En el pequeño parón que hemos experimentado estos últimos meses se han sucedido los discos de interés. Hace unos días charlábamos con Elisa Pérez de Caliza para charlar sobre su estupendo Mar de Cristal (Gramaciones Grabofónicas, 2018) sin caer en la que cuenta que hoy mismo estaría en uno de los actos paralelos del GetMad, así que aprovechamos su paso por  Picnic (c/Minas, 1, Malasaña) esta misma noche para recuperar las claves de su nuevo trabajo, en el que el pop electrónico sigue fundiéndose con sonidos krautrock con este estupendo trabajo que da continuidad a su anterior Medianoche/Mediodía. Su vuelta confirma además  su destacado posicionamiento en la esfera pop de nuestro país, algo que se refuerza con el imponente listado de colaboraciones que va de Laura Prieto a Laura Antolín (Doble Pletina, Gúdar), pasando por Higo Sierra (Sierra), Eloy Bernal (Hibernales, Gúdar) o Santi Castillo, entre otros y que termina de coronar con su habitual facilidad para entrelazar letras poderosas -ahí está el ejemplo de la excelente ‘Mil piedras’- con ritmos adictivos como los de ‘Call of duty’. Charlamos con ella sobre uno de nuestros discos favoritos de la temporada.

Caliza actúa esta noche en Picnic, dentro de la programación paralela del GetMad. Más información en la página oficial del festival.

Caliza

Texto: R. IZQUIERDO | Fotografía de portada:

‘Mar de Cristal’ vio la luz el pasado mes de marzo, aunque lo trabajaste entre 2016 y 2018. El hecho de que haya tenido una producción tan estirada, ¿qué impacto tuvo en la concepción del sonido?

En realidad es lo habitual en mí, hago canciones de vez en cuando pero no tengo demasiado constancia ni le dedico todo el tiempo que debería – salvo el apretón final en el que ya te pones a terminar el disco y no puedes hacer otra cosa. Tal vez por eso hay bastante variedad estilística, porque la mayoría de canciones han sido compuestas con meses o semanas de diferencia. O también se da el caso de que una misma canción haya tardado años en terminarse: por ejemplo ‘Crispy’ sería el instrumental más antiguo (incluso anterior al split de La Fonoteca, publicado en 2016), pero la letra y la estructura final son casi lo último que hice.

Atendiendo a las notas promocionales habría que señalar que, líricamente, en ‘Mar de Cristal’ se habla de inseguridad, extrañamiento y en la falta de anclajes fijos, algo que de alguna manera se había recogido ya en algunos pasajes de temas como ‘Madrid’. ¿Lo consideras una constante en tu discografía?

A medida que iba perfilándose el disco, vi que había ciertos elementos recurrentes en las letras, y bueno, algo hay que poner en la nota de prensa. Pero no sé si todavía se puede hablar de ‘constantes en mi discografía’, ya que aún llevo muy poco. Imagino que simplemente es un reflejo de mi carácter, un tanto cenizo e inseguro, pero en cualquier caso el momento personal en el que escribí las canciones del primer disco y estas es muy distinto y creo que también se nota. Y también creo que hay un punto de humor en algunas letras o en la elección de los títulos, tanto en el anterior disco como en este.

En el circuito pop temas como ‘Madrid’, ‘Verano No’ y ‘Ultrasur’ lograron un reconocimiento destacado. ¿Te marcaste distancias respecto ‘Medionoche / Mediodía’?

Intenté no repetir mucho las fórmulas y que sonase menos ‘retro’, aunque bueno, personalmente tampoco creo que el otro disco lo fuese, la verdad. Y cantar mejor. Pero vamos, el disco anterior me gusta mucho, y aunque ahora le puedo ver algunos fallos, sobre todo técnicos, no veo necesidad de distanciarme ‘artísticamente’ de él.

Parte de la grabación del álbum la hiciste en tu casa, y parte en el Centro de Residencias Artísticas de Matadero Madrid. ¿En qué varió el proceso de grabación del álbum, más allá de poder contar con esos recursos extras? ¿Has buscado experimentar en facetas no trabajabas hasta la fecha?

Lo que más varió fue que, aparte de grabar como siempre en mi casa (y también en Matadero), grabé muchas más cosas en estudio. En el primer disco todo era garageband, y al estudio solo fui a grabar las voces y hacer la mezcla. Ahora el grueso sigue siendo software, pero hay más sintes reales, y otros instrumentos que han grabado otras personas, principalmente porque yo no sé tocarlos. Ha habido algunos momentos de improvisación en el estudio, como el solo de saxo de Río Arriba o arreglos de guitarra que hizo Santi en Apaño. Por mi manera de trabajar y mis pocos conocimientos técnicos, es en casa donde mejor me apaño y planifico, pero también me encanta grabar en estudio. Ojalá poder hacerlo sin límite de tiempo y dinero.

Era en cierto modo el primer trabajo que publicabas ya como una realidad en el panorama pop estatal, sobre todo si lo comparamos con el factor sorpresa de tus primeras canciones, en las que no se sabía ni tu identidad. ¿Lo afrontaste con más seguridad que tus trabajos anteriores o con más presión?

Fue distinto, porque en el anterior disco era la primera vez que componía y grababa canciones 100% mías. Todo era nuevo para mí, cualquier cosa que me salía parecía magia, y en ese sentido tenía muchísima libertad. Pero cuando ya has hecho una serie de cosas pues ya sabes hacerlas y no las quieres repetir. Trabajas con más soltura pero también más autocrítica. Y algo más de presión, en mi caso más que por ser el segundo disco, porque soy una agonías y como tenía una beca respaldándome pues sentía una cierta responsabilidad, claro.

Se mantiene una de las marcas obvias de la casa, como lo es la importancia de los sintetizadores. A nivel compositivo, ¿en qué pusiste más esfuerzos para lograr el sonido que buscabas? 

Intenté escoger muy bien cada sonido y ver qué cosas necesitaban ser grabadas por un instrumento ‘real’. Por ejemplo, las guitarras españolas de ‘El paso’ no tenía sentido emularlas con software. Y por lo demás pues… hay que ponerle atención a todo por igual, las bases, los bajos, los colchones, los punteos… Para mí es muy importante que todos los arreglos tengan su pequeño protagonismo y relevancia, que no sean rellenos. En cuanto a la repetición, pues es algo que me funciona bien para que la canción se vaya instalando y vaya cobrando fuerza.

La técnica de la repetición en temas como ‘Mil piedras’ refuerza precisamente un cierto componente hipnótico que se había apreciado ya en otros temas previos.

Sí, Mil piedras es una canción cuya letra tarda mucho en cobrar sentido, pero creo que cuando todo encaja, mola. Aunque se basa en la repetición voy añadiendo constantemente elementos nuevos, detalles, para tratar de sostener el interés de la canción.

¿Qué puedes contarnos del concurso de David Harrow en la producción? Hasta donde sé, su participación se llevó a cabo en el ámbito de las mezclas. ¿Qué buscabas a la hora de escogerlo?

Su rol fue de co-producción y mezcla. Yo le enviaba todas las pistas por separado y un ejemplo de mezcla hecho por mí. Y él me devolvía una mezcla suya basada en eso. Algunos temas se han quedado casi idénticos a mi versión inicial, y otros los ha modificado más. No contaba con tener un co-productor en un disco mío, pero al salir lo de la beca del Matadero vi que era una oportunidad que igual no volvía a tener. Me pareció interesante hacerlo con él porque me gustaba su trayectoria, especialmente su trabajo con Anne Clark, pero también porque había seguido haciendo muchísimas cosas desde entonces sin estar anclado en el pasado.

Hay temas especialmente pegadizos, como la adictiva ‘Call of duty’ y ‘La spezia’, con su estribillo italiano incluido. ¿Trabajaste el álbum con la idea clara de marcar un par de temas pegadizos?

Llevaba compuestos unos cuantos temas y me di cuenta de que la mayoría eran medios tiempos o canciones lentas, y traté de compensarlo con alguna canción más animada. Pero esto podría decirse de Amistades peligrosas por ejemplo. Call of duty y La spezia surgieron de manera totalmente espontánea. Call of duty salió casi del tirón al obligarme a mí misma a hacer lo primero que me saliera tras un bloqueo creativo, y La spezia empezó como un entretenimiento con unos amigos de vacaciones en Italia. Querían hacer un tema de trap y que les hiciera la base. Evidentemente ni ellos saben rapear ni yo hacer trap, así que acabé terminando la canción a mi manera. Pero tengo ganas de hacer un disco entero de medios tiempos y baladas, más homogéneo. A ver si me sale.

Hay una doble alusión a Italia, presente también en la instrumental ‘Himno de Italia’. ¿Qué puedes contarnos de este primer pasaje sonoro?

No recuerdo mucho de su composición, sé que fue bastante improvisado, tiene por ejemplo una melodía de teclado grabada directamente desde el micro del ordenador, ni siquiera por línea, lo suyo hubiera sido repetirlo y grabarlo bien pero es que no sé ni qué toqué. El título creo que era porque me sonaba solemne, como a himno. Pero ahora mismo no recuerdo en absoluto el porqué de ‘Italia’. Imagino que acabaría de volver del viaje ese.

‘Oro’ recoge una atmósfera más oscura y es una de las canciones donde la letra toma más importancia, con permiso de ‘Río arriba’. En ambas las letras ayudan a crear una atmósfera muy marcada, algo que se da también en ‘Amistades peligrosas’. ¿Cómo trabajas el equilibrio entre las letras y el sonido que acaban tomando tus canciones?

Presto mucha atención a las letras y también a que funcionen bien con la música, su métrica, que los acentos caigan bien, que todo el vocabulario de la canción tenga un universo más o menos cerrado… También he tirado mucho de anotaciones, cosas que leo o escucho por ahí, que o bien dan pie a una letra o encajan bien cuando ando en busca de una idea.

En el disco aparecen multitud de colaboraciones, con integrantes de Doble Pletina, Sierra o Templeton. Es un bonito reflejo de las conexiones que has ido encontrando estos meses al frente del proyecto. ¿Qué es lo que más te han aportado, más allá de ese refuerzo de sinergias?

Aparte de la ilusión que puede hacerte incluir a algunos de tus amigos en tu disco, creo que sobre todo han aportado, así cutremente dicho, “calidad”. Que los punteos de guitarra suenen como dios manda, que una línea de bajo con intención de sonar ‘orgánica’ pueda serlo de verdad… Pero lo que más me ha gustado ha sido tener voces invitadas. Es algo que repetiré seguro.

Puedes escuchar Mar de Cristal de Caliza en Bandcamp: