Jeffrey Lewis se dejó ver el pasado mes en Barcelona para presentar A Turn in Dreams Songs, último trabajo de uno de los artistas más prolíficos de la Nueva York underground, cita en la que dio rienda suelta a su talento tanto en su faceta de cantautor como en la dibujante de cómics. Historias sobre Marco Polo y una peculiar visita extraterrestre fueron amenizadas con algunos de sus dibujos, presentes también en el stand promocional, donde junto a alguno de sus últimos trabajos pudo consultarse parte de su obra gráfica.

Hay que hablar del Lewis dibujante para comprender al 100%100 una obra estimulante en la que las low budget films, así las llama él, juegan un tan importante en sus conciertos como la propia música que destila. Prueba de la importancia que da al mundo del cómic en su vida es la tesis doctoral con la que culminó sus estudios universitarios,  un trabajo de investigación acerca de The Watchmen, la totémica obra de Alan Moore, por la que siente especial devoción.

Grabado en Manchester, Jeffrey está presentando el nuevo disco  en una gira que ya le ha llevado por Barcelona y Madrid, así como por Zamora, Gijón o Zaragoza, y que tuvo otra interesante parada en La Cava de Vic. En el disco encontramos colaboraciones de Dr. DogThe Vaselines oThe Wave Pictures, de los que lució una divertida camiseta en su concierto de Barcelona, y es la continuación a una obra que empezó a tomar cuerpo en 2001, cuando fichó por el sello Rought Trade para publicar su ópera prima, The Last Time I Did Acid I Went Insane. Entremedio, pequeñas joyas como a Quick Biography of Barack Obama

[youtube id=»JOZYtSPNwok» width=»600″ height=»350″]

Identificado como miembro del anti-folk, movimiento del que habló en una reciente entrevista al diario El País, Lewis ha hecho de su último trabajo un disco eclético, con ecos de rock, algo de psicodelia y ese anti-folk que le valió, entre otras cosas, para figurar en la banda sonora de Juno, film con el que su trabajo comparte cierto universo referencial. La alusión al film guionizado por Diablo Cody no es, resulta evidente, gratuita. Kimya Dawson, principal valedora de su banda sonora, comparte con Lewis -y con Adam Green, otra referencia vital para nuestro hombre- presencia en la mencionada fuente ola anti-folk, que bebe sus fuentes del Greenwich Village y su desaforada actividad cultural de mediados de los ochenta. Lewis, como Dawson, ya sea en solitario o con The Moldy Peachers, jugó un rol importante en un movimiento que hizo del open mic una de sus grandes cartas de presentación.

En su concierto en Apolo, Lewis demostró sentirse igual de cómodo en el folk pausado como en su vertiente más garajera. Sonó tranquilo y ameno en To Go and Return y How It Be, emotivo en When You’re By Yourself y potente cuando se asoció con la banda en los momentos más punk de la noche. Fue en esos momentos, con la teclista entregada para la causa y Lewis mostrando su faceta más punk, cuando el concierto voló a su más alto nivel, si bien un servidor quedó rendido ante la puesta en escena de su pequeño film sobre Marco Polo. 

Al acabar, Jeffrey se dejó ver por el stand de merchandasing -sí, aún está en ese punto de su carrera en el que la proximidad forma parte natural de su obra- para firmar ejemplares de su último disco o de parte de su inacabable obra gráfica, una obra que le ha permitido musicalizar la historia de Barack Obama antes de su llegada a la Casa Blanca, la citada biografia de Marco Polo o su espectacular homenaje a The Fall.

Conviene, antes de acabar, recomendar su espectacular página web, donde puede revisarse parte de su multifacétiica obra -hay algo de Harvey Pekar ahí-, revisar algunos de sus videos – Williambburg Will Oldham Horror es quizá el mejor- y disfrutar de Space Invaders, el pequeño regalo/homenaje a los populares marcianitos. Una delicia.  R. IZQUIERDO

[youtube id=»NSdZ_yZP8bk» width=»600″ height=»350″]