Anímic confirma su giro estilístico con su disco más personal. También el mejor acabado
Aunque cada disco de Anímic ha supuesto romper con lo establecido en el disco anterior ha sido con Skin (Bcore, 2017) cuando la banda ha afrontado una ruptura estilística más evidente. Los recovecos electrónicos que se deslizan durante los ocho cortes del disco, el abandono de la batería o el personalísimo carácter de las letras hacen del álbum un valiente tratado de (auto)afirmación musical, y una sincera declaración de principios para la banda, afinando aquí su discurso más sincero en algo que seguramente va más allá de los matices musicales mecidos bajo el cambio.
Todo ello hace de Skin un disco profundamente necesario, un estímulo sonoro y visual –cada tema del disco disfruta de su propio videoclip- para los que nos revelamos sobre el estado de las cosas, y sobre todo una sincera carta abierta del grupo a quien quiera leerla. Con todas las letras firmadas por Louise Sansom, Skins se convierte en el primer disco de Anímic cantado íntegramente en inglés, rompiéndose el dualismo inglés-catalán, repartido a nivel compositivo hasta la fecha por la propia Louise y Ferran Palau. Hablamos con ambos sobre el proceso creativo del disco, los impulsos vitales que les han llevado hasta aquí y la sed de cambio con la que llegan a Skin.
La entrevista fue publicada originalmente en Shookdown Underzine #07, en cuya presentación tocaron Anímic junto a Pane y Lluís Rueda. Compartimos a su vez el streaming de la fiesta de presentación, englobado en el programa Hip Hip Ultra, de Ultra-Local Records. Adquiere Shookdown UNDERZINE aquí.
Texto: R. IZQUIERDO | Fotografías cedidas por ANÍMIC
Empezando por lo obvio, este es vuestro primer disco que no empieza por “H”. ¿Fue el primer punto de ruptura?
Louise: Bueno, ha sido un disco con tantos cambios que no le vimos el sentido a mantener esa tradición, por llamarlo así. Pese a que en cada disco hemos introducido cambios hasta ahora había cierta línea que los unía, un punto unitario que ahora no se ha dado.
Ferran: En estos tres años ha dado tiempo de tirarlo todo por tierra y construir una cosa totalmente nueva. Ha sido como volver a empezar, así que en cierto modo no tenía sentido alargarlo.
Louise: En realidad empezó como algo casual. Los demás aún decían de mantenerlo, pero al final decidimos lo de Skins y romper la tradición. ¡Pero piensa que hablamos hasta de cambiarnos el nombre!
Otra novedad es que Ferran no canta en éste
Ferran: Enlaza un poco con lo que hablábamos. Antes, cuando ella componía y cantaba algunos temas y yo me encargaba del resto, teníamos el pacto de que como medio disco era inglés y el otro medio en catalán los nombres de los discos serían nombres, sin idioma. Al perder eso hemos podido ser más flexibles
Louise: Al principio se iba a llamar Skin & Steel, piel y acero. En todo el disco se habla mucho de la dualidad entre lo humano y lo inhumano, de lo que nos hemos convertido y lo que hemos perdido por el camino.
¿Qué podéis contarme del paso a la electrónica? Es una ruptura radical
Louise: Parte de una razón muy sencilla: no quería hacer otra cosa que no fuese cantar. En todos los discos anteriores tuve que asumir otras tareas, aprendiendo a tocar instrumentos y demás. Al ser el disco más personal de todos los que hemos hecho hasta la fecha me apetecía concentrarme solo en cantar. Ya sabes, tener espacio para cantar, para bailar… poder moverme sobre el escenario sin pensar en tener que tocar instrumentos. De haber mantenido la estructura anterior eso hubiese sido un hándicap
Ferran: A mí tampoco me hacía mucha gracia pasar a la batería yo solo. ¡Nadie quería tocarla!
Louise: E incorporar personas nuevas es algo que no nos llamaba. En Anímic se ha dado siempre un rollo muy familiar, e incorporar a gente nueva es algo que nos hubiese costado mucho. Eso coincidió con el hecho de que él llevaba tiempo probando cosas con samples y demás, lo que nos llevó poco a poco al cambio
Ferran: Al acabar Hannibal empecé a trastear con una grabadora de 24 pistas. Salieron algunas maquetas con cajas de sintes, algo muy electrónico. Es curioso porque de ahí salieron algunas canciones del Santa Ferida que saqué el año pasado como Ferran Palau, que no es nada electrónico. De esa pequeña fase experimental han salido cosas que han valido para los dos discos
Louise: Yo recuerdo que las primeras pruebas no me gustaban nada. Le decía que sonaba a juguete (risas). Poco a poco fuimos definiéndolo, buscando sonidos más graves. La fase creativa fue muy rápida, porque teníamos muchas ganas de ponernos con el disco
Ferran: Y tú tenías muchas ideas, muchas letras
Louise: Creo que en una semana salieron como seis canciones. Fue una explosión muy creativa, y además fue divertido: pasábamos de la canción a Google para ver cómo funcionaban algunos pedales.
El proceso creativo del disco fue como descubrir un nuevo mundo: buscamos nuevos sonidos y nos adentramos en algo que habíamos trabajado muy poco
Se nota que disfrutasteis el proceso
Louise: Hombre, es que fue como descubrir un mundo nuevo: pasamos de la batería a la búsqueda de nuevos sonidos, y nos adentramos en algo que habíamos trabajado poco.
Ferran: Lo que es bastante curioso, porque hemos escuchado mucha música electrónica, pero apenas la habíamos tratado. Desconocíamos la rutina y la mecánica. Si vieses como hemos hecho el disco, los aparatos con los que hemos trabajado, te morirías de risa.
Louise: Y todo sin utilizar ordenadores. Ha habido mucho trabajo de loop, de caja de ritmos…
Imagino que otro reto fue el de integrar a la banda en esta nueva rutina
Ferran: Fue lo más complicado, claro. Toda la banda, tanto Juanjo como Zuma o Núria, tuvo que hacer un cambio de chip brutal. El pensar “cómo meto aquí lo que hacía antes”. Tuvimos que hacerles ver que no había que hacer necesariamente lo mismo para seguir siendo Anímic.
¡Todo un reto!
Louise: Con cada disco habíamos cambiado el sonido, pero aquí la ruptura era más… no sé. También se dio el hecho de que antes vivíamos todos juntos y trabajar las canciones era más fácil. A nivel productivo, como banda, sí que ha sido el trabajo más complicado, sobre todo porque empezamos con marchas diferentes. Ferran y yo nos pusimos de golpe después un parón bastante largo, y a ellos les tocó afrontar un reto muy grande
Ferran: Que se reencontrasen en un contexto diferente no fue fácil. Volver a tu banda de siempre con un sonido tan distinto… para Núria y Zuma pasar del bajo y la guitarra a esta parte más electrónica ha sido todo un reto
Louise: Ellos dos han llevado siempre la parte más orgánica, así que tenían que encontrar su nuevo espacio. Era básico que lo lograsen para que el disco tuviese vida. Les hemos presionado mucho, ¡pobres!
¿Os consideráis pasionales a la hora de trabajar?
Ferran: Siempre vamos un poco al límite de la desesperación en las grabaciones, pero al final todo sale. De esos momentos de tensión sales muy reforzado, es casi una reafirmación. Es como decir: “vale, he ido hasta donde sé, y un poco más”. Nos ayuda a crecer.
Louise: Como grupo también necesitábamos ofrecer algo nuevo, mostrar registros diferentes a los que habíamos presentado hasta ahora. Con los miles de grupos que hay y el bombardeo de información que tenemos… salen tantísimas bandas que es sano preguntarse a uno mismo que estás haciendo, y tratar de ofrecer cosas nuevas. Si no tienes miedo a equivocarte y a sacar algo fuera de tu zona de confort no vale la pena seguir, ¿no? Hacer siempre lo mismo, como personas, es algo que no nos gusta. U ofreces algo más o no ofreces nada…
No nos preocupa perder al público que ya teníamos ganado. De hecho sabemos que nuestros discos no son lúdicos, ni siquiera para nosotros
¿Tuvisteis miedo de perder a parte del público que teníais ganado de otras grabaciones?
Louise: En el caso que quede alguien, a lo mejor sí que les hemos puesto un poco a prueba… (risas)
Ferran: No pensamos mucho en esas cosas cuando trabajamos. A veces sí te planteas si el público te comprende o no, pero sabemos que no son discos lúdicos, ni siquiera para nosotros mismos. Para llegar a ellos hemos llorado, nos hemos dicho de todo… vaya, que nos hemos puesto un poco al límite. No sé si eso luego se respira en el disco, pero respondiendo a tu pregunta creo que en nuestros directos se ve: casi nunca repetimos canciones de discos anteriores, y eso es algo que normalmente no gusta. Nos cuesta un poco tratar bien al fan.
A mi me da la sensación de que habéis ido ganado y perdiendo público, pero que se os respeta como banda. ¡Y eso es casi tan complicado como mantener al público!
Louise: Es cierto que hemos experimentado muchos cambios de público, pero cuando en cada trabajo cambias tanto es normal que no entiendan tu línea vital. De hecho nos ha pasado en cada disco que hemos presentado: ganamos nuevos oyentes por un lado y los perdemos por el otro. Hay una renovación constante, que es algo por otra parte que nos apasiona bastante. Saber que le gustas a gente que antes no se sentía atraída por tu sonido, demuestra que estás vivo.
¿Hubo algún tema, mientras trabajáis el disco, que os mostrase el camino?
Ferran: Más que una canción creo que lo que sí se dio es que tiramos hacia una cierta manera de trabajar. Estábamos perdidos con el tema de la batería, nadie quería tocarla… al final el reto fue encontrar la manera, y a partir de ahí tirarnos de cabeza.
¿Y cómo fue trabajar con Jordi Matas? Imagino que a él también lo habéis puesto a prueba
Louise: Un poco sí. Tuvimos la suerte de llegar con las canciones muy hechas, pero también tuvo que adaptarse.
Ferran: Fue otra lucha: poner a un productor que nunca ha tocado la electrónica a trabajar en el disco. Él de hecho venía de trabajar en La Força de El Petit de Cal Eril, así que imagina el cambio.
Louise: Con él trabajamos mucho la mezcla. En la grabación en sí no hubo mucho secreto porque llegamos con las ideas muy claras, pero con la mezcla estuvimos dos meses largos. Jordi hizo un trabajo brutal en entendernos y en encontrarnos, se esforzó mucho en descifrar lo que buscábamos
Ferran: Nos pasamos días escuchando discos para enseñarle algo que le sirviese como base.
Por lo que contáis, todo el mundo tuvo que dar un plus extra. En cuanto a vosotros, ¿varió mucho el proceso respecto a otros discos?
Ferran: Entre nosotros tenemos la suerte de tener una conexión muy especial también a nivel de gustos. Creo que eso facilitó las cosas.
Louise: Yo diría que en este disco se ha dado incluso más que antes. Es el disco que hemos trabajado más juntos. Diría que todas las canciones menos las dos últimas tienen muchas cosas de los dos.
¿Creéis que se dio de manera especial en algún tema en concreto?
Louise: En ‘Gems’ pasó algo curioso. Yo con mi madre tengo una relación muy intensa, y como vive lejos hablamos mucho por teléfono. Al estar tan unidas si lo pasa mal por algo yo acabo pasándolo mal también, y una noche estuvimos hablando sobre cosas que le preocupaban. Al colgar me fui a la cama a escribir, y cuando le enseñé la letra a Ferran me contó que el día anterior había estado trabajando con unas bases y unos ritmos… ¡qué se ajustaban completamente a la canción! En cosa de dos minutos teníamos los ajustes listos.
Ferran: De no ser porque teníamos fecha para entrar a grabar y varias canciones ya cerradas seguramente hubiésemos hecho más temas así
Louise: Antes de la entrevista lo hablábamos: es la primera vez que aún no ha salido el disco y que ya tenemos cositas para lo próximo.
Noto también novedades en la voz. ¿Buscabas un registro concreto?
Louise: Creo que ha sido la vez en la que he cantado de un modo más natural, si quieres llamarlo así. Ya he pasado por varias etapas: del folk inicial al canto más gritado del disco anterior. En Skins es cuando he podido cantar de un modo más hablado. En cada disco me voy descubriendo, algo que por otra parte siempre hemos defendido como banda.
En cada trabajo habéis partido de una idea central. ¿Cómo planteáis cada disco?
Ferran: Yo lo de los cambios lo veo un poco como el director de cine que hace una película, y cuando acaba se mete en un proyecto totalmente diferente. Veníamos de Hannibal, un disco centrado en cierto modo en la violencia y la guerra, y ahora Louise llegó con la idea del tema de la piel, el hierro y la deshumanización que estamos experimentando con los móviles y todo lo demás. Estamos dejando de mirar a los ojos para mirar a través de una pantalla. Partiendo de eso, lo imaginas todo como una película, y la vistes con sonidos y texturas, que sería como imaginar el decorado o el maquillaje de los actores. Es algo que nos ha pasado en todos los discos: siempre acabamos trazando una idea central. En Himalaya estaba el tema de las aventuras en plan Goonies. Hannah jugaba con la dualidad de la vida y la muerte y en Hannibal estaba el tema de la violencia.
Louise: Eso al final es lo que nos ha llevado a lo de los vídeos que hemos preparado para este disco. Cada tema tendrá su propio clip y los compartiremos todos a la vez. Nos gustaría que eso le dé al álbum un cuerpo más…. no sé, orgánico.
Teníamos muy claro que en este disco solo haríamos las cosas por amor: si lo piensas bien cerca de la cultura se da una terrible falta de amor que no es buena
Contrasta con el sistema de trabajo que más o menos nos mueve a día de hoy, donde todo es inmediato. ¿Queríais huir de eso?
Louise: En este disco hay mucho de eso. Cuando sacamos el disco anterior yo perdí un poco la ilusión por algunas cosas. Me vi dentro de un círculo que no me llenaba, y me aislé un poco. Tuve la suerte de poder trabajar desde casa para Bcore, y centrarme en las cosas que me gustan. Si lo piensas bien, cerca de la cultura se da una falta de amor que no es buena, y eso es algo jodido si tú sí quieres moverte por esas sensaciones. Te encuentras en una tesitura jodida
¿Fue un reinicio?
Louise: Sí, porque no es fácil encontrar a gente que quiera trabajar así. Cuando decidimos volver para el disco tuvimos muy claro que sólo trabajaríamos con gente que se moviese dentro de la cultura por amor; que sólo llevaríamos el disco a tiendas que funcionasen por amor; que tocaríamos en sitios donde la gente programe por amor, y que sólo daríamos entrevistas a medios que se dediquen a ello con amor. Era como una regla absoluta de la que no podíamos salirnos. Y eso haría del disco un proyecto humano, de todos. La idea de los vídeos va un poco por ahí: hacer que el disco entero se pueda compartir a través de vídeos, compartir el disco y convertirlo en algo que la gente pueda disfrutarlo, que para eso está hecho. Es cierto que es un disco con crítica social, pero nos gustaría que la gente lo comparta y lo disfrute, porque aunque sea un poco violento, al final habla de cosas que puede que sean feas, aunque no por ello dejan de ser bonitos. Es un poco como el mundo en el que vivimos: la realidad que nos envuelve es horrible pero el planeta es precioso. Y nosotros como banda optamos quedarnos con las cosas buenas. El disco es un grito a eso, al compartir y al intentar hacer las cosas como crees que merecen ser hechas. En el caso del disco el cuerpo nos pedía todo el desarrollo visual que al final ha tenido, y aunque ha sido un sacrificio a nivel de producción y de gasto, pensamos que ha valido la pena.
Sacarlo así es casi una anomalía. ¿Es una rebelión?
Ferran: Es algo que hemos hablado mucho entre nosotros. Hoy en día parece que hay tanta información que es imposible ser protagonista más de tres minutos. Esta fórmula nos permite ofrecer lo máximo en el mínimo de tiempo. No sabemos qué pasará al compartirlo así, pero nos apetecía probarlo.
Louise: Pasar no pasará nada, pero al menos nos olvidamos de la dinámica de estrenos y los ritmos de publicación (risas). Es una fórmula agotadora, y no me apetecía someter al disco a eso, ni estar pendiente de las redes. Entiendo que cuando un artista lanza algo se dé esa ansiedad, porque es un momento muy grande: has creado algo de la nada y de repente lo muestras a los demás. En el mundo en el que vivimos con tantos estrenos y tantísima información al alcance es difícil llegar a más gente, y puede pasar que el artista se empequeñezca. Al final no es que no gustes: es que no has podido llegar más allá de la burbujita en la que estamos todos, y cambiar eso es jodido. Con lo que nos quedamos es que bienvenido será todo lo bueno que nos traiga el disco. Si no salen bolos o nadie lo escucha, pues mala suerte. Somos conscientes de la realidad que nos rodea y hemos disfrutado mucho del proceso. Nos quedamos con eso.