Boytoy es una banda de verano, anuncian en las notas promocionales los amigos de La Castanya. El sello barcelonés se encarga de la gira estatal de esta banda neoyorquina, puro y soleado ambiente surfero en contraposición al asfalto brooklynita del que proceden, una gira que ha pasado ya por festivales como el Ebrovisión y ciudades como Madrid y que tiene pendientes aún sus fechas en Zaragoza (hoy mismo en La Lata de Bombillas de Zaragoza) y Sant Boi del Llobregat, compartiendo escenario en el día de mañana con los locales The Zephyr Bones
Texto de R. IZQUIERDO | Fotografías promocionales de BOYTOY
Night Leaf (Paper Music, Stolen Body y Burger Records, 2018) es la excusa perfecta para subirnos a la ola con ellas, uno de esos trabajos que parece recoger todo lo que una banda puede llegar a representar, o que capta al menos el dulce momento por el que parecen pasar. Ideado en un rancho de Topanga Canyon entre perros, cerdos y viejas cintas de cassette, el disco se mece entre olas al tiempo que solidifica una formación que parece aquí establecida en su formato definitivo, con Chase Noelle a la batería (Thelma and Sleaze) y Lena Simon, bajista en La Luz, completando la formación de las seminales Saara Untracht-Oakner (voz y guitarra) y Glenn Michael Van Dyke (voz y guitarra).
Grabado en los estudios de Pump House bajo la supervisión del productor Kyle Mullarky BOYTOY visitan nuestro país por primera vez para defender los temas de un disco que mezcla con gusto las influencias surferas que han ido salpicando un pop-rock próximo a La Luz o a Allah-Las, aunque sobre todo cercano a sí mismo, como si la banda hubiese alcanzado al fin el momentum en el que más cómodas se sienten.
Cuando les preguntamos acerca de las influencias surferas, las integrantes de Boytoy se pliegan sobre su propia autobiografía para aludir a su propio pasado, forjado entre olas. “Hemos surfeado desde que éramos niñas. Venimos de Florida (Glenn) y Long Island (Saara), y Chase también navega, así que es como si escribiésemos sobre nuestras tablas de surf“, acotan antes de que les preguntemos por los imputs que aportan sobre el álbum esa cuidada coedición, en la que ha participado el sello británico Stolen Body Records, en colaboración con Papercup y Burger Records. “Coediciones así son necesarias, y a nosotras nos ayuda. Nuestro equipo en Bristol conoce muy bien el Reino Unido, lo que nos facilita poder girar por allí, algo que en ocasiones puede ser complicado. Papercup son muy solidarios y nos acompañan en el día a día en Nueva York, y Burger son muy conocidos a nivel internacional, así que formamos parte de ese universo de grupos que hacen las mismas cosas que nosotros”. Formar parte de la familia Burger debe ser especial para alguien con gusto hacia el mundo de los casetes, sobre todo si, como es el caso, tu disco se graba en analógico. “Al haber grabado en este formato la forma en la que suena es genial. Nos gusta mucho el formato, además”, nos apuntaban aún desde Brooklyn a pocos días de partir para España.
Aludíamos al principio a las particularidades de un disco trazado en parte en el rancho de Topanga Canyon y a él nos referimos a la hora de hablar del proceso creativo del disco, y la manera en el que se trabajaron las canciones. “Dormíamos en traileres, surfeamos mucho… Además, trabajar con Kyle fue genial, porque nos permitió no sentirnos presionadas todo el tiempo a la hora de trabajar, lo que nos permitió surfear, pasar el rato, conocer a su familia…» todo ello generó vibraciones muy buenas, las necesarias para realizar una grabación de este tipo.
Aunque Saara y Glenn partían de experiencia previa en otras bandas, su papel en Boytoy es de los más importantes que han llevado a cabo hasta la fecha. Boytoy se completa en la actualidad con la bajista de La Luz Lena Simon y la batería Chase Noelle, con quien cierran por ahora la alineación titular de la formación. “Hay muchas bandas girando y haciendo que la escena musical funcione, así que al final es inevitable que te encuentres gente como ellas y que quieras colaborar”. Y entre todas esas bandas hay muchas del área de Brooklyn por el que ellas se mueven en la actualidad. “Es un buen momento para la escena local. Hay un montón de bandas interesantes, como iSurfbort, Gnarcissists, The Muckers, Champagne Superchillin, Mistery Lights, Nude Party y The Advertisers. Todas esas bandas son amigas nuestras, gente maravillosa que completa una escena, y nos pasamos el tiempo juntos y apoyándonos”. Esa esfuerza se completa con medios como Alt Citizen, “una revista genial que organiza conciertos y que apoya la escena” y con sellos como “Cult Records, Greenway Records, Papercup, Little Dickman, Wick Records… Todos ellos apoyan mucho a la escena local, lo que ha unido mucho el circuito propio en los últimos cinco o seis años”, apuntan con cierto orgullo.
BOYTOY parecen encontrarse ante su formación definitiva, después de haber cambiado de batería en cada nuevo lanzamiento. La llegada de Chase Noel completa el formato de grupo que parecían buscar desde el principio
Decíamos antes que BoyToy parece dirigiese al momento de su confirmación, algo que ellas mismas parecen asumir, sobre todo por la estabilidad por la que pasan como banda. “Hasta ahora, en cada disco habíamos cambiado de percusionista, así que Night Leaf creemos que la banda ha encontrado su propio camino. Empezamos con la idea de ser cuatro chicas y hasta la fecha no se había dado, así que podríamos decir que el proyecto se ha realizado completamente con este disco”, un trabajo en el que han seguido explorando una manera de trabajar “muy colaborativa”, de la que aflora un trabajo en equipo cada vez más sólido. “A veces escribimos por separado y nos juntamos para cerrar los temas, aunque en otras hacemos jamming en el local”. En cualquier caso, si ha algo ha influído en la grabación del álbum es sobre todo el idílico marco con el que trabajaron en Topanga. “Influyó mucho. Es cierto que fuímos ya con la idea de trabajar más la estructura de las canciones, y que estuvimos escuchando propuestas como The Romantics, The Equals, Mink Deville o Tom Tom Club. Todo ello podría haber servido para presentar cosas más crujientes y maravillosas, aunque no negaremos que el sol contribuyó mucho a encontrar ese sonido. Fue un cambio saludable”, el necesario para impulsar las canciones del disco a otro nivel.
Como en propuestas afines como La Luz, en el que peso como ilustradora de Shana Cleveland se deja sentir de manera significativa, el componente visual es importante en el sonido de la banda. “Son casi tan importantes como lo pueda ser nuestra música, ya que somos de la opinión de que los mejores proyectos son los que se presentan como una aventura totalmente inmersiva. Saara es también artista visual, y hace mucho por la banda en ese sentido”. En el caso de Night Leaf, el componente visual y estético fue importante, sobre todo porque les permitió colaborar con Lil KOOL. “Trabajamos en armonía para diseñar la portada del álbum. Saara se encargó del diseño y Lil KOOL diseó nuestra ropa para el lanzamiento del disco, y posteriormente lo utilizamos para el merch. En la gira europea estamos trabajando con nuestra amiga de Le Havre Laura Kopf, quien nos diseñó camisetas, y con la que trabajamos calendarios o el telón de fondo con el que cubrimos el escenario. Preparar merch para nuestras giras es algo que nos divierte”, apuntan cerrando el círculo de esa propuesta inmersiva a la que aludían al principio.
Sobre la gira, ya en marcha, esperan cosas positivas. “La última vez que vinimos por Europa Glenn enfermó, así que estamos seguras de que ahora será mucho mejor, y además pasaremos varios días, lo cual es genial. En la gira hemos tenido la suerte de que nuestros amigos de La Castanya nos han preparado la gira, así que tenemos muchas ganas de disfrutar de un buen vino y de la fiesta que vendrá con los conciertos”.