Nacho Vigalondo sorprendió hace ya algunos años con aquel delicioso corto que resultó fue Domingo. Tiempo después de saltar al primer plano mediático, el director cántabro presentaba una breve pieza de factura simple y resultado notable. Algo de Domingo hay en Extraterrestre, su segundo largometraje tras la aclamada Los Cronocrímenes, con la que el autor de Choque recupera algunas de sus constantes vitales en su filmografía: la pasión declarada por la ciencia ficción de base y su gusto por la comedia inteligente, sostenida más por lo afilado de sus diálogos que en el gag fácil. Por ART VANDELAY

Ficha Técnica: Extraterrestre, 2011
Dirección: Nacho Vigalondo
Intérpretes: Julián Villagrán, Michelle Jenner, Carlos Areces, Raúl Cimas, Miguel Noguera
Fecha de estreno: 23/03/2012

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Extraterrestre logró una recepción muy positiva a su paso por los festivales de Sitges o Toronto, -por no hablar de Austin, donde se premió se premió a dos plazas lo suficientemente importantes como para legitimizar al film en los géneros por los que transita. El ajustado presupuesto en el que Vigalondo se movió para rodar el film -fijado en torno al millón de euros, lo que hará que probablemente cierre su periplo comercial con beneficios- dio paso a una película de desarrollo minimalista que alternaba bien su trama de ciencia ficción con la cuestión humana planteada, siempre con un acertado sentido del humor plenamente adaptado a las características intrínsecas de su reparto.

No es la primera vez que Vigalondo instala sus propuestas cinematográficas en la Ciencia Ficción para acabar centrando su mirada en asuntos más terrenales. Tanto en su anterior largo -la excelente Cronocrímenes– como algunos de sus cortos –Domingo y Código 7, cada uno a su manera, contaba también con la scifi como telón de fondo- establecían su discurso a medio camino entre la ciencia ficción y otros géneros, siendo la comedia uno de los que el realizador cántabro ha dominado históricamente mejor, como lo demuestra su constante colaboración con el equipo de Muchachada Nui. La acertadísima alternancia de géneros le han valido un sonado reconocimiento en otros países, aunque en casa siempre le ha costado un poco más situar al mismo a la altura de sus méritos, donde goza un prestigio mucho mayor hasta el punto que Steve Zaillian prepara ya la adaptación de los Cronocrímenes al mercado USA.

El excelente cortometraje Domingo, filmado por Nacho Vigalondo años antes de concebir Extraterrestre.

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Aquí, hasta la fecha la crítica ha demostrado ser un poco más corta de miras y el reconocimiento ha tardado en llegar, lo que en parte le ha dado una libertad prácticamente total para planificar el film a costa de hacerlo con un presupuesto casi de guerra en localizaciones muy ajustadas, como lo prueba el hecho de que buena parte del film se grabó en un apartamento de su propiedad en el barrio de Lavapiés.

Extraterrestre alterna la comedia y la ciencia ficción para narrar las horas posteriores a la invasión ovni global que sufre el planeta a través de los ojos de un pequeño puñado de personajes en un mismo apartamento. Todo empieza cuando dos jóvenes se despiertan tras compartir noche con las ideas poco claras sobre lo que ha pasado durante el rato que han dormido y con una resaca de campeonato. Tras el engorro inicial de tener que amanecer juntos, los dos comprueban que Madrid está inusualmente tranquila para la hora que es… hasta que se asoman a la ventana y comprueban con incredulidad que un gran ovni sobrevuela el cielo de Madrid.

Julio y Julia, vigilados por un genial Carlos Areces a lo largo de todo el film

A pesar de compartir cierto espacio vital en el habitual imaginario del cineasta cántabro con Los Cronocrímenes, en Extraterrestre Vigalondo recupera su tono más cómico, una constante en su trabajo como realizador de cortometrajes que dejó temporalmente aparcado en su salto al largo con su anterior filme. La apuesta queda reforzada por la presencia en el casting de nombres como Raúl Cimas o Carlos Areces, dejándole a la ciencia ficción un rol más secundario en beneficio de una comedia inteligente, bien resuelta por un reparto experimentado en aquello del humor, con un Areces excelso y un Cimas tan notable como aquel, sobre todo a medida que se confirma la evolución de su personaje.

En la excelente entrevista que el propio Cimas le realizó a Vigalondo para el número del mes de marzo de Cinemanía, el primero le contaba al segundo la sorpresa que se llevó con el alto nivel de carcajadas que la película arrancó a su paso por Festivales. «Eso es porque en el guión no hay tantos chistes«, le replicó el director al tiempo que añadía que «cuando confían en el humor de la situación más que en el gag  concreto estás contribuyendo a crear un clima cómico en el que ya n es necesario que suceda algo específicamente gracioso para que la gente se ría«, toda una declaración de principios que se apoya en un guión más sólido que efectista que se apoya más en los diálogos que en los gags. Y el conjunto se agradece.

Ello no implica que el film se muestre desnudo de gags. Areces, sensacional, se reserva los mejores,  aunque todo el casting se guarda para sí un momento cómico para el recuerdo. Desde el soberbio Cimas -ojo, insistimos, a la evolución de su personaje- hasta los enormemente compenetrados Michelle Jenner y Julián Villagrán, emparentados con Casablanca con muy buen ojo por parte de Jordi Costa en su crónica para Fotogramas, estupendos en ese amor imposible, una feliz marcianada con regalo añadido, la de la presencia de Miguel Noguera, enorme en cada una de escenas en las que aparece.

Julián Villagrán, ante su primer gran papel protagonista