Este disco publicado en el fecundo año 1968 es recordado como uno de los mejores trabajos del cantante y compositor escocés Donovan. Su tema clave, The Hurdy Gurdy Man, constituye una ruptura con la tónica habitual de sus primeras composiciones, basadas en un folk amable con letras de considerable belleza que con el tiempo evolucionó hacia un estilo más rico y heterogéneo. Por ALBERTO J. PUYALTO
A mediados de los 60, la aparición de un tímido muchacho escocés en un programa de televisión británico supuso el descubrimiento de un nuevo y talentoso músico. Nadie diría que bajo el aspecto frágil y la cara cómica de Donovan Phillips Leitch se escondía un guitarrista folk de depurada técnica, capaz de crear hermosas y evocadoras letras. Pero su actuación en la pequeña pantalla dejó claro que aquel chico tenía algo especial, una especie de conmovedora sensibilidad que había pasado inadvertida para los cazatalentos. Pye Records le ofreció un contrato para grabar sus primeros trabajos, y en ellos Donovan dejó ya algunos de sus mejores temas, como Catch the wind o Colours. Pero aquello era tan sólo el comienzo.
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La popularidad de Donovan en el Reino Unido creció como la espuma en cuestión de meses, cosechando grandes éxitos que vinieron seguidos de nuevas apariciones en televisión. Pronto se erigió como una figura destacada del movimiento folk y fue invitado al Newport Folk Festival. Sus composiciones recordaban inevitablemente a las de Bob Dylan, y aquello provocaba que la prensa ensalzara al cantautor escocés utilizándolo para competir desde Europa con el genio de Duluth. Esta situación queda sarcásticamente retratada en el documental de Pennebaker Don’t look back, donde vemos a Dylan leyendo los periódicos durante su gira inglesa y burlándose sutilmente de las citadas comparaciones. Finalmente, el cantautor americano invita a Donovan a compartir con él y sus amigos una velada nocturna; una escena memorable en la que ambos interpretan sus canciones y que ha quedado inmortalizada en el citado documental.
Pese a todo, Donovan demostró ser inteligente y contar con abundantes recursos. Pronto se dio cuenta de que el paralelismo con Bob, que en un primer momento le había beneficiado, podía dejarle en la estacada. El talento de su admirado Dylan era a todas luces inabarcable, así que era preciso dar un giro a sus composiciones y huir de aquel círculo vicioso. Seducido por las culturas orientales tan en boga durante la época del flower power e inspirado por un consumo moderado de marihuana y LSD, Donovan renovó su música dotándola de matices lisérgicos, instrumentación exótica y unos cuantos acordes de jazz. De este modo, tras publicar los álbumes Sunshine Superman, Mellow yellow y A gift from a flower to a garden, el cantautor se convirtió en uno de los principales referentes del movimiento hippie y del llamado psych-folk, género donde la canción acústica tradicional adquiría tintes psicodélicos mediante la utilización de nuevas escalas, reminiscencias orientales y medievales.
Durante esta etapa, Donovan creó importantes lazos de amistad con los Beatles, especialmente con Paul McCartney y George Harrison. Se dice que fue Donovan quien contagió al cuarteto de Liverpool de su fascinación por el misticismo oriental, y quien les enseñó también ciertas técnicas de fingerpicking que el grupo utilizaría en posteriores composiciones como Julia o Blackbird. Así, en 1967 formó parte de la expedición que llevó a los Beatles a la India, pasando algún tiempo con ellos, Mick Love (cantante de los Beach Boys), la actriz Mia Farrow y la hermana de ésta en la ciudad de Rishikesh. Durante esos días, Donovan escribió la mayoría de las canciones que conformarían su siguiente disco: The Hurdy Gurdy Man. Su contacto con la filosofía hindú y con el famoso Maharishi Mahesh Yogi fueron experiencias que le marcaron profundamente y quedarían reflejadas en su música.
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Al regresar, el nuevo disco de Donovan contaría con un single de excepción que daría nombre al álbum: Hurdy gurdy man. La canción fue escrita originalmente por el cantautor para su amigo y mentor Mac MacLeod, líder y bajista de un grupo danés llamado Hurdy Gurdy. La idea inicial era que el tema fuera grabado por el propio grupo, pero ciertas discrepancias sobre la producción provocaron que Donovan se decidiera a grabar la canción él mismo, utilizándola como sencillo para su siguiente LP. El tema mezclaba el género folk con un potente acompañamiento de guitarra y batería que otorgaba un sonido distinto a todo lo escuchado hasta el momento. Además, aportaba extrañas oscilaciones en los pasajes de voz y un sonido de sitar como trasfondo que acentuaban su carácter psicodélico.
El single debía haber contado con el acompañamiento de Jimi Hendrix a la guitarra, pero el célebre músico no se hallaba disponible en el momento la grabación. Quién tocó en su substitución es una cuestión que sigue si estar clara. Durante años se ha sostenido que Jimmy Page, guitarrista de Led Zeppelin y contrastado músico de estudio, fue responsable del famoso fraseo de guitarra, pero otras fuentes -quizá más fiables- indican que el trabajo corrió a cargo del guitarrista Alan Parker. Donovan explica también que durante el viaje a la India con los Beatles, George Harrison escribió un verso final para la canción, que dice lo siguiente:
When the truth gets buried deep /
Beneath the thousand years of sleep /
Time demands a turn-around /
And once again the truth is found /
Awakening the Hurdy Gurdy Man /
Who comes singing songs of love
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Obligado por la necesidad de crear un single para la radio que no excediera de un tiempo determinado, Donovan tuvo que optar por dar prioridad al solo de guitarra y suprimir este fragmento que, sin embargo, da un completo significado a la canción. En la letra, Hurdy Gurdy Man es presentado como la figura que permite despertar la conciencia trascendental de los hombres y alcanzar la verdad según las enseñanzas del Maharishi Mahesh Yogi. Algunos afirman que esta figura es en realidad el propio Maharishi. Interpretaciones aparte, lo indudable es que la canción tuvo una muy buena acogida entre el público, alcanzando el puesto #4 en las listas británicas y el #5 en los Estados Unidos.
El resto de temas del LP demuestran también una originalidad y riqueza dignas de mención. Siguiendo las pautas marcadas por los álbumes anteriores, Donovan agrupa en este disco canciones de carácter muy diverso, que van desde sugerentes piezas blues con líneas de saxo como Get thy bearings a brillantes tonadas que levantan el ánimo con facilidad, tales como West Indian Lady, A Sunny Day o The Sun is a Very Magic Fellow. En muchas de ellas, la suave voz del cantautor aparece acompañada secciones rítmicas donde identificamos bongos y otras percusiones exóticas. En realidad, gran parte de las canciones del disco destacan especialmente por su variedad instrumental.
Las luminosas melodías de Donovan se mezclan también con pistas algo más melancólicas pero cargadas de una belleza lírica y sonora poco común, como sucede en Tea o The river song. Cabe destacar, además, dos temas con claras reminiscencias místicas como Peregine y Tangier, cuya inclusión en el LP aporta ese componente trascendental, casi mágico, que convierte al disco en un trabajo realmente notable.
En definitiva, The Hurdy Gurdy Man tal vez no constituya una obra absolutamente genial, pero resulta ideal para pasar una tarde placentera descubriendo nuevos matices sonoros. Se me antoja igualmente efectiva para tomar un primer contacto con este original cantautor, que se atrevió a enseñar algunos trucos a los mismísimos Beatles y acabó por convertirse en una de las figuras clave de los 60.