfectamente si el responsable a los platos nos hizo bailar till the dead (como dirían los Yeah Yeah Yeahs) o si por el contrario nos fuimos a la tienda de campaña a hacer cosas más interesantes porque los pies se nos pararon en seco. Peter Hook, que tantos buenos himnos regaló en su época de New Order, a los platos nos dio más bien una ración de temas manidos y gastados que no llegaron a dar la talla de lo que podría haber sido.
Los BuffetLibre llegaron en la segunda jornada del festival, al igual que el señor Hook, para activar al público y ponerlos a bailar, que al fin y al cabo, es el objetivo principal de un buen Dj. Esto mismo consiguió La Fábrica de Chocolate Club Dj’s en la clausura del festival, saliendo a escena después del directazo de Fuel Fandango. Sin embargo, la encargada de abrir la veda de los dj’s en este festival fue Eme Dj, que optó por salirse del indie-dance al que nos tuviese acostumbrados en un principio, para sorprender y sobre todo adaptarse al público, demostrando versatilidad, pinchando desde LMFAO hasta Michael Jackson, con un temazo como Bad, pasando por su remix con Román Caffeina del tema Calor de Varry Brava. Con esta mezcla consiguió además de hacernos movernos de principio a fin, ser manteada por el público y ponerse a la altura de lo que le pedían.
En panorámica, el PortAmerica deja la imagen de un festival, que aunque joven, ha sabido conjugar un buen cartel con una buena actitud, promocionando artistas, y actividades emergentes y emprendedoras por medio del llamado Mercainnova, con momentos memorables que seguro permanecerán en nuestras mentes hasta su próxima edición, esperemos, el año que viene.