Sólo la presencia de Meryl Streep y su poderosa interpretación de Margaret Thatcher parece poder evitar el premio para Glenn Close en la presente edición de los Premios de la Academia. La actriz de Las Amistades Peligrosas ha logrado con Albert Nobbs uno de los mejores papeles de su carrera, destinado a darse con el muro Streep en la próxima entrega de los Óscars el próximo 27 de febrero por más que deje para el recuerdo a un personaje icónico de un extraordinario poso dramático, marcado por la identidad de género y por las durísimas condiciones de vida para la mujer en la Irlanda de principios de siglo XX. Por RUBÉN IZQUIERDO.

  • Glenn Close llegó al papel hace más de veinte años, cuando interpretó el texto en el off Broadway de Nueva York
  • El film trata de como Nobbs anuló su identidad para sobrevivir en el contexto de extrema pobreza de la Dublín de los años 30
  • Janet McTeer, espléndida como Hubert Page, brilla en la composición de su personaje, el único que logra sacar a Nobbs de su asfixiante existencia en el Hotel Morrison

Más de veinte años lleva el personaje en la mente de Close, buena prueba del talante personal de un proyecto que tardó lo suyo en poner en pantalla y al que ya dio vida en el Off Broadway de mediados de los ochenta, cuando accedió al papel por primera vez al personaje creado por George Moore en el pequeño libreto de The Singular Life of Albert Nobbs. En aquella ocasión, Close interpretó a Nobbs a las órdenes de la dramaturga Simone Benmussa, y ya por entonces decidió hacerse con los derechos del texto para planificar su traslado cinematográfico, al quedar subyagada por el poderío escénico de una historia minimalista en su concepción, pero con una riqueza en cuanto a la composición de sus personajes de largo recorrido.

Años después, tras trabajar con Istvan Szabo en Cita con Venus, Close empezó a darle cuerpo al proyecto, colaborando con el director húngaro en una primera fase del tratamiento del guión. El proyecto se apartó un tiempo, Szabo salió del mismo y, años después, Close le sugirió entrar en él a Bonnie Curtis en tareas de producción y Rodrigo García, viejo amigo de la actriz, con el que había trabajado en Cosas Que Diría Con Solo Mirarla y Nueve Vidas como director.

Albert Nobbs es un camerero tímido y reservado en el modesto Hotel Morrison de la Dublin de los años treinta. Lleva años formando parte de la familia de empleados del hotel, aunque en realidad pocos saben de su vida privada. Discreto y eficaz, cada noche repasa los peniques que va ahorrando para poner en marcha su proyecto personal, montar un pequeño estanco en el centro de la ciudad y empezar una nueva vida lejos de la penurias que pasó en la infancia, cuando fue dejado en adopción en un centro para menores.

Albert Nobbs pasó de niña a muchacho y después a señor, con algo de Chaplin.
Rodrigo García, director de Albert Nobbs, en Fotogramas

Pero Albert Nobbs guarda un secreto. Nobbs es en realidad una mujer que hace años que dejó sentirse como tal, entregada por su madre al nacer y que se vio obligada a caracterizarse como hombre para encontrar trabajo al abandonar el orfanato. Así llegó al Hotel Morrison a los catorce años, y allí sigue cuando Hubert Page, un pintor algo tosco de carácter mucho más extrovertido que Nobbs llega al Hotel para acabar unas reformas. La falta de habitaciones hará que la directora del mismo les haga compartir habitación, siendo entonces cuando Page -que al igual que el personaje de Close es en realidad una mujer caracterizada como hombre para poder trabajar- descubra la verdadera identidad de Nobbs.

Conocer a Hubert Page marca el destino del hasta entonces anodino Albert Nobbs...

Pasado el mal momento de ver como Page descubre su secreto, conocer a Hubert -que a diferencia que Nobbs vive en pareja y disfruta plenamente de su identidad sexual, caracterizándose como Page sólo para poder trabajar como pintor y ahí entramos en el contexto social de la época, las duras condiciones para la mujer a la hora de encontrar trabajo en una Dublin próxima al colapso económico,- acelera los deseos de Albert en abandonar el hotel y comenzar una nueva vida. El matrimonio de su nueva cómplice personal con Cathleen inspira a Nobbs a la hora de tratar de abandonar la falsa vida que durante tantos años ha llevado en el hotel, por lo que decide apostar por comprar un local destartalado para montar su estanco y empezar una nueva vida con la joven doncella del hotel Hellen, caracterizada por la cada vez más emergente Mia Wasikowska.  Hellen, que no sabe nada de la identidad secreta de Nobbs, se entiende en realidad con Joe, un manitas de vida errática recién llegado al hotel que le anima a sacarle hasta el único penique, jugando así con las emociones de Nobbs, obligada a enfrentarse al mundo exterior por primera vez.

... aunque su amor por Hellen y el triángulo que forma con Joe, precipitará sus acciones

Albert Nobbs es en realidad la historia de alguien que ha borrado por completo su identidad, pasando de «niña a muchacho» en palabras del propio García, un personaje con algo de Chaplin -la capacidad gestual de Close a lo largo de todo el film resulta formidable- y en el que la identidad de género del personaje queda pulida en el minucioso trabajo llevado a cabo por Close a lo largo de todos estos años, dando como resultado un personaje «chaplinesco«, torpe en sus formas y protagonista de una historia de (des)amor con Hellen que el propio Chaplin habría firmado de manera mimética.  Close, en una entrevista concedida recientemente para El País hablaba de Chaplin, también del payaso Emmet Kelly, como influencias directas para confeccionar el personaje de Nobbs.

La caracterización de Close como Nobbs, uno de los papeles de su vida

El resultado es un juego de máscaras, en el que la mujer oculta tras la máscara de Nobbs apenas se deja ver, una feminidad que aparece sólo en cuentagotas cuando comparte escena con Hubert y en las que se incide en cómo Nobbs ha borrado su identidad, hasta el punto que en aquellas escenas en las que aparece caracterizada como mujer se mueve de forma torpe, alineada de su propio ser, en una escena cargada de simbolismo y de innegable belleza visual. El elenco actoral del film, una pequeña obra de cámara a la que Rodrigo García confiere una puesta en escena algo fría y distante, es el gran aliciente de un filme que consigue ser algo más que un vehículo de lucimiento personal para Close. Así las cosas, Janet McTeer logra con su personaje de Hubert Page estar a la altura del Nobbs de Close, robándole incluso protagonismo en muchas de las escenas que comparten, mientras que el tándem formado por Wasikowska y Aaron Johnston como contrapunto ideal a los dos protagonistas principales resulta del todo acertado.

El resultado es un filme sencillo, modesto en sus pretensiones y muy honesto con sus personajes principales, abocados a la extrema pobreza de la Dublin de los años treinta y que logra sortear con acierto el tremendismo en el que podía haber caído, gracias al entente de Close con el resto de actores del filme, a la carismática y poderosa caracterización llevada a cabo por McTeer y al acierto de García de conferir al film un aire melancólico, perfectamente integrado en el invierno triste, casi siempre nevado, de la ya de por sí nostálgica Irlanda de principios de siglo.

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